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sábado, 27 de enero de 2024

Michael Ashley: La era de Campbell 1936 – 1945 (I y II)

Idioma original:
inglés
Título original: The history of the Science Fiction Magazine (1936 - 1945)
Traducción: Jordi Arbonés
Año de publicación: 1975
Valoración: Recomendable para fans

¿Otra antología de ciencia ficción? Bueno, ¿y por qué no? Seguro que no será la última.

Es este un tipo de literatura muy dado a la antología. El relato breve es un tipo de formato que se adapta muy bien al género, con las características necesarias: se plantea una idea, un escenario, los personajes indispensables y se desenvuelve la trama. No hay más, no lo necesitamos. Ni secundarios, ni tramas adyacentes, ni divagaciones: eso lo dejamos para la novela larga, más convencional.

Esta antología en concreto se refiere a la llamada Edad de Oro de la ciencia ficción, cuando el género se empezó a modelar como lo que conocemos hoy y el mercado de EEUU se empezó a llenar de revistas pulp especializadas, en las que grandes escritores comenzaron a publicar sus primeras historias: Sturgeon, Asimov, Clarke, Ron Hubbard...

El Campbell del título, John Campbell, no hace referencia a ningún escritor sino a un editor de varias de esas revistas que, al parecer, gracias a un gran instinto, fue algo así como el rey Midas del género.

El primer volumen cuenta con un extenso monográfico de varias decenas de páginas donde se mencionan todas sus hazañas, así como las revistas existentes, su duración y longitud, los pseudónimos de los autores más prolíficos, los métodos de pago, alguna historieta interna... Seguramente todo muy interesante para aquellos que estén realmente metidos en el mundillo: mi afición no da para tanto, lo he leído, pero, como fan de la ciencia ficción, sin más aspiraciones, podría habérmelo saltado perfectamente. Solo recomendable para los aficionados más recalcitrantes.

Lo que nos interesa, los relatos: Aquí es donde viene lo bueno y la principal razón por la que me he decidido a leer esta antología. Si nos fijamos en el título del volumen (1936 – 1945) no será difícil discernir la razón de este extracto histórico: La II Guerra Mundial, con todo lo que ello conlleva (en lo que nos atañe en esta crítica, crisis del papel y llamada a las armas de jóvenes escritores), acabó con casi todas las revistas pulp y con una forma de entender el género, relegando al olvido a una generación de autores más o menos brillante. Extractos seleccionados de su obra es lo que aquí nos presentan los dos volúmenes y la razón de ser de la antología.

Como no podía ser de otra manera, temas clásicos como el viaje en el tiempo, la amenaza de una Tierra postguerra fría (cuando aún no había acabado la guerra) o la transmigración de conciencias son los fundamentos de los relatos que forma la obra. Varios de ellos adolecen de también clásicos fallos del género: maniqueísmo, genios locos y héroes perfectos, antropocentrismos, perspectiva de visión corta, deus ex machina... lo temprano de los relatos (algunos de más de cien años ya) me permite pasar por alto estos errores, sabiendo de antemano lo que me iba a encontrar.

Nombres desconocidos para mí como Weinbaum (prematuramente fallecido), Fearn, Leister o Williamson se convierten en revelaciones y dejan detalles de su calidad: en ocasiones, presumiendo el lector en algún relato un final tonto, ilógico o previsible, nos dan una lección de racionalidad con una vuelta de tuerca inesperada. Puede que sean antiguos, pero no ingenuos. Nuevos autores para disfrutar, sin duda.

Hay un relato que sobresale de los demás, tanto en calidad como en longitud, y por si solo justificaría la adquisición y lectura de estos volúmenes: hablo de Triángulo de cuatro lados, de Temple. En esta obra de los años 30 se especula con la clonación humana, las derivaciones éticas y relaciones emocionales que ello conllevaría, y, ojo al dato, aparece un clon llamado Dolly, como la oveja. He investigado por si el origen del nombre del animal provenía de este relato, pero parece que es solo casualidad. Se ve que el germen de la oveja Dolly provenía de una glándula mamaria, y los investigadores, al pensar en dichas glándulas, no podían pensar en otras más protuberantes que las de Dolly Parton. En fin. Yo prefería mi versión de ciencia ficción, pero la realidad a veces es más prosaica y, sobre todo, más aburrida.

Otro punto inevitable en una antología y cualquier recopilación es la variedad de nivel: junto a algunos relatos que, a día de hoy, pueden leerse sin ningún tipo de problema (disquisiciones sobre la eternidad y la probabilística, por ejemplo), hay otros bastante más sonrojantes, tanto por tema como por tratamiento de personajes (sobre todo femeninos), un punto de la época muy claramente mejorable.

¿Resumen? Recomendable para fans del género, no pasa de ahí.

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