Pedro Ugarte: El mundo de los Cabezas Vacías

Idioma original: Español
Año de publicación: 2011
Valoración: Recomendable

Este es el segundo libro de relatos de Pedro Ugarte que cae en mis manos. El primero, “Nuestra historia”, ganador del último Premio Setenil, me causó tan grata impresión que se hacía necesario comprobar si era flor de un día o no. Pues bien, pese a que considero “El mundo de los Cabezas Vacías” algo inferior a “Nuestra historia”, con este libro queda demostrado que Ugarte es un “cuentista” de lo más solvente.

Para esta ocasión se reúnen una docena de cuentos de unas 15 páginas cada uno, excepción hecha del más extenso “Azul marino o gris marengo” y del hiperbreve "Estación en la Tierra". En todos ellos Ugarte vuelve a poner el foco en la vida cotidiana del hombre corriente y en diferentes situaciones que van surgiendo a lo largo de la misma.

Si tuviera que definir en unas pocas palabras al Pedro Ugarte “cuentista”, diría que es el cronista de la gente normal. Los protagonistas de sus relatos, todos ellos llamados Jorge, bien podrían ser un único personaje con diferentes caretas o en diferentes momentos de su vida. Encontramos a un Jorge padre divorciado que pretende volver a ver a sus hijos, a otro (o el mismo) Jorge que comienza su andadura en el mundo laboral, a otro (o el mismo) Jorge escritor que forma parte de la “élite cultural local”, etc.

La principal virtud de los relatos de “El mundo de los Cabezas Vacías” es, más allá de su credibilidad, su capacidad de poner al lector frente a un espejo en el que es difícil que no se vea reflejado. Creo que todos hemos sido o podemos ser alguno de esos múltiples Jorge. Lo hace, además, con una prosa sencilla, pero efectiva. No hay especial complejidad técnica o estilística en los relatos de Ugarte. Consigue transmitir lo que busca sin florituras, sin adornos, un poco como sus personajes. 

  

Por otra parte, los relatos tienen su punto de humor, provocado, la mayoría de las veces, por el patetismo de las situaciones y de los personajes. Por ejemplo, el viejo cascarrabias que no mueve un dedo por cambiar nada (en el relato que abre el volumen y le da título), el hijo absolutamente dominado por la madre (en "Azul marino o gris marengo"), el solterón amargado (en "Una comedia romántica") o los “intelectuales” con ínfulas de grandeza (en "Habitantes del limbo").

En el aspecto menos bueno, quizá uno echa en falta algo más de mala hostia, aunque no sé yo si eso va con el carácter de Pedro, y algún que otro final de los primeros relatos que no me acaban de convencer del todo (sin entrar en más detalles).

Pese a lo anterior, creo que es un buen libro de relatos de un autor al que igual ya toca leer en su vertiente como novelista.

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