Título original: Je voudrais que quelqu'un m'attende quelque part
Año de publicación: 1999
Traducción: Isabel González Gallarza
Valoración: entre recomendable y está bien
Primer libro de cuentos publicado, al final del siglo pasado, por la después muy exitosa escritora francesa Anna Gavalda y cuya frescura y humor, que no ha perdido, contribuyeron justamente a proporcionarle tal éxito. Bueno, no ha perdido aunque sí, quizá, se haya empañado ligeramente su brillo, pues los años no pasan en balde y los guiños o referencias que por entonces resultaban de lo más actual, este acelerado siglo XXI ha dejado ya un poco viejunos... o mejor digamos vintage. El humor, en todo caso, sigue siendo el punto fuerte de estos relatos -en los que aparece, que no son todos- y también es lo que hace funcionar a unos mejor que otros, en mi opinión... Muchos de ellos, además, son historias de amor -en las que, por cierto, las situaciones (des-) amorosas se resuelven, en uno u otro sentido, gracias a la iniciativa de las mujeres, incluso siendo personajes secundarios- y, en fin, la mayoría tratan de las expectativas de sus protagonistas, luego cumplidas o no...
Pero vayamos al lío: ya digo que, para mí, algunos de los mejores cuentos del libro son los que destilan una mayor concentración de buen humor; en este rango, destacaría Junior, sobre las tronchantes desventuras de un joven "cayetano" que toma prestado el jaguar de su papi y Clic-clac: las desventuras, en este caso, de un oficinista que vive con sus hermanas y se encoña suspira por las curvas de una compañera de trabajo. También con un todo desenfadado aunque quizás un poco menos logrado, podemos hablar de Epílogo, una especie de autoficción -o autoparodia, más bien- en la que la autora cuenta las supuestas vicisitudes qque precedieron a la publicación -o no publicación- de este mismo libro; The Opel Touch, en la que la protagonista es una estudiante con quizás excesiva tendencia a la ironía o incluso el sarcasmo, y Ambre una historia sobre una estrella de rock un tanto politoxicómano, contada por el mismo (aquí `puede resultar divertido ponerle al protagonista los rasgos y voz de algún cantante real). El tono desenfadado lo encontramos asimismo en el primer cuento del libro: Pequeñas ocupaciones germanopradinas -la traducción del título se carga un juego de palabras, por cierto-, una historia muy parisina que resulta un tanto forzada, creo yo (a no ser que se tratara también de pergeñar una parodia, claro).
Por el lado "serio" o incluso trágico, también encontramos relatos bastante destacables: Interrupción Involuntaria del Embarazo (supongo que no hace falta explicar de qué va), también de lo mejor de esta recopilación; Este hombre y esta mujer, sobre un matrimonio burgués de mediana edad; la epatante El suceso del día y la aún más conmocionante , si cabe, Catgut, que refuta cierto conocido refrán sobre la venganza...Por último, dos historias de amor que, pese a mostrar gran sensibilidad e incluso emoción, a mí me han resultado más aburridas (ojo, que bien podrían contarse entre las favoritas de otros lectores/as, no digo que no): Permiso y Durante años.
En general, destacan la gran agilidad y versatilidad de la prosa de Gavalda, que posee un muy buen oído para los registros coloquiales y muy buena mano para combinarlos con un tono más "literario". También buen ojo para la observación costumbrista, empezando por la construcción de personajes, que hace que, con seguridad, muchos de sus lectoras/es sientan en algún momento cierta identificación con los mismos, incluso cuando los relatos no terminan con una resolución del todo satisfactoria; sin duda, en esto radica buena parte del éxito de esta escritora. Habrá que comprobar alguna vez si ha conservado este toque para provocar la empatía en sus obras posteriores...
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