Título original: The rats
Traductora: Lupe Tellechea del Puerto
Año de publicación: 1974
Valoración: Está bien
James Herbert hizo la competencia al mismísimo Stephen King en lo que a ventas se refiere. Y con su primera novela, Las ratas. Empezó a escribirla a los 28 años. La presentó a seis editoriales, hasta que una de ellas se decidió a publicarla. El libro cosechó un éxito tremendo, y su autor lo convertiría en la primera parte de una trilogía.
Además de popularidad entre los lectores, Las ratas despertó admiración dentro del sector literario. Aunque está plagada de una violencia explícita bastante habitual en la literatura de terror de la época, introdujo una novedad: zambullir a un protagonista normal en una situación tan espeluznante como verosímil. Esta aura de realidad sedujo a muchísimos escritores de género, los cuales acabarían por implementarla en sus historias. Pienso en autores como el ya mencionado Stephen King o Dean R. Koontz.
Además de popularidad entre los lectores, Las ratas despertó admiración dentro del sector literario. Aunque está plagada de una violencia explícita bastante habitual en la literatura de terror de la época, introdujo una novedad: zambullir a un protagonista normal en una situación tan espeluznante como verosímil. Esta aura de realidad sedujo a muchísimos escritores de género, los cuales acabarían por implementarla en sus historias. Pienso en autores como el ya mencionado Stephen King o Dean R. Koontz.
Dicho esto, vamos al argumento del libro: Londres se ve infestado por una nueva especie de ratas. Estas ratas son más grandes y oscuras que las que se pueden ver en los muelles, no parecen tener miedo de las personas y se alimentan de carne humana. Encima, hay un brillo malicioso en su mirada. Como lo oís, ¡estas alimañas hacen que los roedores de El pozo y el péndulo parezcan unos adorables cachorritos!
El caso es que Harris, un profesor de arte, acabará luchando contra tan temible plaga. Y si os presento a Harris es porque, aunque estamos ante una novela coral, es el protagonista indiscutible de la misma. No es un personaje demasiado profundo, pero es fácil cogerle cariño. De hecho, James Herbert se empeña en que simpaticemos con él. A veces, volviéndolo una fantasía de poder; en otras ocasiones, sometiéndole a escenas tan moñas como innecesarias con su novia. Ardides estos literariamente chapuceros, si se me permite. En todo caso, pero, los trucos del escritor funcionan, y sufrimos por Harris cada vez que su vida peligra; si, además, se la está jugando por una causa noble, ya ni te digo.
El caso es que Harris, un profesor de arte, acabará luchando contra tan temible plaga. Y si os presento a Harris es porque, aunque estamos ante una novela coral, es el protagonista indiscutible de la misma. No es un personaje demasiado profundo, pero es fácil cogerle cariño. De hecho, James Herbert se empeña en que simpaticemos con él. A veces, volviéndolo una fantasía de poder; en otras ocasiones, sometiéndole a escenas tan moñas como innecesarias con su novia. Ardides estos literariamente chapuceros, si se me permite. En todo caso, pero, los trucos del escritor funcionan, y sufrimos por Harris cada vez que su vida peligra; si, además, se la está jugando por una causa noble, ya ni te digo.
Como aspecto negativo de este libro mencionaría el intento frustrado de James Herbert por conceder algo de profundidad al texto. Parece que el autor está a punto de emplear a las ratas como metáfora con la que reflexionar sobre la Humanidad (devastada aquí por la Segunda Guerra Mundial) y su implacable deseo de sobrevivir. A la postre, pero, jamás se llega a insistir en esta deriva. Ni en esta, ni en ninguna otra, en verdad. Y es una lástima, porque se hubiera podido aportar a la obra un mensaje poderoso, y dotarla de mayor interés literario. Aunque, ahora que lo pienso, quizás mejor que la cosa quede de este modo, así, sencilla. Autores de terror como Dean R. Koontz, por ejemplo, acaban volviendo risibles y pretenciosas a sus historias al meterles con calzador algo de sociología de manual, o al decir a través de ellas algún tópico de una simpleza sonrojante. Así pues, lo que en otro tipo de literatura sería un problema, aquí no es para tanto. ¿Que no hay un mensaje? ¡Da igual, yo sólo vengo a entretenerme, y con mucha honra!
Y es que, al final, Las ratas es lo que es: una novela disfrutable. Ni más, ni menos. Tiene personajes que, sin ser para nada interesantes, logran que empatices con ellos. Asimismo, nos granjea alguna que otra escena memorable (el asalto de los roedores a la escuela es increíble, y la "batalla final", ya ni te cuento). Garantizado: un pasatiempo estupendo, que, para colmo, sentó escuela en su momento. ¿Se puede pedir más para una tarde soleada?
Y es que, al final, Las ratas es lo que es: una novela disfrutable. Ni más, ni menos. Tiene personajes que, sin ser para nada interesantes, logran que empatices con ellos. Asimismo, nos granjea alguna que otra escena memorable (el asalto de los roedores a la escuela es increíble, y la "batalla final", ya ni te cuento). Garantizado: un pasatiempo estupendo, que, para colmo, sentó escuela en su momento. ¿Se puede pedir más para una tarde soleada?
El póximo! Gracias
ResponderEliminar¡Gracias a ti por comentar, ABRIL! Si te animas puedes contarnos qué tal la novela; ojalá la disfrutes tanto como yo ;)
ResponderEliminarBueno, pues me he leído "Las ratas" prácticamente en dos tardes, y estoy en general muy de acuerdo con tu reseña. Igual yo le habría dado una nota un pelín más alta, "entre está bien y recomendable" e incluso "recomendable", porque como tú dices, de lo que se trata es de entretenerse con la lectura, y eso lo consigue sobradamente.
ResponderEliminarPersonalmente me parece que la novela funciona mejor en su primera mitad, en que es una novela más coral, con episodios independientes en que se cuentan los ataques de las ratas, que en la segunda, en que se centra más en el profesor Harris y acaba por transformarlo en una especie de John McClane de la lucha contra las ratas. Esa segunda parte cae en más clichés del género de acción/terror, mientras que la primera es más original, aunque también tenga algunos capítulos o subtramas prescindibles (a qué viene ese viajecito romántico al campo en medio de la acción? Solo lo entendería si es porque ese escenario campestre se va a retomar en las secuelas de la novela, porque dentro de esta queda rarísimo).
La lectura social del libro me parece interesante, aunque coincido en que no está suficientemente desarrollada, solo sugerida. Parecería querer decir que el abandono de las clases trabajadoras y de los "excluidos" de la sociedad acaban produciendo el colapso de la sociedad en su conjunto. (Curiosamente, mientras leía la novela, sobre todo a causa del personaje del profesor Harris, me acordaba de "Wilt" de Tom Sharpe, una novela de un género muy diferente pero que describe un contexto sociopolítico bastante semejante)
En fin, que es una novela disfrutona, puede resultar algo "gore" para algunos gustos, pero hace pasar buenos ratos...