Año de publicación: 2018
Valoración: recomendable
Echo un vistazo a lo reseñado anteriormente de Martínez de Pisón y las valoraciones son invariables: "recomendable". Y cierro las páginas de este Filek y alcanzo la misma conclusión. No hay motivo para no recomendar este libro. O sea, habría incluso a quien le fascinaría el planteamiento, que se desarrolla en un escenario espacio-temporal tan fascinante como los años 30 y los 40 en la España, casi siempre el Madrid, de la II República, el golpe de estado franquista, la convulsa Europa de la época. Puede que ese lector encontrara mi valoración tibia o rácana. Más cuando la lectura se adereza con esas fotos de grano grueso, fotos de señores posando que hacen tan bien las veces de complemento visual que sitúa en contexto. Miradas a cámara, poses adustas, actitudes serias e impecables, uno imagina esos personajes moviéndose por una ciudad bulliciosa entre sospechosos y sospechadores, entre agentes dobles y agentes uniformados, entre gente que alardea de sus creencias y gente que intenta ocultarlas.
Un caldo de cultivo idóneo para recrear las andanzas de Albert von Filek (parece, su nombre verdadero, aunque a lo largo de su existencia lo altera para facilitar huida y equívoco) un buscavidas de poca monta, seguramente incapaz de matar una mosca pero sumamente versátil en lo de timar al incauto. Martínez de Pisón documenta su existencia, el libro tiene más de 280 páginas pero invierte las 30 últimas en agradecimientos y bibliografía pues la búsqueda ha sido exhaustiva aunque no siempre fructífera. Da para lo necesario en la trama, o en el desarrollo de la semblanza del personaje, y asistimos a un vaivén de nombres y hechos en los que interviene el sujeto, un antiguo militar de procedencia austriaca dedicado en cuerpo y alma, aprovechando su origen y sus capacidades de convencimiento, a estafar pequeñas cantidades, a embaucar a incautos con las promesas de grandes productos y descubrimientos, a asociarse para patentar inventos inverosímiles. En sus periódicas estancias en prisión, en este caso en las cárceles del Madrid republicano una vez iniciada la sedición del 18 de julio, traba amistades que le permitirán alcanzar la cúspide cuando convenza a ministros del gobierno franquista de que ha desarrollado la fórmula de un producto alternativo a la gasolina.
Todo impecablemente narrado y con un notable sentido del ritmo, aunque he apreciado un tono excesivamente periodístico - el autor parece no ir a manifestarse u opinar sobre la propia persona del protagonista hasta cerca del fin del libro - y también he de recordar que el género biografías subgénero biografías de canallas de alguna relevancia, es un barrio transitado en los últimos años, desde el Cercas de El impostor, pasando por los experimentos de Echenoz en sus novelas cortas, hasta ejercicios de igual perfil documental como El marqués y la esvástica o la muy brillante La chica del este de Clara Usón. Curioso, hay un hilo invisible que enlaza estos personajes. Lo que quiero decir, y me remito a esa homogeneidad valorando a los libros del autor, es que suena, a veces, a recurso socorrido cuando la inspiración remite y se es consciente de que se dispone de cierto oficio. Filek no es una excepción. Al hilo de cierta cuestión planteada en redes sociales, es literatura con una función de entretenimiento, incluso de bagaje cultural, pero diría que queda algo escasa, en este caso, de intención de gran trascendencia.
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