Idioma original: Francés
Título original: Notre-Dame de Paris
Traducción: Carlos Dampierre
Año de publicación: 1831
Valoración: Imprescindible
Dos elementos juegan totalmente en contra de "Nuestra Señora de París". Uno sería esta era vertiginosa en la que estamos inmersos y a la que la literatura no es ajena; estos días en los que lo que a primera hora de la mañana fue noticia impactante es a última hora de la tarde agua pasada, en los que centenares de novedades aparecen y desaparecen de nuestras librerías a toda velocidad y la novela se hace más breve, más "urgente", más "moderna", más acorde a esta época de clickbait, Twitter e Instagram. El otro sería la atroz adaptación de Disney, absolutamente ajena al espíritu de la novela, que puede provocar un "efecto huida" en potenciales lectores.
Pues bien, en ocasiones (y esta es una de ellas) conviene luchar contra los elementos. Por un lado, tendremos que abstraernos de posibles prejuicios derivados del visionado de "El jorobado de Notre Dame" ya que la novela no tiene demasiado que ver con la película. "Nuestra Señora de París" es una novela total, muchísimo más completa y compleja de lo que la película puede dar a entender, en la que el elemento romántico diría que es casi secundario. Por otro lado, deberemos estar preparados para una narración lenta, morosa, detallada y con importantes (pero magníficos) interludios, sobre todo en su primera mitad.
No creo que sea necesario entrar en el argumento de la novela (o al menos en su línea principal), de sobra conocido por todos. Solamente me centraré en algunos datos generales y en los motivos de la valoración que le otorgo.
Pues bien, "Nuestra Señora de París" es una novela dividida en once libros y ambientada en el año 1482. Protagonizada por multitud de personajes de las más variadas clases sociales (desde el rey Luis XI hasta los más marginales seres de París, pasando por clérigos, nobles, burgueses, etc), la novela ofrece, más allá de la historia novelesca, un cuadro completísimo de una época y un lugar tan protagonistas como los propios personajes. Y es que París, la catedral de Nuestra Señora, el arte del siglo XV y las reflexiones y descripciones de Víctor Hugo acerca de los mismos y de su evolución hasta el siglo XIX ocupan buena parte de las páginas de la obra. En ocasiones, el autor incluso se desviará del argumento de la novela y dedicará páginas y páginas a lo que podrían considerarse tratados sobre el arte medieval (libro III), historia de la evolución urbanística de París (libro III) o historia de la arquitectura y su evolución unida a la evolución del pensamiento (libro V). Estas páginas, además de sorprendentes por inesperadas, resultan de lo más instructivas e interesantes.
Otro aspecto fundamental de la novela es su carácter oscuro, trágico y decadente. Nada más alejado de la adaptación cinematográfica de Disney que el espíritu de la novela. En este sentido, me parece observar en muchas de las escenas de la novela la influencia de la obra de Goya (quizá también se deba a mi reciente lectura del Goya de Ivo Andric). Por ejemplo, las escenas que tienen lugar en los bajos fondos de París, las ejecuciones, etc tienen un fuerte aroma "tremendista".
Más: las largas y detalladas escenas en las que Víctor Hugo, como si fuera un director de cine, combina lo que en el cine sería el plano-secuencia y el travelling para acercarnos a los diversos personajes. No sé si esto sería novedoso en su tiempo, pero me parece algo moderno y que antecede al séptimo arte.
Más: una lectura simbólico / política de la novela, en la que aparecen, por ejemplo, el mito de Frankenstein, la libertad representada por Esmeralda, la persecución y el odio a lo diferente por parte no solo del poder sino también de parte de la "masa". Hay que tener en cuenta que en el año 1830 tuvo lugar el levantamiento en armas del pueblo de París contra Carlos X, del cual es testimonio el cuadro de Delacroix "La libertad guiando al Pueblo". En este sentido (y quizá erróneamente, no lo sé), no me es difícil imaginar a Esmeralda representando a esa libertad del cuadro.
Ahondando en esta lectura, son constantes las críticas a la monarquía (representada en un Luis XI avaro y cruel), a los interesados que pululan a su alrededor, al clero (ni Claude Frollo ni el cardenal de Borbón son ejemplo de nada), a la magistratura (esos jueces sordos...), etc. No solo eso, tampoco el "pueblo" sale muy bien parado ya que aparece muy influenciado por supersticiones absurdas.
Pero, sobre todo, "Nuestra Señora de París" es una completa galería acerca de las más altas y bajas pasiones humanas, siempre atemporales, narrada sin prisa y con todo lujo de detalles. Una novela que dentro de no mucho tiempo cumplirá 200 años pero que continúa siendo plenamente actual. A lo mejor, pese a todo, no hemos cambiado tanto como creemos, ¿no?
P.S.: El "Nuestra Señora de París" que he leído y cuya portada aparece al comienzo de la reseña corresponde a la magnífica edición ilustrada publicada por Alianza hace escasas semanas. Si aún no habéis comprado vuestro regalo de Reyes, esta es una muy buena opción. Continente y contenido merecen mucho la pena, de verdad.
También de Víctor Hugo en ULAD: Última día de un condenado a muerte, El noventa y tres
Espléndido comentario de un gran libro. Muy acertadas las observaciones sobre el contexto histórico de la novela y, sobre todo, del autor de la novela, el inolvidable Víctor Hugo: recreación romántica de la Francia medieval publicada al año de caer Carlos X, el último Borbón en ocupar el trono de San Luis. Fin de la Restauración, etapa de exaltación de la libertad, funeral definitivo del absolutismo y asentamiento burgués con Luis Felipe de Orleans. Triunfo de los principios de 1789. Muchas esperanzas, que se acabaron en 1848. De todo este ambiente de regocijo popular estaba impregnado Víctor Hugo y su novela. Es posible que muchos personajes del libro sean trasuntos de personas reales de 1830. Una obra de arte por mucho que trascienda su época siempre es hija de su tiempo; que lo supere y siga diciendo algo a la posteridad es precisamente la marca del genio. Creo que "Nuestra señora de París" lo dice todo de su época (el siglo XIX, no el XV), y nos sigue diciendo cosas bastante interesantes casi 200 años después de su publicación. Lo primero, que los románticos sentían una atracción especial por la Edad Media, de la que ofrecían una visión bastante oscura y tremendista: el reino de la barbarie, la sinrazón y el oscurantismo; o bien un mundo desaparecido del honor caballeresco al estilo del conservador Walter Scott. Los románticos inventaron la novela histórica. En este sentido, Nuestra señora de París es una gran novela histórica. Dentro del romanticismo progresista al que pertenecía Víctor Hugo existían asimismo dos elementos clave: la idea de la rebelión contra un poder omnímodo, de transgredir incluso el poder de Dios, supremo déspota ("Frankenstein o el moderno Prometeo"); y la deificación del pueblo como un personaje colectivo que, con todas sus taras y defectos, se va redimiendo a lo largo de la historia mediante rebeliones que encarnan el deseo perenne de justicia. La democracia como sustitutivo de Dios. La rebeldía contra el poder de dioses y hombres. Un contemporáneo y amigo de Hugo, Jules Michelet, escribió dos libros de un romanticismo encendido, cuyos títulos lo dicen todo: "La bruja" (personaje marginal que representa las ansias de rebelión campesina contra el poder señorial y eclesiástico) y "El pueblo" (que es el Dios de la nueva etapa democrática y depositario de los valores morales colectivos). Todos estos motivos aparecen en la novela de Hugo. Un amor desgraciado y transgresor entre dos personajes marginales: el jorobado y la gitana; unos poderosos que son los representantes del mal y la opresión: los canónigos de Notre Dame; y un pueblo parisino encrespado a modo de personaje colectivo, movido por pasiones violentas y confusas, la tempestad y tiniebla romántica, pero sinceras, auténticas. La autenticidad era otro valor romántico: decir la verdad, su verdad, sin miedo a la sanción social. Hasta en el atuendo (melenas, sombreros de copa y chalecos rojos). Se destaca muy acertadamente en el comentario la fuerza plástica de la novela. La embriaguez romántica llevaba a eso, y la recreación de una edad media gótica, también. Goya todavía no era conocido en Francia en 1830 (había muerto exiliado en Burdeos en 1828), pero lo goyesco es una forma genial de romanticismo, al borde del expresionismo. Goya era un romántico progresista al igual que Hugo. Recuerdo haber visto hace muchísimos años una película en blanco y negro inspirada en la novela que era claramente expresionista: escenarios góticos, ojivales, luces y sombras, grandes multitudes enfervorizadas, muchas bocas abiertas, ojos saliéndose de las órbitas, gestos exaltados o descompuestos. Nuestra señora de París es sin duda una novela goyesca cuyo protagonista es el pueblo. Me leí el novelón de Víctor Hugo de adolescente y no lo he vuelto a releer. Habrá que comprar esta edición tan bonita de Alianza y sumergirse en el "sarampión gótico", que decía Pío Baroja. De la versión de la Disney mejor no decir nada.
ResponderEliminarPues sí, amigo. Grandísima novela, como bien dices. Muchísimas gracias por tan rico comentario que suscribo al 100%
ResponderEliminarPrecisamente he recibido esta novela como regalo de Navidad. Es otra edición diferente pero maravillosa, ilustrada por Benjamin Lacomb.
ResponderEliminarPues vaya regalazo! Disfrútalo y ya nos contarás tus opiniones tras su lectura.
ResponderEliminarMuchas gracias por visitarnos y comentar.
Maginífica reseña! A mi me pareció especialmente interesante leer en el siglo XXI la vision que Victor Hugo en el siglo XIX tenía del París de la edad media; y las recreaciones en las explicaciones arquitectónicas, la descripción exhaustiva de París y sus personajes... un auténtico viaje espacial y temporal. Yo igualmente tengo la edicion de Benjamin Lacombe, que esta cuidada al más mínimo detalle y es una delicia.
ResponderEliminarSaludos a todos los compas de ULAD ✊🏼
Entro a comentar la novela cuando ya todos os habeis retirado. Bien que me esforcé pero no pude terminarla hasta ayer por la noche.Como los tertulianos os habeis fijado mucho en las digresiones de Víctor Hugo tan interesantes sobre arquitectura, política, clases sociales, yo prefiero tratar sobre el argumento, que me pareció un drama sencillo y encantador. El pétreo arcediano, que hubiera llegado a ser un filósofo interesante, se convierte en un incoherente por la pasión incontenible por la Esmeralda, una niña tonta. El ocasional escritor que se casa accidentalmente con ella, es también bastante tonto. Pero el rey es tonto también. Y el capitán Febo se lleva el premio a mayor tonto elevado al cuadrado. El menos tonto, más sensible y más activo me parece Quasimodo.La Corte de los Milagros me repugna: es una masa negra que se mueve en las sombras, informe, uñas negras, exactamente como decís: goyesca.
ResponderEliminarEl arcediano, para mí, tiene algunos puntos estéticos e interesantes, prescidiendo de que es el malo. En su aspecto es hierático, duro, vestido con trajes largos y de pliegues, siempre vigilando desde alguna balconada de la catedral, lo que pasa en París, siempre pegado a las piedras, parece una estatua más del templo. Y Victor Hugo expresa varias veces, aunque no sea don Frollo el que lo dice, la visión maravillosa que el personaje tiene desde la mole de Notre Dame, de Paris como un conjunto de tejados de casitas pequeñas apiñadas a los pies de la gran catedral y también de placitas en las que se mueven gentes diminutas. Me parece muy bonita imágen.
Leí en Sergio del Molino, esta figura que me sedujo mucho : Los pueblos, al menos los castellanos, se formaron alrededor de una iglesia, como un cogollo. Dentro está la protección, lo conocido fuera nadie sabe el mal que acecha.
Cuando yo era niña, hace un montón de años, ante el rosetón Norte de la catedral de León, mi padre me explicó que los franceses habían intentado comprarlo a León para restaurar el rosetón, también Norte, de Notre Dame, por su profusión en vidrios azules que también tenía el suyo. Cuando yo conocí Notre Dame me llamó la atención la cantidad que tiene de cristales blancos en sus ventanales.
Koldo y esos eruditos que salís inesperadamente a los comentarios ¿podeis decirme de cuándo datan esos cristales blancos Y, ¿por qué y cuándo perdió la catedral los tejados de sus torres?
Koldo y ULAD podeis reseñar libros de esta categoría con más frecuencia, aunque me lleve tras días leerlos. Gracias.
Saludos
Pues sí, Beatriz. Desde luego que la historia está muy bien y los personajes son más complejos de lo que parece. En cuanto a lo que preguntas sobre la iglesia, no te sé decir. La última vez que estuve en NotreDame fue en el siglo XX (qué horror!). Y en cuanto a la maravillosa catedral de León, no sé si existirá pero estaría genial una novela sobre las obras que se hicieron cuando amenazaba derrumbe.
ResponderEliminarPor último, sí que es verdad que somos un poco "víctimas" de las novedades, pero al menos el propósito de volver más a los clásicos siempre está ahí (también el de apuntarse al gimnasio y tal).
En fin, como siempre... Muchas gracias por visitarnos y comentar
Koldo:
ResponderEliminarSupongo que te refieres al incendio de la catedral de León en 1966. Fue espantoso. La catedral está un poco elevada sobre la ciudad de manera que se ve casi desde cualquier lugar. El fuego estaba en la techumbre pero se veía a través de las ventanas de las torres de modo que parecía que las torres estaban en llamas. Decían que si se desprendía alguna piedra clave de la bóveda todo el edificio se desplomaría en segundos. La catedral es tan aérea, mirando hacia lo alto las columnas se adelgazan, parece que todo es cristal. Afortunadamente, por la mañana todo estaba resuelto.
No me suena que haya ninguna novela sobre el tema.
Saludos
Ostras, ese no lo conocía. Me refería a la restauración del XIX
ResponderEliminar¡Impresionante reseña! Si ya tenía ganas de leerlo, tras leer tu opinión me dan más ganas todavía. Yo me inicié con Victor Hugo leyendo Los miserables, uno de mis libros favoritísimos. Nuestra señora de París lleva años en mi lista de pendientes, y me lo pido cada año pero nunca cae. Espero que este año sea el definitivo, porque he estado hojeando la edición ilustrada y me parece una maravilla
ResponderEliminar¡Gracias por la reseña! Me quedo por aquí, saludos ^^
Muchas gracias por los halagos. Seguro que el libro no te decepciona. miserables. En cuanto a Los miserables, lo tengo en el punto de mira.
ResponderEliminarMuchas gracias por la visita y el comentario. Esperamos verte por aquí con asiduidad
Hola, Koldo, te recomiendo encarecidamente que leas “Los miserables”. Para mí es uno de mis imprescindibles, de lo mejor que he leído nunca. Y falta en ULAD, ese sí que es de los que debe estar. No es por poner presión ni nada...
ResponderEliminar;-)
Saludos
Marc