Idioma original: Inglés
Título original: This is Memorial Device
Año de publicación: 2018
Traducción: Juan Sebastián Cárdenas
Valoración: Entre recomendable y está bien
Perdón: antes de todo he de recordaros que hoy es el último día para votar a nuestro reputado y poco dotado Premio NOVEL de Literatura. Ya que los de la Academia este año han optado por perseguir otros placeres.
La entrada explicativa, aquí.
Memorial Device es el nombre de un grupo musical inexistente. Es la excusa para que David Keenan, periodista musical en medios especializados, organice este experimento que gira alrededor de la juventud britànica de finales de los 70 y los 80, era dominada en lo musical por las diferentes ondas expansivas del punk: la new wave y el after-punk.
La entrada explicativa, aquí.
Memorial Device es el nombre de un grupo musical inexistente. Es la excusa para que David Keenan, periodista musical en medios especializados, organice este experimento que gira alrededor de la juventud britànica de finales de los 70 y los 80, era dominada en lo musical por las diferentes ondas expansivas del punk: la new wave y el after-punk.
De
acuerdo con el contenido del libro, estas ondas parecen incluso ser
incompatibles entre sí. Como si una consistiera en una dulcificación y
domesticamiento y la otra en una profundización de sus postulados y una
corriente de convicción. Memorial Device, el grupo, forma parte de esta segunda
corriente y, si hubiera de atribuirle una equivalencia en la vida real, diría
que grupos como Throbbing Gristle son una evidente referencia, con sus líderes
sumidos en existencias extrañas y proclives a los excesos, con los
acontecimientos que van perfilando el grupo en su concepción extrema y radical,
con un cierto aire bizzare y una
cierta propensión a situarse en los aledaños de la tragedia.
Memorial
Device, la novela, queda configurada como una serie de testimonios acerca de
los diferentes componentes y su entorno. Toma un cierto tono coral, y esos
testimonios empiezan a aportar pistas que definen el escenario. Egos, celos,
relaciones turbias, decisiones extremas, y el trasfondo de un movimiento
musical que altera unos esquemas, pero que estos muestran resiliencia. La
escena musical queda retratada dentro de lo que es Airdrie, un pueblo escocés que
la narración muestra como un lugar gris y anodino donde surge un movimiento
entre poca expectativas y trabajos mal pagados. Ser un artista y comportarse
como un artista es una alternativa a la abulia y los miembros del grupo toman
nota de ello. El grupo se convierte en una pequeña leyenda alejada de los
canales comerciales, y esos personajes que entran y salen en la narración tan
pronto son sus miembros como personas que han tenido algo que ver con ellos.
Hay un desfile de parejas, de personajes, si no marginales sí a escasas
decisiones (drogarse, salir huyendo) de la marginalidad, aunque a la vez se perciba esa extraña
solidaridad propia de las pequeñas comunidades donde todo el mundo se conoce, y aunque la historia se sitúe en un Reino Unido ya acostumbrado a que la industria musical sea uno de sus productos exportables y la música (aunque sea a costa de alargar la beatlemania "illo tempore") una de sus enseñas de identidad.
No es un libro sobre música aunque sí sobre músicos como creadores y por tanto enfrentados, incluso a ese nivel y en ese círculo restringido de repercusión, a sus egos, a los de los demás, a las flaquezas del ser humano. La novela muestra esa especie de microcosmos local donde hay músicos y hay conciertos y hay admiradores y todo está vinculado, pero que en el fondo es visto por sus protagonistas como una opción para escapar de ahí. La ambientación es buena, la sensación de los testimonios y de la evolución, real, no hay pega, quizás, simplemente, es que este tipo de historias, asumido el entorno social, el carácter normalmente neurótico de los creadores, los vaivenes del talento y la repercusión de la fama y esas cosas, no suelen dar para más.
No es un libro sobre música aunque sí sobre músicos como creadores y por tanto enfrentados, incluso a ese nivel y en ese círculo restringido de repercusión, a sus egos, a los de los demás, a las flaquezas del ser humano. La novela muestra esa especie de microcosmos local donde hay músicos y hay conciertos y hay admiradores y todo está vinculado, pero que en el fondo es visto por sus protagonistas como una opción para escapar de ahí. La ambientación es buena, la sensación de los testimonios y de la evolución, real, no hay pega, quizás, simplemente, es que este tipo de historias, asumido el entorno social, el carácter normalmente neurótico de los creadores, los vaivenes del talento y la repercusión de la fama y esas cosas, no suelen dar para más.
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