Título original: Autobiography
Traducción: Rubén Martín Giráldez
Año de publicación: 2016
Valoración: Se deja leer
Está bastante claro por qué uno lee una autobiografía: morbo y cotilleos al margen, casi siempre porque se considera interesante lo que determinado personaje ha hecho, su obra, y a veces también su vida. En mi caso, la trayectoria musical de Morrissey, especialmente en su primera parte, figura en la zona más alta de mis preferencias, y el caballero en cuestión parecía presentar peculiaridades que me movían a la curiosidad. Por si alguien no lo sabe todavía, Morrissey –como así se le conoce, a secas- fue el vocalista y letrista del grupo británico The Smiths, que lo petó allá por los años 80 del siglo pasado, ese intenso periodo en el que muchas joyas de la música coexistieron con una cantidad nada desdeñable de basura acústica. Si no me equivoco, editaron cuatro discos de estudio en otros tantos años, además de varios recopilatorios, de los que ‘Hatful of hollow’ (para mí, el mejor) tiene una reseña publicada hoy mismo en el elegante blog Un disco a la semana. A partir de ahí inició una carrera en solitario, ya más bien crooner y que he seguido con menos entusiasmo, aunque también está a buen nivel.
Aparte de por qué leer una autobiografía, la otra gran cuestión es por qué se escribe una autobiografía. Las posibles respuestas serían: a) Por dinero b) Porque alguien considera que su vida es muy interesante c) Para ajustar cuentas. Al final de esta reseña quizá tengamos una idea clara de la que en este caso es la respuesta correcta.
Morrissey es el hijo menor de la típica familia numerosa irlandesa emigrada a Manchester, donde nació Steven. Sin ningún preámbulo entramos en su infancia y adolescencia, entre viejas casas, pesadumbre y gente desnortada, en una ciudad cubierta por una ‘nube de amargura’. Casi todo el primer cuarto del libro se centra en la aterradora experiencia escolar: Morrissey despacha mandobles con saña, página tras página, hacia aquellos profesores –con nombres propios- que en su día dedicaban a sus alumnos castigos físicos continuos, pero sobre todo desprecio y hostilidad sin límites. Esta crítica al sistema educativo, feroz y cargada de rencor visceral, es bastante frecuente en Inglaterra (en el ámbito musical, véase el famoso ‘Another Brick in the Wall’, de Pink Floyd), lo que resulta muy significativo. Llegado a los 14 o 15 años, Morrissey parece estar ya en el límite (‘seguramente soy parte de un experimento científico de aguante, o una broma de Dios’), y la música es la única e improbable luz que cree descubrir.
No se puede decir que Moz se haya esmerado mucho en contarnos su entrada en el mundo de la música y la creación de los Smiths. Todavía menor de edad, empieza a quedar fascinado por sucesivos artistas y bandas (Bowie, Patti Smith, sobre todo los New York Dolls), y un breve contacto con un músico le conduce, casi por casualidad, a conectar con Johnny Marr. De ahí a los Smiths, los conciertos y el inicio del éxito van poquitas páginas, y habrá que esperar a más adelante para encontrar algún comentario sobre aquellas experiencias iniciales.
Todo el texto es una especie de avalancha de recuerdos o más bien sensaciones sin interrupción, y a veces parece la letra de una canción interminable. Apenas encontramos algún que otro punto y aparte –generalmente, colocados sin mucho sentido- y desde luego ningún apartado, capítulo o epígrafe que ordene un poco el relato. Se diría que el autor va soltando ideas como si estuviera bajo hipnosis, y el estilo tampoco ayuda en absoluto, es un tono a veces adolescente, intenso y metafórico, cargado de una ironía amarga, y a ratos tan confuso que uno renuncia a entender del todo ciertas frases. Tampoco la traducción da la sensación de ser capaz de dominar esa prosa encrespada, que a veces quiere ser poética y otras se regodea en el lodazal. Vamos, que no es una lectura de la que se disfrute precisamente, y hay que ir extrayendo las ideas con paciencia si queremos progresar.
Sorprende también no encontrarnos los elementos habituales en la biografía de gente de la música: poco sexo (o casi nada), alcohol a cuentagotas (casi literalmente) y nada en absoluto de drogas. No sé si Morrissey se lo salta porque no lo considera interesante, o simplemente porque hay poco o nada de todo eso (difícil de creer, pero podría ser), pero hay que decir que tampoco se echa de menos exactamente. Eso de las juventudes edificadas sobre el perico, las orgías y el whisky, está muy visto y a nadie escandaliza ya.
La posición del músico mancuniano es siempre crítica con casi todo lo que le rodea, pese a ser ya algo parecido a una estrella y los Smiths un grupo reconocido y relativamente vendedor. Las tortas se reparten por igual hacia su discográfica Rough Trade, críticos musicales y emisoras de radio, sin que se libren sus propios compañeros de banda, incluido el genial Marr. De manera que la irritación y hostilidad que parecían justificarse en un jovenzuelo inadapatado no sólo se mantienen, sino que se incrementan. Y así, la disolución de los Smiths, envuelta en un considerable mal rollo, termina años después en un juicio al que dedica ¡50 páginas! de hiel y furia incontrolable.
Su carrera en solitario tampoco consigue frenar del todo el ímpetu destructivo, y hasta que llegamos a las últimas páginas no encontramos un ápice de alegría, casi ni un brote de simpatía, de afecto, ninguna sensación positiva. Es una retahíla de reproches, tonos desabridos, chistes ácidos, resentimiento contra todo y contra todos, conjunto tampoco muy entendible en un tipo que ha triunfado. Vamos, que ya tenemos clara la respuesta a la cuestión inicial sobre el porqué del libro. Movido por la paranoia y el victimismo, Morrissey es, en sus propias palabras, un tipo ‘intolerablemente egocéntrico e impostadamente depresivo’. Bueno, al menos es sincero. Y, por decirlo todo, terminando el libro parece colarse en su vida una brizna de satisfacción a la vista de la gente que acude a sus conciertos, de forma que nuestro músico parece haber encontrado algo de paz espiritual.
Pero, claro, esto es una autobiografía y, aunque no esté realmente muy bien escrita ni disfrutemos casi nada de la lectura (parece escrita a la carrera, quizá no muy bien traducida y más bien mal editada), resulta que consigue plenamente el objetivo, no sé si del autor, pero sí del género: retratar con fidelidad al personaje. De manera que tenemos una descripción, cruda y seguramente veraz, de un tipo que parece permanentemente infeliz. O tal vez todo se resuma en aquella frase que cantaba en la maravillosa 'How soon is now?':
'I am human and I need to be loved'
Morrisey, ese artista con un ego que no le cabe en el pecho (ni en el cuerpo). Gran reseña y pequeña decepción de un libro al que tb le tenía ganas.
ResponderEliminarAbrazo!
A mí el carácter o la personalidad del fulano no me afecta para nada a la hora de disfrutar de su música, pero sí es verdad que el libro no deja muy buen sabor de boca. Yo esperaba algo más de alguien que ha demostrado sensibilidad y capacidad de crear cosas realmente interesantes, pero está visto que lo suyo es la música y no la literatura. Todo parece un desquite apresurado y visceral, poco cuidado, y poco ha faltado para colocarle un 'decepcionante'. Quizá lo que me ha retraído ha sido considerar el libro digamos como un documento, una confesión que, aunque el autor no lo pretenda, constituye un autorretrato espontáneo y por eso mismo muy fiable. Si lo vemos así, tiene un pase.
ResponderEliminarSaludos a la vuelta del puente!
La leí en inglés , con lo cual, como se haya traducido al español, no se si haya cambiado el tono del cuento. Su descripción de Manchester en los tiempos de Margaret Thatcher dan cuenta de un ambiente opresivo escolar, con una tenue luz de una relación muy buena con su madre, abuela y hermana, una infancia y adolescencia haciendo listas con las Díez mejores canciones de la semana y demás listas que elaboraban las radios y que hoy pierden sentido con el iTunes. El Moz es egocentrico y depresivo y si es cierto que hace un ajuste de cuentas con varios personajes, pero si he podido enterarme de como se reparten o repartían las ganancias en el negocio de la música, de la división del trabajo dentro de los Smiths en la que dos trabajaban por cuatro y que el juez que resolvió el juicio por las regalías decidió que las ganancias netas debían dividirse entre cuatro cuando solo Johnny Mar y Morrisey eran los que trabajaban. La biografía me gustó porque el escritor es honesto consigo mismo y no esperaba literatura mayor sino saber de Los Smiths y las razones de su ruptura, del cotilleo sobre la sexualidad de Morrisey y no quede decepcionada pues finalmente queda claro que le gustan los tíos y alguna mujer y esto último es como dudoso, y finalmente, ya saldrá alguna biografía no autorizada contando lo que falte, que igual la leeré pues lo que me acerco al libro fue el músico y no el literato
ResponderEliminarHola Miriamcita. No pongo en duda la honestidad del autor, y también reconozco que la parte inicial, con el dibujo de ese Manchester deprimido, como tantas otras ciudades postindustriales, gris, llena de parados y gente que ha perdido toda esperanza, esa parte digo, me parece interesante, con el ingrediente tan inglés de la represión escolar. Y me parece interesante yo diría que a pesar de cómo está escrito. Parece algo basado en anotaciones de un adolescente, con rabia no aplacada cuarenta años después y rastros evidentes de un lenguaje pretendidamente poético. Y como decía en la reseña, aunque no me siento capacitado para juzgar, la traducción sospecho que empeora el original.
ResponderEliminarAparte de esto, el libro no aporta casi nada a lo que, como aficionado a su música, me interesaba especialmente: cómo se formaron los Smiths y cómo llegaron a ensamblar con esa eficacia la música de Marr y las letras de Morrissey, cómo se sintieron unos tipos (chavales, más bien) que apenas sabían nada de ese mundo, encontrándose de repente en el centro de una movida bien intensa, como era la escena independiente de la época. Ni siquiera sabemos si había desavenencias artísticas que condujeran a la disolución o sólo se trataba de rencillas económicas. Es decir, poca información sobre lo que yo al menos consideraba digno de conocerse. Porque si le gustan más los chicos o jugar al parchís me importa bien poco.
En cuanto a la forma, yo tampoco esperaba encontrar alta literatura -lo que quiera que eso sea-, pero sí algo más cuidado en un tipo que escribe letras de canciones: si esto no es una poesía, debe emplearse un lenguaje más adecuado para que el dato llegue al lector, se debe cuidar la información sobre las referencias que se citan (eso también es cosa del editor), estructurar el texto al menos mínimamente, etc. etc. Y no, 50 páginas de exabruptos por un juicio no se justifican se mire por donde se mire.
Así que esos son los motivos para no haberlo valorado mejor. Me alegro que a tí te haya gustado más, y gracias por aportar tu opinión.
Muy buen análisis del personaje y de la Autobiografía.
ResponderEliminarMorrissey queda explicado a las claras.
Gracias.
Muchas gracias Anónimo, esa era la intención. Gracias por visitarnos.
ResponderEliminarGracias Carlos por traer a Morrissey. No importa si su autobiografía apesta o casi. Es un músico esencial en mi vida. LLegó con Viva Hate en 1988, siendo yo un exiliado, via cassette. Everyday is like Sunday, Suedehead y Late night, Amblin Street fueron himnos que me acompañaron en una muy solitaria etapa de mi vida.
ResponderEliminarRecién años después conocí su etapa previa con los Smiths.
Un tipo extraño. Pero qué me importa? Simplemente le agradezco su música. Es todo.
Estamos de acuerdo, Puma. En mi caso esa música que quedará para siempre es más bien la de los Smiths, pero Viva Hate es también un disco estupendo. Por todo esto he querido dejar claro que su vida o su (in)capacidad para contarla bien nunca podrá oscurecer aquella música y lo importante que fue para nosotros.
ResponderEliminarComo siempre, un placer contar contigo en el blog.
Yo lo compré en inglés en una edición chulísima (tapa dura con sobrecubierta) por dos míseros euros. Dos. Y todo porque si mal no recuerdo, cuando se publicó en UK Morrissey dijo que no pensaba autorizar traducciones a otros idiomas. Y mira por donde tres años después Malpaso la sacó en español. Con el poco interés que tengo el leer en inglés, lo más probable es que mi copia se quede acumulando polvo en alguna estantería de casa.
ResponderEliminarPues, a no ser que tengas mucho interés en el tema, tampoco te vas a perder gran cosa. Dos euros = una cañita (en lugar más bien barato, si lo encuentras)
ResponderEliminarUn saludo y gracias por comentar.
Pues a mí sí me gustó.
ResponderEliminarLa primera parte tiene un alto componente literario, narrando su infancia en ese Manchester industrial, deprimente y gris, y la segunda parte mantiene el interés con chascarillos de los Smiths y bilis, mucha bilis, hacia sus excompañeros, hacia el juez, etcétera.
Yo lo disfruté bastante, pero claro, soy fan.
Si tuviera que calificar el libro, lo haría por partes: "muy recomendable" para el primer tercio y "decepcionante" para el resto.
ResponderEliminarNada de acuerdo en la calidad literaria; creo que por lo menos las primeras 150 páginas son excelentes: gran narrador y con una prosa exquisita; además es muy bueno el retrato que nos ofrece del Manchester postindustrial.
Otra cosa son las potencialidades perdidas. Me refiero a lo interesante que hubiera sido la descripción por parte de Morrissey de todo el ambiente musical mancuniano en aquella época de efervescencia creativa, años gloriosos para la historia musical, incluyendo todo lo relativo a la parte musical de los propios Smiths, a lo que Morrissey le dedica muy pocas páginas, dejándonos con la miel en los labios.
En cambio (y aquí estoy de acuerdo con la reseña), nos ofrece con todo lujo de detalles todo lo relacionado con el juicio por los derechos de Mike Joyce (50 páginas interminables) y nos reitera hasta la saciedad todos los rencores hacia éste y otros personajes de la escena musical como Geoff Travis, Tony Wilson (al que se refiere con un impersonal Anthony Wilson) y John Peel (qué sorpresa!), entre otros.
También se me hizo muy aburrida casi toda la parte que nos cuenta de su gira en solitario, por lo visto, estaba muy preocupado por el número de entradas vendidas.
No obstante, no echo en falta los chismorreos sobre la ruptura del grupo; para ello está el libro "La Alianza Rota", de Johnny Rogan, que nos cuenta todo esto con pelos y señales.
Saludos.
David y Pablo, veo que coincidís por lo menos a grandes rasgos en la valoración, mucho más benevolente que la mía.
ResponderEliminarEs indiscutible que la primer parte del libro (como el primer tercio), centrada en la etapa más juvenil de Manchester, es la que tiene mayor interés. Como bien señaláis los dos, deducimos una buena descripción de la ciudad gris, decadente, abatida, una imagen bien conocida de localidades industriales en declive. Digo deducimos porque es -creo- más bien una conclusión que obtiene el lector que una idea transmitida a través de una prosa convincente. Me sigue pareciendo un relato de jovenzuelo frustrado que tendría más valor si Morrissey no estuviese ya cerca de los 60 tacos. Pero aún así admito que posee algún interés.
Respecto del resto, yo creo que tampoco estamos tan alejados. Claro, Pablo, las 'oportunidades perdidas' justamente nos privan de la mayor parte de los motivos por los que muchos hemos accedido al libro. Y sobre lo demás, entiendo que coincidimos en su escaso valor, tanto literario como biográfico.
Al final, nuestra principal divergencia está en la valoración global, todo dependerá del peso que otorgamos a cada ingrediente. Para mí los posibles méritos son claramente menos relevantes que las carencias, pero me alegro de que vuestra opinión haya sido más favorable.
Muchas gracias a los dos por vuestra aportación.
Donde lo puedo conseguir?
ResponderEliminar