Idioma original: español
Año de publicación: 2008
Valoración: muy recomendable
Sábado del verano Occidental. Vayamos rapidito que hay que ir a la playa. Reseña breve y a volar.
Porque qué más puedo decir. Con excepciones señaladas (Bartleby y Compañía me pareció algo proclive a la espesura y Lejos de Veracruz excesivamente evanescente) todo lo que he leído de Vila-Matas me ha parecido excelente. Si fuera un poquito menos tímido y le diera por meterse en vericuetos socio-políticos ríete tú de Javier Marías. Bueno, y si escribiese para ese panfleto socialfakedemócrata llamado El País. Pero no lo hace, puede que lo haya hecho alguna vez y no voy a mirarlo (hay que ir a la playa), Vila-Matas dosifica su presencia en los medios y siempre que está presente lo hace con pretextos relacionados con lo literario.
Cómo se mueve el tío en ese contexto. Sí, argumentos no le faltarán a quienes se hastían de sus devaneos yoístas y de su manera de aparecer de una forma u otra en todos sus escritos. Pero si va a hacerlo como lo hizo en su Dietario voluble o como lo hace en este compendio de artículos que hasta ayer yo ni conocía y resulta que Sexto Piso publicó hace una década, ahí estaré para leerle y empaparme de su prosa impoluta, de su enorme respeto a la gramática, de su legibilidad, de su conocimiento canónico de escritor tras escritor uno tras de otro, de su persistente tono irónico elegantemente oculto en cada frase y sobre todo en las autoreferentes. Aquí hay una veintena larga de pruebas con muy pocos resquicios. Quizás algún concepto en un artículo o una anécdota o una cita que vuelve a aparecer unas páginas más allá que puede ser unos años porque hay artículos aquí de distintas épocas y el hombre ha sido prolífico. De hecho uno de ellos es una curiosa retrospectiva que Vila-Matas hace su propia obra y que resulta ser tan estimulante del apetito. En ciertos artículos se entrega a disquisiciones sobre el proceso creativo relacionadas con algunas de sus obras. Siempre de forma amena, con una erudición natura y nada engreída. En otros recrea su cosmos de amistades literarias y sus viajes en distintas fases del proceso de inspiración (algunos en su búsqueda, otros supongo que disfrutando de sus merecidos royalties) y visita Mérida en Venezuela - fascinante pasaje de aires mannianos para alcanzar un hotel situado en los Andes, visita Parma, claro, pasea por Barcelona y habla de las aceras de la Diagonal, visita Lisboa - descomunal panegírico el le que dedica entre líneas - y menciona a autores favoritos y de su entorno (los mezcla al gusto) como Pérec, Gombrowitz, Pessoa, Villoro, Fresán, Cercas...y claro, cómo no iba a seducirme a mí... a Roberto Bolaño le dedica un par de artículos que algunos tildarán, obvio, de parciales y hasta de corporativistas, pero ahí están, generando frases para fajines y para ilustrar coloquios y demostrando a quien quiera la apuesta segura que es Vila-Matas a la hora de disfrutar de un escritor de tomo y lomo.
Leo un día de estos El viaje vertical y lo juro que ya no reseño nada más aquí de él.
(A partir de ese momento, seguiré leyéndole por puro placer, como deberíais hacer vosotros.)
No será Gombrowicz? Francesc ha salido corriendo a la playa!
ResponderEliminarSaludos
Hola, Francesc:
ResponderEliminarMe gustaría hacerte varias preguntas desde la más pura ignorancia. En general, soy bastante " benévola" o acrítica con el trabajo literario, excepto con aquellos mindundis televisivos que sacan libros escritos por otros, etc.., por ello hay cosas que os oigo y no entiendo. Las enumero para aclararme:
1¿Qué pasa con los escritores que publican en el Pais? ¿No se libra ni uno?
2.¿Cómo se puede escribir olvidándose de uno mismo?
3. ¿Vila-Matas no es un escritor politizado?
Bueno, como siempre, espero no molestar a nadie. Me ha sorprendido mucho lo de El País, donde, por ejemplo, escribe un enorme escritor como Manuel Rivas.
Saludos
De hecho, Enrique Vila-Matas colabora en EL PAÍS con la columna quincenal Café Perec, que debe de llevar publicándose algo menos de una década.
ResponderEliminarPor mi parte, espero que Francesc no solo reseñe El viaje vertical sino que continúe hasta agotar toda la obra de este autor, al igual que confío lo haga con Bolaño.
Esta reseña no la ha escrito Francesc Bon. Estoy convencido.
ResponderEliminarPésimo escritor, me sigue llamando la atención gente que se da por leída que valore ciertos autores, adiós blog
ResponderEliminarHola a todos. Honestamente, la vida no me da para atender mucho a la prensa y puede que me pierda cada día alguna maravilla escrita en El País, La Vanguardia o el Ara y no me entere. Puede que para eso estén los volúmenes recopilatorios, las hemerotecas o las retrospectivas que se hacen entre kleenex pringosos porque el autor ha traspasado. En todo caso, veo a Vila-Matas con una cierta voluntad de aislarse del murmullo y no especular con que a alguien le interese su opinión de ciertas cosas y agradezco que, siendo barcelonés, lo consiga.
ResponderEliminarCorregido lo de GoMbrowitz y alucinado con lo de Cristina (¿pésimo? ¿adiós blog?). Sobre lo de agotar la obra de Vila-Matas, muy difícil, sobre la de Bolaño, al paso que va Alfaguara, casi más. Aunque en ello andamos.