Idioma original: Español
Año de publicación: 2022
Valoración: Está bien / recomendable
Aunque los dos versos de Keats que constituyen el epígrafe de la novela sintetizan a la perfección lo que encontraremos en ella, citaré uno de los comienzos más célebres de la literatura para completar el cuadro: "Todas las familias felices se parecen unas a otras, pero cada familia infeliz lo es a su manera".
Porque "La habitación de los sueños rotos" es una novela coral que, bajo el aspecto inicial de "biografía" de su protagonista, oculta la historia de la descomposición de una familia. Pero no solo eso porque también, aunque en menor medida, hay algo de crónica social, de novela psicológica, de novela "negra", de relato generacional, etc.
El aspecto coral es obvio ya que es una decena de voces la que se encarga de desgranar la historia de Alberto, quien carece de voz en la novela por permanecer postrado en la cama de un hospital, y su familia. Monólogos (y aquí resulta imposible no pensar en Faulkner o en "Cinco horas con Mario") que funcionan como desahogo o confesión ante un confesor mudo y que sirven para ofrecer, a través de la cotidianeidad, los reproches, los recuerdos, las envidias o la pura cháchara intrascendente, una visión global del asunto y que facilitan.
Por no enrollarme demasiado, citaré brevemente los aspectos más destacables de la novela:
- el riesgo que asume el autor, al optar por un protagonista "principal" que carece de voz en la novela.
- la diferenciación de las voces. Creo que lo más difícil en este tipo de textos es dotar de voz propia a los distintos personajes y eso es algo que, en buena medida, se consigue.
- los personajes, creíbles y reconocibles en sus diferentes aristas, lo cual es clave en una novela eminentemente realista.
- el manejo y dosificación de la información.
- el ritmo. Pese a que la propia estructura elegida por el autor obliga a ciertas reiteraciones, el texto tiene un ritmo endiablado.
- el final, con sensibilidad pero sin sensiblería, con el cual el autor demuestra que sabe moverse en un registro diferente al del resto del texto.
En el lado menos positivo, cabría mencionar:
- una cierta sobreexplicación de la trama. Personalmente, me gusta que en este tipo de textos haya aspectos que queden más a la imaginación del lector.
- alguno de los personajes secundarios (Carlos ya sabe cuál) me parece algo desaprovechado, mientras que otros (también se los he comentado ya) ocupan demasiado espacio en comparación con su aporte a la historia.
- un exceso de "linealidad" en la primera parte de la novela. Pese a que ya digo que las voces de los protagonistas están bien definidas, creo que una mayor alternancia de registros (como sucede al final del texto) daría mayor empaque a la novela.
En cualquier caso, los puntos positivos superan a los no tan positivos. Creo que puliendo algunos aspectos, Carlos puede dar ese salto que merece. Ideas, ganas y lecturas no le faltan.
También de Carlos Télez Sedano en ULAD:
La herida
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A continuación, os adjuntamos un pequeño cuestionario que Carlos Télez Sedano ha respondido con suma amabilidad:
ULAD: Buenas, Carlos. Para quien no te conozca, ¿cómo te definirías como escritor?
C.T.S.: No sabría definirme como escritor. Quizá esa tarea le corresponde a los demás. Lo que sí te puede decir es que procuro que mis novelas sean fáciles de leer y enganchen al lector; que pidan seguir leyendo hasta descubrir el desenlace de la trama.
ULAD: Siendo un escritor "no profesional", ¿tienes algún tipo de rutina a la hora de escribir o uno va sacando tiempo de donde buenamente puede?
C.T.S.: Voy sacando tiempo de donde puedo. Por lo general, escribo los fines de semana aunque, al trabajar a turnos, en ocasiones lo hago por las mañanas entre diario. Con la primera novela estuve obligado a hacerlo de madrugada ya que mi hija acababa de nacer y, por aquel entonces, trabajaba a jornada partida con muchas horas extras en la fábrica. A partir de la segunda novela deseché la noche porque me agota más, pero es inevitable que algunas veces escriba con la cena esperando. En cualquier caso, una vez que empiezo la novela que tenga entre manos soy muy disciplinado. En ese sentido, mi mujer y mi hija también me ayudan mucho porque me dan libertad para encerrarme en el estudio y desconectar de las responsabilidades familiares.
ULAD: "La habitación de los sueños rotos" es una novela que nace del dolor y que tiene un componente intimista que "La herida", con todas sus referencias espaciotemporales, no tenía. ¿El material obligaba a un texto así?
C.T.S.: Sí, es cierto que el planteamiento de esta última novela nace del dolor. Sufrir la enfermedad y posterior muerte de mi padre fue determinante para dar sentido a la historia. Sin ser una novela autobiográfica, es posible que sea la más personal e intimista porque he usado varios hechos reales como punto de partida. Evidentemente, ficcionando todos los detalles y obligado a no ser fiel a lo que pasó realmente.
ULAD: Por lo leído hasta ahora, te gusta jugar con la forma, con la estructura de los textos, pero esto no juega en contra del ritmo de los mismos. Como escritor y como lector (o como lector que escribe), ¿fondo, forma o una sabia combinación de ambas?
C.T.S.: No sé si por mi parte es sabia, pero me inclino por una combinación de ambas. Me halaga que digas que asumo riesgos como escritor. Cuando tengo clara la idea de lo que quiero hacer no hay premeditación a la hora de escoger una estructura para llevarla a cabo. Lo hago de la manera que creo que es más conveniente para la historia, con mis aciertos y con mis errores.
ULAD: Por cierto, después de "destripar" la pareja o la familia, ¿cuál será la siguiente sacrosanta institución deconstruida?
C.T.S.: Pues girará también en el ámbito de la pareja y de la familia. Alba, la protagonista de este nuevo proyecto, tratará de dejar atrás una familia tóxica y una pareja más tóxica todavía. El espíritu de su hermana muerta, siendo ella pequeña, la perseguirá allá donde vaya. Es una novela que supondrá otro reto para mí puesto que será la primera que escriba con un narrador omnisciente. Como influencia me ha servido el testimonio de una persona muy cercana a mí que me dejó con el corazón roto. Será una historia muy dura y, por supuesto, inventada al cien por cien, aunque con una base real como punto de partida. También, sin querer caer en la burda copia, algo habrá del universo de una escritora que nos gusta mucho a los dos: Mariana Enríquez.
ULAD: Tercera novela y las tres autoeditadas (por cierto, muy poquito que envidiar a publicaciones de editoriales consolidadas), aunque con una breve y no demasiado buena experiencia en una "grande". ¿Ventajas y desventajas de ambas, al menos en lo que a tu experiencia se refiere?
C.T.S.: Agradezco mucho tus palabras. En mi caso, el fichaje en formato digital de mi segunda novela ha sido desconcertante y frustrante a partes iguales. Aún sigo sin explicarme las razones que llevaron a esta editorial a publicar “La herida” cuando no han hecho absolutamente nada de promoción para su venta. En ese sentido, prefiero la autoedición porque tienes el control total de tu obra. Por contra, la autoedición te limita para llegar a más público. Las redes sociales y los contactos en los medios son importantes para la difusión de tu obra, pero dan para lo que dan. Es muy difícil que el público apueste por leer tus libros si no te conoce. En cualquier caso, mi agradecimiento total para personas que, al igual que tú, me dan visibilidad. Si algún piadoso editor o editora lee esta entrevista y le apetece darme una oportunidad, bienvenido será.
ULAD: Quienes te seguimos en redes sabemos que tienes un gran bagaje de lecturas y sabemos por dónde van los tiros. Para quien no lo hace (y ya está tardando), ¿cuáles son tus autores y libros de cabecera?
C.T.S.: Como habrás podido comprobar, leo un poco de todo. Sí es verdad que últimamente leo más “realismo sucio”. Descubrir a las editoriales Sajalin y, en menor medida, Dirty Works y Malas Tierras, ha sido un auténtico regalo. De todos modos, mis gustos son eclécticos y lo mismo me emociono leyendo a Harry Crews o Newton Thornburg que a Philip K. Dick o a autores más clásicos como Chesterton, Conrad o Wilde; la lista podría ser interminable. Por citar tres libros de cabecera de diferentes géneros diría: “El asesino dentro de mí” de Jim Thompson, “Los detectives salvajes” de Bolaño y “El extranjero” de Camus.
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