Título original: Luanda Lisboa Paraíso
Año de publicación: 2018
Valoración: Muy recomendable
El nombre de Djaimilia Pereira de Almeida no debe de ser familiar para casi ninguno de los lectores de Un libro al día; de hecho, ninguna de sus obras se ha traducido todavía al español (sí al catalán: su primera novela, Esse cabelo, apareció como Els meus cabells en Lletra Impresa Edicions, con traducción de Sebastià Bennasar). Sin embargo, cualquier persona atenta a las nuevas voces de la narrativa portuguesa contemporánea se cruza inevitablemente con su nombre, porque es ya una de las escritoras más consolidadas de su generación, con una obra que incluye una decena de títulos, y géneros como la novela, el relato, el libro artístico (hecho con collages fundamentalmente) o un ensayo-diario-libro-fotográfico de cuarentena, Regras de isolamento, en colaboración con su pareja, Humberto Brito. Además, la lista de premios y distinciones que ha recibido por estas obras es ya larga, y todo indica que se va a seguir ampliándose en los próximos tiempos.
Y una de las obras que más ha contribuido a engrosar esa lista de premios es, precisamente, Luanda Lisboa Paraíso, la que fue su tercera novela, publicada en 2018. Y personalmente, puedo comprender su éxito, no solo porque está maravillosamente escrita, sino porque además trata temas que están en el centro de muchos de los debates y reflexiones actuales, dentro y fuera de la academia: la migración, el (des)enraizamiento, la integración de culturas, la exclusión social.
La novela gira en torno a dos personajes, padre e hijo, Cartola (que significa "chistera") y Aquiles. Ambos viajan desde Luanda a Lisboa, para que Aquiles puede someterse a un tratamiento para corregir una deformidad en su tobillo izquierdo. Solo que lo que debería haber sido un viaje temporal, pronto se hace evidente que se va a tratar de un viaje sin retorno. Comienza así un proceso de desarraigamiento, de integración o de supervivencia, de (auto)conocimiento mutuo, de descubrimiento de la soledad y la solidaridad, la dignidad y la desolación.
Se trata de un viaje marcado por las tres coordenadas geográficas que indica el título: Luanda, de donde parten, y donde queda una parte de la familia (la mujer, retenida en una cama, y la hija, retenida como cuidadora de su madre); Lisboa, la ciudad soñada y que demostrará ser más hostil de lo esperado; y Paraíso, un (ficticio) barrio de chabolas en la periferia de la capital portuguesa, en la que Cartola y Aquiles encontrarán por primera vez una comunidad que los acoja y los proteja.
Además de, como decía, plantear temas centrales en la literatura, la cultura e incluso la política contemporáneas, Luanda, Lisboa, Paraíso es una novela preciosa, maravillosamente escrita. Con ideas importantes y buenas intenciones se pueden escribir novelas horribles. No es el caso. Con un estilo limpio, poético, que aúna la belleza con la crudeza, Djaimilia Pereira de Almeida nos acerca a la vida cotidiana de los personajes, a sus pensamientos, sentimientos, memorias y biografías, mientras su vida transcurre en pensiones inmundas o en chabolas decrépitas, en autobuses abarrotados, en obras que les consumen el cuerpo y el espíritu.
Además, la novela consigue navegar, con éxito en mi opinión, por la delgada línea que separa la necesaria defensa de la solidaridad entre los excluidos y los derrotados, de la romantización de la pobreza. Así, si por una parte se nos muestra la amistad entre Cartola y Pepe el gallego como una forma (prácticamente la única) de fraternidad a través de la cual es posible encontrar esperanza, tampoco se nos ocultan las condiciones trágicas, misérrimas de vida ni los peligros a los que constantemente están expuestos los personajes. Por otra parte, es también notable la forma como se presenta el proceso de desenraizamiento, la tensión entre querer comenzar una nueva vida cargada de sueños y posibilidades, y las memorias y las personas que quedaron atrás, y que tiran de los personajes como una raíz o una cuerda tensa.
Solo cabe esperar que dentro de no demasiado tiempo esta novela de Djaimilia Pereira de Almeida, u otras como Esse cabelo o Maremoto, se publiquen también en español, para que podáis comprobar por vosotros mismos esto que digo. ¡Crucemos los dedos!
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