Idioma original: Castellano
Año de
publicación: 2019
Valoración: Muy
recomendable
Lo que no se
nombra no existe. El primer estudio científico en profundidad, sistemático,
describiendo minuciosamente la forma y el tamaño de la vulva, el órgano sexual
femenino, no apareció hasta el año 2005 y fue obra de la uróloga australiana
Helen E. O’Conell. Lo hizo extrañada por no encontrar en los manuales de
cirugía aplicada detalladas descripciones de, por ejemplo, las abundantes
terminaciones nerviosas de la pared vaginal, puesto que sí había disponibles toneladas
de literatura científica acerca del órgano sexual de la otra mitad de la
especie, es decir, los hombres. Helen O’Conell describió pormenorizadamente el
clítoris -¡año 2005!-, con algunos parecidos con el pene, como
aumentar de tamaño conforme se excita, aunque con otras tantas diferencias, como
la mayor cantidad de terminaciones nerviosas, unas ocho mil, que su par
masculino.
Y es que lo que no
nombramos, lo que ignoramos, silenciamos o despreciamos no tiene relevancia, ni
visibilidad, interés o importancia. Aun más; lo que no se nombra se transforma
en secreto y lo secreto acaba siendo el origen de las vergüenzas, de miedos y
mitos. Por eso, todavía ahora toparse con un libro centrado en la descripción
de la vulva y en la reivindicación del placer sexual femenino tiene algo de inesperado,
de sorprendente, de revelador. Aún a día de hoy se calcula que anualmente son
mutiladas sexualmente unos tres millones de niñas y la religión católica, con
centenares de millones de fieles en todo el planeta, mantiene que María, la
madre de Jesús, ha sido la única mujer capaz de quedarse embarazada sin sexo ni
técnicas de fecundación in vitro, según determinaron unos señores en el
Concilio de Éfeso, 431 años después de
aquel extraordinario suceso. Por cierto, en 1842 otro excelso varón, el papa
Pío XII concluyó que María había sido preservada del pecado original incluso
desde el instante de su concepción. Pero, quizás, una constatación aún más
triste: ¿dónde se informan sobre sexualidad hoy en día mayormente los niños,
con la familia y la escuela o en internet? Por eso, darse de bruces con un
libro como El placer ha sido tan
divertido e interesante como para considerarlo muy estimulante. Uyyy,
perdón, muy recomendable.
Por que lo que
hace la dibujante María Hesse (Huelva, Andalucía, 1982) además de una didáctica
descripción de partes, zonas, detalles y particularidades –todo tiene nombre en
la vulva: pelos, labios, ingles, clítoris, vagina, punto G…- es una apasionada
y maravillosa defensa de la capacidad y la necesidad de las mujeres de gozar,
de no renunciar al placer sexual. Y, especialmente, de acabar con la idea de
que el placer femenino consiste en apenas facilitar el orgasmo de su pareja, o
en que la única vía para alcanzarlo es la penetración. Y, desde luego, el
orgasmo no es una contrarreloj: Todas somos diferentes y obtenemos el placer
de formas distintas. Por eso es imprescindible explorarse para, llegado el
caso, guiar a tu pareja, hablándole sin tapujos de lo que te gusta y lo que no
te gusta, de tus fantasías. ¿Cuántas mujeres nunca han explorado su vulva,
jamás se han atrevido a mirarse ahí abajo? ¿Cuántas mujeres desconocen un
orgasmo, el placer sexual? ¿Por qué las
herramientas, los juguetes para lograr el placer sexual femenino se denominan
consoladores? ¿Consuelo de qué?
Las ilustraciones
de María Hesse (apellido adoptado y deudor de aquellas lecturas de juventud
apenas estrenada) son bellas y explícitas, con personajes de trazos delicados,
enormes ojos y expresión decidida, envueltos en motivos vegetales que expresan
emociones y con abundante presencia de tonos amarillos, ocres, naranjas. A su
vez, los textos son concisos, sintéticos y con una clara función divulgativa. Y
el mensaje reivindica decididamente la complicidad y la curiosidad de manera alegre,
sensual y rotunda, como la cita de Mae West que abre El Placer: El buen sexo
es como el buen bridge. Si no tienes una buena pareja, mejor que tengas una
buena mano.
hombre, quien no sabe buscar, que no busque, pero decir la tonteria que el clitoris no haya sido definido hasta el 2005... lo que hay que leer...
ResponderEliminarEntonces, disculpa la tontería, apreciado anónimo, ya que tú podrás citarnos autor, título y fecha de los estudios previos al de Helen B. O'Conell, sin "género" de duda...
ResponderEliminarHola Carlos!,,,
ResponderEliminarTe felicito por escribir ésta reseña.
Hoy por hoy, parece que el Tema “ Sexo” está en boca de todos y por lo tanto, es tema bien sabido.
¡Grave Error! Mentira!
Al menos aquí en Latinoamérica, entre Amigas, es un Tema muy personal. Y “ Secreto”....
Saludos!
Hola Marcela, en realidad, esa es la gran idea que subyace en "El Placer"; lo necesario e importante de la complicidad y la comunicación con las personas que quieres y aprecias. Te aseguro que en Europa también. Un abrazo desde este lluvioso y otoñal domingo.
ResponderEliminarLa única pega que le pongo a esta belleza de libro es referirse a la pornografía como educación sexual. Vean Superman todos aquellos que quieran aprender a volar. Bajo mi punto de vista es intolerable cualquier referencia a la pornografía a la hora de educar el deseo sexual. El daño que está haciendo en la sexualidad juvenil es tan devastador que para mí no compensa a la hora de recomendarle su lectura a las jóvenes con las que trabajo.
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