Año de publicación: 1965
Valoración: Muy recomendable, casi imprescindible
Amigo Koldo:
En primer lugar, agradecerte que me hayas cedido esta entrada, precisamente tú que has hecho un exhaustivo y muy meritorio trabajo reseñando buena parte de la obra de este autor, que sin duda se cuenta entre nuestros favoritos (tuyo y también mío). Por cierto, no sé si alguna vez te has planteado por qué a este lado del Atlántico nos empeñamos en hacer volar la acentuación y sus tildes, convirtiendo a Mujica en un esdrújulo y mucho más euskérico Mújica. Vamos, igualito que insistimos en hacer Sábato a Sabato, por ejemplo. Pero en fin.
Qué curioso, esta bien nutrida novela (casi 400 páginas de letra más bien apretada) es, de punta a cabo, un largo y hermosísimo cuento de hadas, lo que desde luego casa muy bien con la época que retrata, a caballo entre la Alta y la Baja Edad Media. No solo un cuento de hadas, sino relatado además por un hada, protagonista tangencial y narradora implicada en la escena. Un hada, esta Melusina de Lusignan, con rasgos deliciosamente humanos, debilitada en sus poderes y dolorida porque su carácter enamoradizo se ve perjudicado por su forma inmaterial.
Espero que (cuando lo hayas leído, no sé si ya) coincidas conmigo en que el relato de Melusina en torno al encuentro con sus descendientes, el viejo caballero Ozil y el bello Aiol, acompañados por su extravagante cortejo, es como una inmersión en las aguas de la Laguna Azul de Grindavík: en cuanto el cuerpo se acostumbra a la temperatura y densidad del líquido, ya nada nos hará emerger del él, como no sea para añorar con más fuerza volver a su seno. Disculpa el lirismo excesivo, pero no puedo evitar que una prosa poderosa deje durante un tiempo impregnada la mía propia (luego se me pasa, no temas).
Es que, tío, la prosa de Mujica es abrumadora, de una riqueza con pocos parentescos, de una belleza aplastante. Es como el reverso de la escritura quirúrgica de Di Benedetto: el barroquismo lo llena todo, como una primavera explosiva de léxico florido, oraciones subordinadas enroscadas unas en otras, desbordante en el detalle y en sus ramificaciones. Pero oye, lo principal, eficaz para contar la historia.
Acuérdate, o en su caso, toma nota: Melusina, tras ponernos en antecedentes sobre su origen, encuentra fortuitamente a los modernos Lusignan, y con ellos recorre las tierras interiores de Francia, conviven con el buen ermitaño Brandán, provocan (sin quererlo) la catástrofe en sus anfitriones de Castel-Rousillon, asisten a justas y torneos… Y entretanto tenemos noticia de los ecos de las Cruzadas y del ‘Rey leproso’, la vida en los castillos de los señores principales y las nuevas costumbres que se van introduciendo en esta etapa y que los viajeros (y el hada a la que ignoran pero que les acompaña) descubren a través de ciertos castellanos y, sobre todo, de sus esposas. A veces el relato se desliza hacia los libros de caballerías y evocamos pasajes del ciclo artúrico, y otras es la magia y el elemento fantástico el que predomina, creando con todo ello lo que podríamos llamar el ambiente medieval perfecto, con sus correspondientes dosis de magia, honor, violencia, espiritualidad, o grosería, según el momento.
Esto del ambiente medieval me lleva sin remedio a recordar otra obra, mucho más voluminosa que esta y bastante conocida en España, que no voy a citar por simple respeto, aunque ya fue reseñada (y contrarreseñada por mí) en este blog. El contraste es brutal, porque todo lo que en aquella resultaba fallido (estilo, personajes, aventuras, atmósfera) en El unicornio es exitoso, y casi da algo de lástima la comparación.
Bueno, y por no callarme nada, también confieso que tengo la sensación de que a nuestro admirado autor se le va un poco la mano. Como sabes, Mujica era un tipo de una erudición bárbara, en especial en el campo de la Historia, y todo el relato está impregnado de referencias a personajes y hechos reales. La parte final de la novela se desarrolla durante las Cruzadas (creo que es la Tercera) y por lo que poco que sé creo que sigue fielmente sus distintos episodios. Algunos de ellos están narrados de forma especialmente brillante (hace bastante que lo he leído por última vez y de ahí que no recuerde nombres ni lugares en concreto, ya los descubrirás si todavía no lo has hecho) y en general la lectura se hace interesante y no pierde la fina exuberancia que adorna todo el libro. Pero sí me parece que tal vez le pesa demasiado el escrúpulo de no transgredir los hechos históricos (o el deseo de exhibir sus conocimientos? ejem) y la ficción queda un poco arrinconada.
Tampoco me hagas demasiado caso. Ya sabes que siempre tengo que ponerle alguna gotita amarga incluso al libro más admirable. Y este lo es en mi opinión, uno de los libros que forman el muy pequeño grupo al que le doy el raro privilegio de la relectura, en definitiva, de esos que no se olvidan.
Ahora solo espero que no me montes una contrarreseña. Pero estoy casi seguro de que no.
Otras obras de Manuel Mujica Lainez en ULAD: Aquí
Pues dudo mucho que haya contrarreseña, la verdad. Toda la razón en lo del "exceso de erudición", pero es que los intelectuales somos así -). En cualquier caso, Mujika me parece un excelente contador de historias, aunque claro está que le falta ese punto de riesgo o vanguardia para que el canon le ponga a la altura de otros.
ResponderEliminarUn abrazo, compay
Pues fíjate que en este caso yo diría que sí asume cierto riesgo, por lo menos en la integración del aspecto fantástico de la historia con su vertiente digamos realista. Podía haber ido más lejos, o haberse dejado llevar menos por la fidelidad a los hechos reales, pero yo creo que es valiente, quizá no desde el punto de vista formal, pero sí en lo que se refiere a la estructura narrativa.
ResponderEliminarYa nos contarás tus impresiones, brother.
Hola, Carlos:
ResponderEliminarNo he conseguido El unicornio, solo el primer capítulo, que me ha dado internet.Y sí le reconozco, es inconfundible.
Me gusta mucho Mujica Lainez, su cuidado preciosismo barroco, sus temas y su ironía y sentido del humor. He leído de él cinco o seis novelas. Coincido con él en el gusto por las casonas de piedra, con tapices, con alcurnia, con mucha historia entre sus paredes. He leído su novela La casa, siempre las casas con protagonismo, con entidad propia.
Pero el personaje suyo que nunca olvidaré es el duque de Bomarzo, giboso y contrahecho que sentía asco cada vez que se veía en un espejo y que se dirigía a sí mismo los mayores insultos que se le ocurriían. Su casa estaba llena de maldad, y las enormes piedras que poblaron su jardín ( jardín que se visita en la actualidad) eran como marerializaciones de sus delirios.
Disculpa por derivar el tema.
Un saludo
Libro que leí hace tiempo y del que guardo vago pero grato recuerdo, coincido en que la atmósfera es lo que queda después de acabarlo, una novela histórica de calidad, que parece que el género esté reñido con el cánon.
ResponderEliminarManucho era un señor snob, poseedor de una vasta cultura, representante de la más rancia aristocracia argenta. Refinado por demás, confieso que en mi caso el personaje se devoró al escritor. Lo vi infinidad de veces en la televisión, pasé por su casa museo en La Cumbre, Córdoba, pero no leí ni una sola de sus obras. Error que deberé remediar en algún momento, antes de que sea tarde. Me genera una cierta sana envidia que en ULAD haya dos admiradores de su obra. Admiradores que, además, merecen el mayor de mis respetos. Vaya un abrazo!
ResponderEliminarTrès admiradores, Puma. Como mínimo :)
ResponderEliminarLo he reseñado poco pero lo he leído más.
Yo que tú empezaría, al menos, a hojear algo suyo. No sabes lo que te estás perdiendo ;)
An interesting and useful article...
ResponderEliminarGracias por aportar buena literatura arg. De manucho rescato Misteriosa Buenos Aires y espero el libro que le gustó a J.L.B, Cecil
ResponderEliminarMe alegro un montón de que aparezcan tantos admiradores del buen Mujica, a los que sin duda se sumará El Puma en cuanto se ponga con ello. Y me da un poco de rabia que su nombre (el de Mujica, no el del Puma) haya quedado un poco arrinconado en la constelación del boom. Es injusto, pero afortunadamente los lectores le vamos poniendo en el lugar que le corresponde, o al menos eso creo.
ResponderEliminarEn cualquier caso, si afinamos mucho, admito que 'El unicornio' puede estar ligeramente por debajo de 'Bomarzo'. Y es que 'Bomarzo' es mucho 'Bomarzo', como ya nos comentó en su día. Koldo.
Un saludo y gracias a todos por vuestras opiniones.
Bueno, compañero. Acabo de terminarlo y tienes toda la razón en tu reseña, tanto en lo referente a su calidad como al final, para mí ligeramente inferior al resto de la novela. Solo un apunte más: el tema de la sexualidad en esta novela (y en buena parte de la obra de Mujica). La carga "homoerótica" es brutal, según parece debido a la propia sexualidad del autor. Sobrevuela todo el libro y es parte fundamental del mismo.
ResponderEliminarAbrazo!!
Pues fíjate que, salvo en el episodio de Castel-Rousillon, no me ha parecido que esa huella estuviera tan presente. Será que ando un poco escaso de sutileza en ese terreno.
ResponderEliminarSaludos!
Jo, toda la parte de Melusin de Pleurs...
ResponderEliminarpor no hablar de Onfroi de Torón y sus danzarines egipcios
EliminarOtro de los libros que leí en mi ya lejana juventud y que me maravilló, quizás entre otras cosas por haberlo hecho como estudiante universitaria (de historia -del arte-, curiosa “coincidencia”). Visto desde la distancia he llegado a pensar que me encantó debido a mi tierna edad, pero si hombres hechos y derechos coinciden conmigo, está claro que su calidad es absoluta y no relativa/subjetiva. Aunque en el fondo siempre lo supe, pues volví a comprarlo hace unos años (el que me leí era propiedad de mi padre y en su casa sigue) para tenerlo en mi poder y releerlo, sí, yo también! Gracias, Mujica (así pues no eras vasco sino maño) por esta obra de arte y por Bomarzo. Y gracias, señor Andia, por recordármelo.
ResponderEliminarestoy de acuerdo en que en los episodios en Tierra Santa quizá peque algo en prolijidad: para mí toda esa recreación histórica debería terminar con la muerte del Rey leproso y su enamorada; el último capítulo, la sucesión de intrigas dinásticas hasta la capitulación de Jerusalén, me parece que desequilibra el armonioso conjunto. aunque hay que decir que estas objeciones quedan redimidas por el espléndido final, con la genial idea del encuentro con el Judío Errante y la poética muerte de Aiol, tras la cual no le queda más remedio a nuestra heroína Melusina que regresar a la prisión eterna de su campanario en Lusignan.
ResponderEliminarPues espero, mikipusa, que nadie que se plantee leer el libro haya visto tu reseña, porque solo te ha faltado copiar algunos párrafos. Espoiler debería pronunciarse Mikipoiler.
ResponderEliminarSaludos.
Acabo de leer el comentario de mikipusa. Es una verdadera faena. Yo ya no voy a leer el libro.
ResponderEliminarLos administradores deberiais borrar su comentario. No es censura, es sentido común.
la trama de una novela, el argumento de una película, el libreto de una ópera...es lo de menos: el valor artístico de la obra, aquello por lo que merece la pena acercarnos a ella, no reside en lo que cuenta, sino en cómo lo cuenta.
ResponderEliminarBomarzo es mucho Bomarzo, como se ha dicho aquí y coincido que supera al Unicornio, que por otra parte me pareció hermosísima y sublime en su lenguaje. Por cierto, si les gusta el estilo, y la ambientación renacentista, les sugiero un pequeño hallazgo con el que dí hace unos meses. Se titula 'El sueño del boticario', una propuesta curiosa... Larga vida a Mujica Lainez.
ResponderEliminarmikipusa, las dos cosas, ¿no?
ResponderEliminarEn cualquier caso, aunque esa sea tu opinión, permite que a los demás nos guste leer un libro sin saber de antemano qué va a pasar. O al menos cómo va a terminar.
Que buenos ratos me hizo pasar este libro. Un relato que te atrapa y te subyuga.
ResponderEliminarY eso con una prosa que a veces se hace algo prolija. Eso sólo lo consigue un grande.
ResponderEliminarGracias por dejarnos tu opinión.