Título original: Der Meister des Jüngsten Tages
Traducción: Jordi Ibáñez
Año de publicación: 1923 (edición de 2017)
Valoración: Recomendable
Leo Perutz es un escritor checo, aunque de origen austriaco y lengua alemana, nacido en los últimos años del siglo XIX. Así que por centroeuropeo y fin-de-siècle me trae inevitablemente a la cabeza imágenes, o más bien sensaciones, asociadas a Kafka o Meyrink por ejemplo: callejuelas solitarias, presencias inexplicables, personajes corrientes de la pequeña burguesía envueltos en misterios antiguos, lo desconocido irrumpiendo en vidas rutinarias.
No andamos descaminados. ‘El maestro del juicio final’ nos muestra una reunión en casa del actor Eugen Bischoff quien, sin saberlo, está técnicamente arruinado. Ahí encontramos gente más o menos acomodada y amante de las artes, una pequeña nómina habitual en la literatura de la época, y entre los asistentes, el ex-amante de la esposa del anfitrión, un barón de profesión militar. Durante la velada Bischoff aparece muerto en extrañas circunstancias, y varios de los asistentes hacen cábalas sobre lo que ha podido suceder. Algunas voces se levantan acusando al barón y otras apuntan a aspectos más o menos misteriosos, pequeños detalles que no terminan de encajar.
Hasta aproximadamente la mitad del libro todo se mueve sobre conjeturas en torno a la culpabilidad del barón, discusiones entre los presentes con la tensión subyacente de la viuda siempre en segundo plano, y sucesivas oscilaciones en la presencia de ánimo del sospechoso. La narración –más bien es una misma escena con diferentes cuadros- tiene mucho de teatral, son diálogos en escenarios interiores con personajes que entran y salen, y en mi opinión se prolongan algo más de lo necesario. Puede decirse que no encontramos el grado de tensión esperable ante lo dramático de la situación, y el barón, que narra en primera persona, parece un sujeto justito de personalidad y de una sensibilidad algo desconcertante. Lo más relevante que nos deja esta primera parte consiste en dejar abiertas diferentes perspectivas, y una cierta niebla argumental donde los demás personajes amagan muy levemente posibilidades de ser caracterizados (el iracundo hermano de la viuda, un médico un tanto marrullero, el ingeniero que parece saber más de lo que dice), aunque sin concretarlas nunca.
A partir de aquí la novela adquiere un tinte policíaco, aunque serán los propios involucrados y no la Policía quien desarrolle la investigación. El barón por una parte (para demostrar su inocencia, o simplemente aclararse a sí mismo) y otros personajes por otra seguirán una serie de indicios para llegar al fondo de la verdad, coincidiendo reiteradamente en los mismos escenarios, sin que se explique bien el por qué. A estas alturas la historia se va animando, y en esos ambientes un tanto oscuros de la Viena del cambio de siglo iremos encontrando algunos nuevos personajes, casi siempre singulares y con un matiz dudoso, que irán dando pistas o aumentando la confusión, según los casos. Al mismo tiempo crece el factor inexplicable y la desorientación del lector aumenta en paralelo a la de los investigadores.
De forma que la novela va claramente de menos a más, y termina capturando nuestra atención con mayor vigor y giros que nos van conduciendo hacia un final resuelto con solvencia, por caminos que a buen seguro habrán entusiasmado a Borges -por lo visto, enérgico defensor de Perutz. (Y aquí me disculpo por el circunloquio, pero es que es francamente difícil comentar la trama sin desvelar nada importante). La virtud del libro reside en integrar el perfil policíaco con la evocación de misterios oscuros, tal vez literatura fantástica, quizá esoterismo. Un coctel atractivo aunque no siempre manejado con suficiente destreza, con lo que el libro resulta interesante aunque desigual.
Me llama muchísimo la atención. El ambiente que lo embarga, la reminiscencia a autores como Kafka o Gustav Meyrink y la aprobación de Borges hace que por lo menos merezca la pena echarle un ojo. No conocía a Perutz, pero de seguro que lo leeré en breve. ¡Muchísimas gracias por tu reseña!
ResponderEliminarNo es que el libro me haya fascinado, creo que le falta un poco de brío, de audacia, pero aun así pienso que merece la pena.
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario, Lucas, ya nos contarás.
Menuda plétora de escritores centroeuropeos en el período de entreguerras (auténtica Edad de Oro) y qué gozada la recuperación de estos autores por parte de algunas editoriales.
ResponderEliminarAbrazo!
Ya sabía yo que esto te iba a gustar. A ver si un día me animo con los 'Trenes...' de Hrabal.
ResponderEliminarSaludos!
Hola!! Porfavor No dejen de leer de Leo Perutz. “ El Judas de Leonardo”. Les prometo que no los decepcionará.
ResponderEliminarSaludos
Tomamos nota, Marcela. Gracias por tu aportación.
ResponderEliminarTiene buena pinta. Habrá que echarle un vistazo.
ResponderEliminarAprovecho para proponeros que en el apartado de los datos de los libros se indique el número de páginas (aproximado).
Creo que sería de utilidad para hacerse una idea y para decidir si vale la pena ponerse con un libro.
Gracias
Hola Pablo. En relación al número de páginas, es algo que hemos comentado en ULAD en más de una ocasión. Efectivamente, sería una pista útil para el posible lector, y yo en principio estaría a favor; sin embargo acabamos desechando la idea porque también podría llamar a engaño al existir en muchos casos diferentes ediciones y por lo tanto con un número de páginas desigual. Como ves, es cuestión de opiniones.
ResponderEliminarComo siempre, gracias por tu comentario.
Hola, la acabo de leer y me ha fascinado; yo la elevaría a muy recomendable.
ResponderEliminarNovela muy bien escrita (y traducida), una trama creíble dentro del género y que te mantiene en vilo, a ratos divertida, con personajes curiosos y singulares.
No me ha disgustado la primera parte y el conjunto me ha parecido compacto y homogéneo. Quizá el único pero que le pongo es ese epílogo con nota del editor, que me parece que sobra y que le resta misterio a la obra.
Marcela, seguiré tu consejo, ya tengo a mano el Judas de Leonardo.
Saludos.
Hola Pablo. Me alegro que te haya gustado tanto. Seguramente has sabido ver cosas que yo no he sido capaz de apreciar, tu perspectiva debe ser mucho más borgiana que la mía, lo cual es mucho decir, jeje. A mi me pareció algo que tenía mucho potencial pero que no se le sacaba todo el partido posible.
ResponderEliminarEncantado de encontrarte de nuevo por aquí.
Perspectiva borgiana, ya me gustaría! Borges me parece casi inalcanzable.. Está en mi recuerdo la maravillosa colección de la Torre de Babel, com esa edición tan cuidada y la gran selección de relatos por parte del genio argentino.
ResponderEliminarEn este caso, el libro, por la razón que sea, me ha impactado más a mí que a ti, pero también tengo que reconocer que sin esta reseña yo no me hubiera acercado a este autor, que antes desconocía.
Saludos.
La Biblioteca de Babel, quería decir.
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