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domingo, 14 de julio de 2024

Catherine Dufour: La inmaculada concepción

Idioma original: Francés
Título original: L'immaculée conception
Año de publicación: 2008
Traducción: Susana Arroyo
Valoración: Se deja leer

La inmaculada concepción es una novela que tenía todos los ingredientes necesarios para seducirme: una protagonista no fiable, toques terroríficos, humor negro, una querencia por lo absurdo y escatológico... Lamentablemente, no he acabado de conectar con la obra de Catherine Dufour, ya que la ejecución de la misma no le hace justicia a su premisa.

La cosa empieza bien, pero no tarda en atascarse y volverse reiterativa. Ningún personaje o escena se antojan memorables. Aunque el desenlace gana enteros, no ayuda a redimir al conjunto. A eso hay que sumarle que tanto la desmitificación de la maternidad como transformar el embarazo femenino en "body horror" son enfoques interesantes, pero muy manidos a estas alturas.

En cualquier caso, la brevedad de este texto me hace guardar un buen recuerdo. Sin embargo, mentiría si dijera que no me frustra tanto potencial desperdiciado.

2 comentarios:

  1. Abre los ojos, eleva la mirada por encima de ti: las máscaras de la comedia o la tragedia. Tu autoría está bajo ellas.

    Si ocupas el púlpito literario no eludes del juicio aristotélico de los demás. Reflexiónalo. Una autoría debe tener fines educativos o moralizantes; no desmoralizantes. Esas mismas impresiones "atascado y reiterativo" reverberan en el púlpito de la autoría. Pero podrían esparcirse serenamente en las butacas del público, en cortesía con el narrador y el resto de lectores.

    Por favor, qué son unos pocos euros. Unos euros de nada. Catherine habrá sido más o menos habilidosa pero es la artista. No la desmerezcas des de la totalidad.

    Con mano de mármol en el hombro, por favor, piénsalo al menos dos veces. Comentar tus impresiones como una butaca más, o ahí. Joder, es que que hacéis ahí si se ha dicho mogollón de veces que hiere.

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  2. iba a comentar el comentario anterior, pero he sentido la mano de mármol en el hombro, lo he pensado dos veces y he decidido no hacerlo. tampoco es muy necesario.

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