Título original: Balles perdues
Año de publicación: 2015
Traducción: Gema Moraleda García
Valoración: entre recomendable y está bien
Supongo, espero, QUIERO PENSAR que no hará falta que explique quién es Walter Hill pero, aunque sólo sea por rellenar esta reseña en atención a una hipotética e improbable persona que no lo conozca (léase con tono desengañado) lo comentaré: Walter Hill es una leyenda viviente (de momento y por muchos años, ahora que nos ha dejado otro monstruo del cine de entretenimiento, Roger Corman) del cine norteamericano, sobre todo de acción, director de grandes títulos del género como The Driver, The Warriors, Southern Comfort, The Long Ryders, Límite 48 horas, Johnny el Guapo, Cruce de caminos, etc. y productor y/o guionista de otras películas incluso más míticas, como la saga Alien...
Ahora bien, ¿qué tiene que ver este cinesata de arraigada y celebrada carrera con el mundo del cómic o, para ser más exactos, con el de la Bande Dessinée? Pues bien, resulta que durante la promoción de la película Una bala en la cabeza, dirigida por él, pero basada en un cómic dell guionista francés Matz (Alexis Nolent), éste preguntó a Hill si, a su vez, no guardaría algún guión en el cajón del escritorio que pudiese ser trasladado a viñetas. El cineasta le respondió que un montón de ellos, entre otros el de este Balas perdidas, que había escrito 30 años antes. A resultas de esta colaboración, Matz se puso manos a la obra junto con el ilustrador Jef (Jean-François Martínez) y el resultado, al cabo de unos años, fue este cómic o novela -negra- gráfica que hoy reseñamos (luego repetirían la experiencia con Cuerpo y alma), toda toda una lección del noir más clásico aunque, sin duda, -aprtiendo de un guión de Walter Hill no podía ser de otra forma-, bastante escorado hacia el hardboiled.
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