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domingo, 11 de diciembre de 2022

Colaboración: Lestat, el vampiro, de Anne Rice

Idioma original: Inglés
Título original: Lestat the vampire
Traducción: Hernán Sabaté
Año de publicación: 1985
Valoración: Se deja leer

Continuamos con la segunda parte de las Crónicas vampíricas iniciadas con Entrevista con el Vampiro. (13 volúmenes hasta el momento, y eso sin contar las novelas Nuevas historias de vampiros y las de Las brujas de Mayfair).

En esta ocasión Anne Rice nos sorprende sustituyendo el anterior protagonista, Louis de Pointe du Lac, por Lestat de Lioncourt, su “creador”, el vampiro que convirtió a aquel en el ser atormentado que nos muestran en la primera novela; pero ojo, aquí viene lo tramposo del asunto y el sapo que hay que hay que querer tragar antes de indignarse y abandonar la lectura: ¡el Lestat que aparece en esta novela (y siguientes) no tiene absolutamente nada que ver con el de la primera!

¿Y cómo resuelve esto la autora? Bajo el subterfugio de que el Lestat que aparece en la entrevista no es el real, sino el reflejo deformado por el punto de vista de Louis; elegante solución o no, decídanlo ustedes. Mi opinión es que como primera explicación no me parece mala, al fin y al cabo un pecado de demasiadas novelas es presentarnos a los personajes siempre desde el punto de vista del narrador omnipotente, sin dejarnos saber cómo se ven realmente entre sí, pero la verdad es que en esta ocasión el cambio de personalidad, motivaciones, fines, ambiciones... es demasiado radical. No resulta creíble que después de tantos años de estrecha convivencia y aventuras haya tantas diferencias entre la versión de uno y otro libro, y no solo en la construcción psicológica del personaje, sino incluso en su pasado: ¿en sesenta años de relación y convivencia no han hablado de cómo se convirtió Lestat en vampiro, o a qué se dedicaba antes de eso?

Mientras que en la primera parte de la saga Lestat aparece como un persona más bien primitivo y visceral, en esta novela se descubre como un sujeto altamente sensitivo y sufridor, al nivel de que el Louis que conocimos en el primer libro, a su lado, podría pasar como un psicópata. ¿Y esto es bueno o malo? Bien, quizá uno de los principales fallos de la novela es lo altamente pretenciosa que puede llegar a ser en todo lo que toca la intensa vida interior de los protagonistas; pero no me quiero engañar, precisamente estas reflexiones internas es de lo que más me ha gustado de la novela, de la forma de escribir de Anne Rice y es lo que me ha llevado a acabar de leer el libro y continuar con el resto de la saga.

Construyendo así este nuevo-viejo personaje, la figura de Lestat arrebata a Louis el arquetipo de espíritu sensible, tan relacionado en los últimos tiempos con el mundo vampírico, para convertirse en el protagonista absoluto (el título no da lugar a errores, valorable honestidad ahí).

Por cierto, no se nos deja de recordar en la novela lo arrebatadoramente bellos que son los dos, y las tensiones sexuales entre ellos que nunca acaban de solucionarse. Y es que una vida inmortal, o al menos de varios siglos de existencia, da para mucho; llamar a la relación que mantienen como como de amor – odio sería quedarse muy corto.

Lo cierto es que el cambio que se le da a Lestat es muy conveniente: si queremos convertirlo en el protagonista de una novela de esta magnitud, y en el de las siguientes, cuyas respectivas longitudes no se quedan atrás, debemos construir un personaje más profundo y detallado. Sin embargo, Anne Rice cae (a propósito o no) en el fallo del “elegido”: es a él a quién le pasa todo, el que es especial, el que está llamado a destacar y a ser siempre el número uno entre todos los demás. Esto acaba siendo un tanto cargante, pero es un peso que hay que pagar en este tipo de novela más juvenil, en la que se nos empuja abiertamente a enamorarnos del perfecto protagonista.

En cuanto al argumento, sin dar pistas sobre él ni querer destripar la trama, se nos cuenta en esta novela toda la vida de doscientos años de Lestat, desde su primera infancia hasta sus aventuras adolescentes y cómo finalmente se convierte – lo convierten – en vampiro.

La aparición de nuevos personajes y aumento de protagonismo de otros (pienso en Nicolás, Marius, Armand, o en Gabrielle, una vampira mucho más creíble a mi parecer) ayuda a cimentar el mundo en el que viven y nos da pistas sobre el origen del Don Divino, así como de sus propios mitos y religiones.

Pero eso sí: Es IMPRESCINDIBLE que, como lectores, colaboremos con una gran dosis de suspensión voluntaria de la incredulidad: Lestat, estrella mundial de rock, no levanta sospechas sobre su propia naturaleza de vampiro.

Por supuesto, tampoco nadie sospecha nada, a pesar de esa manía de aparecer solo de noche y no poder recibir directamente la luz del sol, pero ¿vamos a dejar que esos detalles nos estropeen una buena lectura?

Al final del libro irrumpe un nuevo personaje que, sin decir muchos datos, servirá de excusa para continuar la saga y ahondar aún más en las virtudes y defectos de esta serie de libro; a mí me ha enganchado, pienso hacerme con ella y leerla.

No quería dejar pasar esta reseña sin comentar uno de los, a mi juicio, grandes elefantes en la habitación: ¿qué pasa con todas esas víctimas sacrificadas en pos de la eterna sangre de los vampiros? No me refiero a que nadie las investigue, que no parezca sospechoso un reguero tal de crímenes y cadáveres desangrados o que alguien pueda llegar a sorprender a los vampiros por pura curiosidad mientras matan a alguien , eso lo incluyo dentro de la suspensión de la incredulidad anteriormente mencionada, sino que me refiero a dónde está ahí la profundidad psicológica de Lestat y Louis; son sensibles y empáticos, pero no dudan en matar día tras día, humano tras humano, para saciar sus impulsos, acumulando así cientos (¿miles? ¡miles!) de muertos a sus espaldas Un tanto hipócrita esta forma de ser y actuar, y un gran hilo suelto en la construcción del relato, en mi opinión.

En resumidas cuentas, es una novela que creo que encaja perfectamente dentro de la categoría de Se deja leer; larga (700 hojas en mi edición, por las 380 de la primera), pero muy fácil de digerir, claramente intentando aprovechar el tirón mediática de la primera y que dio a su autora y a sus ya legendarias Crónicas vampíricas fama universal. La recomendaría para todo aquel que pretende pasar un rato entretenido leyendo, sin esperar una obra maestra pero divirtiéndose durante la lectura, que al fin y al cabo de eso también se trata.

Por cierto, mencionar que de este libro, junto con su secuela, también se ha rodado una película en 2002, y no sin su dato luctuoso: La reina de los condenados, de Michael Rymer, con Stuart Townsend y Aaliyah en los papeles principales de Lestat y Akasha, siendo el último trabajo de esta jovencísima actriz y cantante al haber fallecido el año anterior en un accidente de avión a la edad de 21 años.

Firmado: EPS

También de Anne Rice en ULAD: Entrevista con el vampiroLa reina de los condenados

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