Título original: Babylone
Año de publicación: 2016
Valoración: Recomendable
"La reconstrucción estaba prevista para las veintitrés horas. Se supone que el horario nocturno respeta las condiciones originales. Se nos comunicó también que debíamos vestirnos con lo que llevábamos puesto en el momento de los hechos. Extendí encima de la cama los calzoncillos y el conjunto Kitty, cual disfraces dispuestos para una representación. Entró una decena de personas en el edificio, entre ellas una mujer que llevaba un maletín y una mesita plegable. Jean-Lino salió del furgón entre dos polis de uniforme y esposado. Volverlo a ver, desde arriba, con la cazadora de Zara y el sombrero de las carreras, me dejó conmocionada."
Aunque tiene una larga trayectoria narrativa, Yasmina Reza es más conocida por su trabajo como dramaturga. Supe de ella asistiendo a una de las representaciones de su comedia Arte en Madrid, la disfruté y comprendí los motivos de su éxito. No es que Arte tenga nada en común con esta novela, pero bajo su apariencia costumbrista ambas analizan quiénes somos como seres humanos y qué condiciona nuestra conducta en un lugar y época concretos. Babilonia se publicó en 2016, la obra dramática se estrenó mucho antes, en 1994, pero lo que plantea continúa vigente, por eso ha seguido representándose hasta hoy. Y lo que queda, supongo.
No es de extrañar entonces que esta novela sea tan teatral. La mayor parte de la acción –todas las escenas esenciales –se desarrollan en dos viviendas, la del matrimonio protagonista y la del piso inmediatamente superior, así como en el vestíbulo del inmueble. Lo fundamental transcurre en una sola noche. Los diálogos y las situaciones son tan elocuentes y apegados a la realidad que nos parece estarlos viendo en un escenario. Se alude constantemente al vestuario, y no por capricho precisamente. Los silencios, las situaciones absurdas y hasta chuscas, los giros constantes y las abundantes insinuaciones sobre un desastre inminente, todos estos elementos son propios de la dramaturgia. Díganme a qué les recuerda esto:
“… petrificados. Sin tocar sus platos. A escasa distancia una pareja, discretamente, les señala con la barbilla un mueble auxiliar al que está pegada una especie de palmera en una maceta. La amiga de Lydie acaba entendiendo las señales, se levanta y encuentra a Remi agachado, satisfecho de su broma, escondido tras la jardinera. Los Manoscrivi vuelven, despavoridos. Lydie se abalanza para abrazar al niño.”
Y, como esta, mil escenas más que recuerdan las acotaciones de una obra. No les cuento el meticuloso proceso de embutir algo en una maleta para no destripar la trama. Pero esto es una novela y tampoco faltan los recursos narrativos: alusiones al pasado, reflexiones, experiencias, descripción de personajes y sus circunstancias, descripciones en general.
Aunque la lectura no es difícil, los personajes están bien trazados, la narradora respira autenticidad, el clímax está muy bien dosificado, la intriga no decae hasta el último momento, contamos con abundantes flash backs que nos ponen en situación y reflexiones sobre variedad de asuntos, no dejamos de preguntarnos qué es lo que estamos leyendo, ¿novela negra? ¿intimista? ¿simple retrato de la vida cotidiana? ¿alegato contra el machismo? Finalmente, y al margen del desenlace, creo que se trata de un modesto homenaje a la aventura, a los cuentos que nos contamos a veces, eso que llamamos tener muchos pájaros en la cabeza o haber visto demasiadas películas, producto de esa insatisfacción permanente que siente el ser humano y que suele aparecer cuando la existencia se ha vuelto tan monótona y confortable –y que muchos envidiarían– que se echa en falta experimentar algún riesgo sin pensar demasiado en las consecuencias. Liberar la fantasía en un mundo demasiado prosaico. Simple nostalgia de los héroes de adolescencia, o de los cuentos infantiles donde los animales hablaban y todo podía suceder. Pierre es casi perfecto pero demasiado cuadriculado para ella, por eso busca la emoción en lugares que no conoce lo suficiente y que por eso mismo se puede inventar, modificarlos como más le guste. Y, a todo esto, ¿qué significa para ella Jean Lino? La verdad es que no mucho, le produce curiosidad y quizá un poco de pena. Porque Elizabeth, según creo entender, ve cosas en él que no existen, está todo en su cabeza novelera y disconforme.
En este amago de thriller policíaco, que no es policíaco ni es thriller, menciono de pasada la fobia de Jean Lino al ascensor y la posibilidad de que tenga consecuencias en las investigaciones policiales. No he dejado de pensar en ello mientras leía y supongo que no me habrá pasado solo a mí. Pero los elementos del género negro son solo un vehículo. Como les digo, Babilonia no es más (ni menos) que una pequeña fábula sobre el bienestar y el aburrimiento, que en pocas páginas aborda gran cantidad de asuntos. Salvando las estratosféricas distancias de todo tipo, el proceso podría compararse al que se describe en el Quijote. Trascender, salir en busca de aventuras, o aprovechar la que te viene a buscar a casa, siempre que est no provoque ninguna catástrofe. Pero es algo muy difícil de prever, y a nuestra protagonista su audacia se le puede ir de las manos. O no. A quién no se le irá de las manos esta novelita corta es al lector, que disfrutará con las intrigas de Elisabeth sin querer que se acabe pero, paradójicamente, deseando saber en qué termina.
Traducción: Javier Albiñana
Otras obras de Yasmina Reza: Felices los felices
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