Idioma original: español
Año de publicación: 1994
Año de publicación: 1994
Valoración: interesante
Los Juegos Olímpicos del 92 fueron para la ciudad de Barcelona el detonante de una reforma urbanística todavía hoy sin precedentes por su singularidad, efectividad y velocidad. En ese proceso se forjó una nueva conciencia urbanística que es vigente en la práctica profesional actual, así como la figura del arquitecto urbanista como elemento clave ante las grandes operaciones de transformación urbana y, consecuentemente, en la toma de las grandes decisiones que se toman en las cotas de poder.
Como barcelonesa que soy, además de urbanista profesional y vocacional, esta lectura me ha resultado muy especial ya que ha provocado en mí algo que con el desgaste de los años, del oficio y del trato con ciertos especímenes pensaba que jamás volvería a sentir hacia mi profesión o hacia mi gremio: orgullo. Ya me arrepiento de haberlo dicho pero una tiene un corazoncito peleón que a veces puede más que un más que justificado cinismo.
Resumen resumido: Crónica periodística desde los primeros albores posibilistas a principio de los 80, con los contactos entre el alcalde Narcís Serra y el presidente del Comité Olímpico Internacional, Juan Antonio Samaranch, pasando por el fichaje del arquitecto Oriol Bohigas al frente del gran proyecto de trasformación urbana, los avatares de dicho proyecto y su ejecución y la culminación con la celebración de los Juegos y su posterior resaca.
Esta crónica se finalizó en 1993 y se publicó en 1994 en medio de una gran expectación dentro del gremio. Para su elaboración, el autor había realizado multitud de entrevistas a buena parte de los arquitectos implicados y algunos de ellos accedieron a aportar su testimonio con la condición de no ser nombrados. Llàtzer Moix realiza un perfil muy certero de esa gran familia procedente en gran parte de la Escola Tècnica Superior d’Arquitectura de Barcelona (ETSAB) que participó en primera línea del gran proyecto olímpico. Han pasado más de veinticinco años y hoy podría escribirse un segundo tomo sobre el "qué pasó después".
La crónica ilustra muy bien el origen de las camarillas en el seno de la ETSAB y desarrolla los acontecimientos que llevaron al «destierro» de figuras tan relevantes dentro de la profesión como Rafael Moneo o Ricardo Bofill. Más allá del cotilleo, esa información ayuda a comprender los posteriores acontecimientos en el reparto del pastel así como algunas declaraciones polémicas que surgieron en su momento. El autor también procura aportar diferentes testimonios para que los conflictos y los acontecimientos que explica puedan verse desde diferentes ópticas y en toda su complejidad. Sucede con algunas de las obras más polémicas, como la torre la Telefónica por Santiago Calatrava, que tiene todo un capítulo para ella sola en el que se relata gran cantidad de vicisitudes técnicas, administrativas, económicas e incluso emocionales.
No falta el sutil toque humorístico en la narración que, más allá de aportar cierto tono irónico en algunos pasajes, ya se nutre de lo cómico del material original, como la contratación de un gestor para "apretar" a los despachos a cerrar los proyectos en terminio y presupuesto. Los métodos tajantes empleados por dicho gestor le valieron el apodo de Terminator entre el colectivo de arquitectos. Tampoco es capricho del autor que en la narración cobren tanto protagonismo los egos. No es un cliché en absoluto y las situaciones que se relatan hablan por sí mismas.
He disfrutado especialmente con el relato sobre la Ronda de Dalt, que al ser una infraestructura y no una edificación, pasó algo inadvertida para los profanos pero que aún hoy se considera todo un ejemplo de buen trabajo en equipo entre arquitectos e ingenieros de caminos. Una demostración de que sí se puede y de que el urbanismo es necesariamente pluridisciplinar.
Así que interesante para cualquiera que quiera acercarse a ese momento tan fulgurante de nuestra historia con la única contra indicación que los lectores ajenos al gremio tal vez acaben un poco empachados de tanto nombre propio.
Interesante y seguro
ResponderEliminarQué se lee bien... Gracias Beatriz. Mayor Thompson
Pues sí. Aunque no sea barcelonés ni arquitecto, el tema me parece muy interesante. Generalmente se conoce poco de las tripas de estos macroproyectos, y al rebuscar por dentro de encuentra de todo.
ResponderEliminarBuena reseña!
Viví estas transformaciones desconociendo por completo lo que se cocía por los despachos. El relato oficial vendido por los medios era idílico y triunfalista; al menos por lo que a mí respecta, si no conocía de cerca alguna obra o no me contó algún amigo temas de su barrio, no me enteraba de nada, la verdad. Hubiera sido mejor leer este libro cuando se publicó, pero la reseña invita tanto a leerlo que lo voy a buscar en alguna biblioteca popular. ¡Gracias!
ResponderEliminarEstoy con Oscar.. Salgo a buscarlo en alguna biblioteca... Kempes
ResponderEliminarMayor Thompson, gracias por pasarte.
ResponderEliminarCarlos, en este libro se muestra mucha "trastienda" del proceso así que por lo que dices sí que puede interesarte. No me canso de advertir igualmente sobre el bombardeo de nombres del mundillo porque a mí me agobia cuando leo sobre un gremio que desconozco. Un saludo, compa.
Òscar, me pasó un poco lo mismo que a ti que lo viví todo de refilón. Esta lectura me ha resultado muy reveladora, espero que la disfrutes y, si es posible, espero feed-back. Un saludo.
Kempes, qué bien, en biblioteca lo encuentras seguro. Me gustará conocer tu opinión. Un saludo.