Título original: 1794
Año de publicación: 2019
Traducción: Portus Sánchez
Valoración: recomendable (si no eres un espíritu sensible)
Después del uno va el dos y después del 1793, pues... 1794, claro (y luego 1795, pero de eso ya hablaremos), así que de esta previsible manera se titula la segunda entrega de las novelas policíacas escritas por el sueco Niklas Natt och Dag y ambientadas en el Estocolmo -no sólo- de finales del siglo XVIII. Como la primera entrega no me disgustó, aunque tampoco es que me volviera loco, decidí atreverme con la segunda. Adelanto ya que viene a ser más de lo mismo; quizás un pelín mejor...
En esta ocasión encontramos al mismo protagonista o al menos a uno de ellos, el guardia manco Mickel Cardell, acompañado esta vez no por el abogado Cecil Winge, sino por su hermano pequeño Emil, de gran parecido físico, pero idiosincrasia y circunstancias bastante diferentes. Aparece también otra hermana de ambos, la hermosa y distinguida Hedvig, aunque como personaje secundario, digamos. Y, en una trama paralela, pero que da continuidad a la novela anterior, los lectores de ésta se reencontrarán con la valerosa y decidida Anna Stina, pasando mayores apuros, si cabe, que en 1793.
El "caso policíaco" del que se encargan Cardell y Winge II es desentrañar lo ocurrido con el joven heredero Erik Tres Rosas y su flamante esposa en su noche de bodas. He entrecomillado lo de "caso policial" porque el intríngulis del caso no resulta tanto desentrañar los pormenores del crimen como neutralizar al malo de la película... quiero decir, de la novela, que es hacia lo que se dirigen los afanes de la pareja detectivesca, y evitar que este personaje antagonista-un tanto "jamesbondiano", si se me permite-, salga de rositas, como parece ir a suceder...
La trama de esta historia transcurre en su mayor parte, como en la novela precedente, en Estocolmo, la "ciudad de los puentes", y alrededores, pero, más aún que en el caso anterior, muchos de los escenarios son marginales dentro de la misma y de la sociedad occidental en su conjunto: manicomios, orfanatos, burdeles, la cárcel de mujeres, incluso un bosque donde encuentran exiguo refugio las personas sin hogar... Pero, además, su primera parte se desarrolla en un escenario aún más periférico respecto a la metrópoli sueca: la isla caribeña de San Bartolomé, un conveniente "patio trasero" en el que el reino de Suecia, por aquella época, sacaba pingües beneficios con el comercio de esclavos. En esta isla es donde ante el lector comienza a desplegarse el catálogo de atrocidades que irá encontrando a lo largo de la novela.. Porque uno de los temas de fondo y forma de la misma es la crueldad y hasta el sadismo -en el sentido más estricto del término; no se trata de una metáfora- que puede mostrar el ser humano... No es éste un libro para espíritus delicados, advierto. También -o sobre todo- trata de la locura, el perdón, el remordimiento... aunque, eso sí, sin detenerse en excesivas elucubraciones porque, antes que nada, 1794 es, al igual que su antecesor, un thriller histórico o, si se prefiere, una novela histórica en forma de thriller, ya que, aparte de la cuidada ambientación (es de suponer), están muy presentes las circunstancias políticas de la época en Suecia, la del gobierno autoritario y muermo de Reuterholm (baste decir que se llegaron a prohibir tanto el consumo de café como las vestimentas de colores llamativos, durante el reinado de Gustavo IV Adolfo. Pero, ante todo, y al igual que en 1793 (y sospecho que igual pasará en la entrega venidera, es de suponer que titulada 1795) lo que están muy bien retratadas son las estrecheces y aun la miseria en que vivía la población sueca ( y no sólo sueca) en aquel turbulento final del siglo XVIII.
Por terminar, se puede decir lo mismo de ésta que de su predecesora: se trata de una novela muy bien escrita y, sin duda, entretenida, con descripciones y personajes perfectamente dibujados, que resultan incluso memorables. Ahora bien, su crudeza y hasta truculencia pueden no llegar a agradar a todo tipo de lectores, así que, como en el caso anterior, yo aviso: léase bajo propia responsabilidad.
También del amigo Niklas y reseñado en Un Libro Al Día: 1793
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