Título original: Persecució
Año de publicación: 2019
Traducción: Carlos Mayor
Valoración: recomendable (y más que eso, en algún momento)
Supongo que más de uno y una de quienes nos leen son también seguidores/as del videoblog o canal de YouTube Trotalibros; si es así, sabrán que su artífice, Jan Arimany, se ha mostrado más de una vez como un entusiasta valedor de la novela Persecució, del escritor catalán Toni Sala. No era de extrañar, pues, que a la hora de publicarla en castellano, se encargara de ello la editorial nacida a partir de ese videoblog y llamada de igual manera (una muy loable y, de momento, excelente iniciativa, por cierto). Me temo que yo no haya quedado tan impresionado por el libro, aunque, sin duda, es ésta una novela notable, escrita con una prosa compleja y musculada, con pasajes muy potentes. Sin ir más lejos, el comienzo de la narración: una mujer, que luego averiguamos que se llama Èlia, de unos cuarenta años y exitosa en el área inmobiliaria, nos cuenta que el hombre con el que había mantenido una relación sentimental durante un año le confesó un día que habría matado a su mujer, diez años atrás, y por ello había pasado por la cárcel. Èlia, impactada, le echa de su casa y pretende borrarlo de su vida, pero pronto se pone a buscarlo para pedirle una explicación. Así comienza una novela que gira alrededor de Albert Jordi -tal es el nombre del asesino-: no sólo le busca Èlia, también aparece otra mujer, Teresa, ex-azafata que trabaja de recepcionista en un hotel y dos ex-presidiarios, compañeros de cárcel de Albert Jordi.
La novela, dividida en tres grandes partes, se estructura a través de capítulos narrados en primera persona por estos diferentes personajes -Èlia y Albert Jordi, principal y lógicamente, además de Teresa y Mercury, el mayor de los ex-presidiarios, comenzando y clausurando la novela Èlia-; estos cuatro narradores no sólo nos van contando los hechos que ocurren en la trama -que tampoco tenemos que dar por definitivos, puesto que enseguida queda claro que ninguno de ellos resulta demasiado fiable-, también sus reflexiones, recuerdos, fantasías y hasta alucinaciones, en un o unos flujos de consciencia más o menos evidentes y, sobre todo, logrados. Porque, o al menos según el parecer de este reseñista, resultan bastante más verosímiles como personajes y su discurso más redondo tanto Èlia como, sorprendentemente, el delincuente Mercury (digo sorprendentemente por el desbarre del mismo, algo de lo que se podrá dar cuenta quien lea esta novela), mientras que, sin embargo, el personaje de Teresa me parece mucho menos creíble, incluso un tanto impostada. Por lo que respecta a Albert Jordi, que si no un protagonista claro, sí es el personaje alrededor del cual se desarrolla la acción, me hallo algo indeciso, pues a veces se nos presenta como la personificación del mal, con un comportamiento casi de un psicópata sin empatía, otras como un simple psicótico algo ciclotímico e incluso imbuido de cierta candidez y, en algunas ocasiones, una especie de Monsieur Hulot con cierta tendencia hacia lo vodevilesco (o, al menos, ese es el resultado de sus acciones). En todo caso, es su vis maligna la que se impone al final en la apreciación del lector y, de hecho, la idea declarada por el autor es que esta novela, junto con la anterior, Los chicos, forme parte de una trilogía sobre el mal que Sala aún no ha concluido.
En última instancia, o incluso en primera, éste es un noir un tanto peculiar y, sobre todo, enraizado en el paisaje y paisanaje catalanes (lo que no significa que no podría funcionar a la perfección de desarrollarse en Galicia, en California o en Normandía): la acción se desarrolla tanto en Barcelona como en el Ampurdán, con presencia de realidades quizás algo escondidas para la mayoría de la sociedad, como los grandes mataderos en los que trabajan inmigrantes o el pasado reciente de los pescadores de Badalona (supongo que ya no existen). Además, la novela se desarrolla en el verano de 2017, no por casualidad: en ella aparecen tanto el atentado yihadista de las Ramblas como el ambiente anterior al referéndum del 1 de octubre, hechos que contribuyen a adensar el ambiente en el que se mueven nuestros personajes. Esta ambientación en un pasado inmediato y concreto le dota a la novela, sin duda, de un interés adicional para los lectores/as actuales, aunque también cabe el riesgo de cierto extrañamiento en los del futuro, mayor uno cuanto más lejano el otro. Algo parecido ocurre con ciertos temas que encontramos, más allá de la peripecia argumental, y que hoy en día son cuestiones espinosas que nos plantea nuestra sociedad: la violencia machista, el racismo, la crueldad -industrial, en este caso- contra los animales; puede ser que dentro de un tiempo también le parezcan a quienes lean este libro problemas periclitados, aunque mucho me temo que no será así... En todo caso, la contemporaneidad de la novela es algo que ahora mismo juega a su favor, pero ya veremos que ocurre con el tiempo.
No quiero terminar la reseña (y ya sé que se está haciendo un poco larga) sin hacer mención a la magnífica destreza literaria de Toni Sala, capaz, incluso en los momentos menos verosímiles o forzados, de mantener un altísimo nivel estilístico, ágil y sorprendente tanto en los pasajes más utilitarios como en aquellos que, como ya he mencionado, recrean los pensamientos, recuerdos y desbarres de los personajes. Ésta es la única obra que he leído de este escritor, de momento, pero si en otros libros el nivel es semejante, creo que nos encontramos ante un autor de primera categoría dentro de la literatura no sólo catalana sino española e incluso europea (estando un poco feo, ya lo sé lo de clasificar a los escritores y artistas en general como si se tratara de caballos de carreras). Veremos si esta impresión se confirma en un futuro, pero, en cualquier caso y pese a las objeciones que ya he manifestado, Persecución resulta un indicio más que firme de que así puede ser.
Lo leí hace unos meses y me dejó un buen sabor de boca que, con el tiempo, ha ido incluso a mejor.
ResponderEliminarAl igual que quien reseña, a mí las voces que más me gustaron fueron las de la protagonista (el arranque del libro es muy, muy bueno) y la de Mercury, que pese a lo frenético y alocado no resulta en ningún momento artificial ni forzado. Fue esta, quizás, la que más me gustó.
El final me dejó un poco descolocado, la verdad. Quizás porque no terminé de entenderlo, aunque no le resta puntos a la valoración general. El que la acción se sitúe en una franja temporal y geográfica tan concretas no creo que con el paso de los años merme el disfrute que su lectura pueda proporcionar...pero quién sabe.
En cualquier caso, una lectura recomendable, sin duda.
Habrá que seguir con Los chicos.