Valoración: Bastante recomendable
Si en "Un retrato en la geografía" nos encontrábamos con un relato protagonizado por los miembros de la familia Collado (sobre todo, por su hijo menor Álvaro), ambientado en los convulsos últimos años de la dictadura de Gómez y en los meses posteriores a la muerte del tirano (1935-1938 aproximadamente) y que ofrecía varias lecturas (novela de formación, crítica político-social y "ensayo" sobre la "venezolaneidad"), en "Estación de máscaras" nos encontramos con un texto más novelesco que se sitúa en el año 1948 y que es protagonizado, casi en exclusiva, por Álvaro Collado.
1948 es el año elegido por Collado para su retorno a Venezuela tras diez años de exilio que no hacen otra cosa que ahondar el abismo entre quienes quedaron y quien marchó, pese a que la situación, en el fondo, no haya cambiado tanto porque todo es un teatro con la constante repetición de un solo acto. Diez años para un regreso que es el punto de partida de una novela bastante mejor que su predecesora (o esa es mi impresión), tanto por ritmo, por historia, como por su mayor osadía técnica.
Si hablamos de la técnica de la novela, hemos de decir que "Estación de máscaras" juega, sobre todo en su primera mitad, con dos viajes (el retorno en barco y un recorrido en coche por una Caracas de Carnaval) de dos personajes (Álvaro Collado y Lázaro Agotángel) y un intervalo de diez años (1938-1948), para presentar situaciones y personajes y ubicarlos en el momento en el que transcurre la acción. Cambios de tiempo y cambios de narrador que unidos conforman un muy logrado cuadro en varios planos. Si a esto le añadimos que "Estación de máscaras" es una novela "cinematográfica", con escenas que semejan travellings muy bien resueltos, nos queda un novela más arriesgada que "Un retrato en la geografía".
En cuanto al ritmo y la historia, debemos hablar, obviamente, del contexto político. Este es fundamental, especialmente en la segunda mitad de la novela, pero no llega a centrar la narración como lo hacía en "Un retrato en la geografía". Así, "Estación de mascaras" es más un relato sobre el desarraigo, la imposibilidad o no de retornar, la erosión del tiempo, la dualidad pensamiento / acción o las más variadas pasiones humanas, enmarcado (eso sí) en un contexto sociopolítico muy concreto (el auge petrolero, las inestabilidad política, etc.). Por lo tanto, el alejamiento de lo "político-filosófico" y la mayor atención a lo estrictamente novelesco benefician de forma notable al texto, que gana en agilidad con respecto a su predecesora.
Todo lo anterior convierte a esta olvidadísima "Estación de máscaras" en una muy buena novela, emparentada de forma clara con otras obras de tiempos lejanos (es evidente el eco homérico) o no tan lejanos, como la magnífica "La ciudad y los perros".
También de Úslar Pietri en ULAD: Un retrato en la geografía, La isla de Robinsón y Las lanzas coloradas
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