Año de publicación: 1997
Valoración: Se deja leer
Allá por los años sesenta, el protagonista, hijo de los pobres aparceros de una próspera finca en tierras del Huelva que no llega a asumir su condición, usurpa la identidad del señorito para enrolarse en la Legión pasando a formar parte del Tercio melillense.
Lo primero que me molestó fue cierta impericia, un manejo de las herramientas literarias que recuerdan a un escritor novel, situaciones descritas a vuela pluma, detención en detalles irrelevantes, enumeraciones anodinas, prosa en ocasiones algo descuidada, un ritmo narrativo lento y bastante monótono. Todo lo cual mejora notablemente cuando el protagonista entra a formar parte, por causas ajenas a su voluntad, del truculento grupo Hijos de la Noche. A partir de ahí, el contenido adquiere complejidad e interés, los personajes empiezan a definirse un poco dejando de ser meros pretextos para presentar un cuadro de costumbres de la vida militar que salen y entran sin dejar huella en la memoria de los lectores. Casi hasta el final, Casariego consigue adueñarse de las riendas, encuentra el ritmo adecuado y define sus propósitos narrativos, encontrándonos, por fin, con párrafos enteros que transmiten emoción así como descripciones efectivas y bien trabajadas, derivas argumentales incluidas.
No obstante, esta discrepancia entre una parte y otra queda un poco forzada, el abandono de la inacción narrativa y del tono excesivamente monocorde a base de añadir, e ir incrementando, las escenas eróticas y violentas dejan demasiado en evidencia la necesidad de provocar un interés que había brillado por su ausencia hasta el momento.
Todo eso sin olvidar que el factor más esperado, baza fundamental de la trama y verdadero responsable de la tensión narrativa, a saber, cuál será el desenlace de la gran impostura en torno a la cual ocurre todo, queda inexplicablemente en el aire. Una omisión tan fácil como imperdonable que acaba dejando en nada esas intenciones que habíamos creído adivinar en algún punto de la historia.
Tanto las situaciones como la mentalidad de los personajes recrean claramente esos años sesenta en que transcurre la acción. Lo extraño es que el enfoque que se da el texto, el trato que recibe el único personaje femenino con alguna relevancia y la forma de abordar las situaciones parecen un tanto anacrónicos, incluso rancios, en una obra escrita ya al borde del siglo XXI. Porque esta hija que da título al libro y que, tal como indica su sintaxis, existe en función de los varones que la rodean, no es más que un triste y solitario florero cuya única e involuntaria función se reduce a desencadenar un rosario de tragedias y a servir de excusa para incluir un par de tópicas escenas de sexo. En ese ambiente, algunos (el propio José, el coronel, el sargento apodado Mijo, el teniente Perales y algún otro compañero que destaca por su violencia) son los que toman decisiones, María, aún apareciendo como culpable (“La Virgen del Pecado atraía la desgracia sobre aquellos que la rodeaban”), únicamente las sufre. Hasta un personaje tan secundario como Ahmed, un niño marroquí, tiene más capacidad de decisión sobre su futuro que ella.
“Mientras la miraba, pensó que si ella hubiera pronunciado cualquier otro nombre, cualquier nombre que no fuera el suyo falso, la habría matado allí mismo, con sus manos, la hubiera estrangulado con esas mismas manos con las que ahora la sujetaba por las sienes.”
¿Qué puede hacerse cuando te das cuenta de que estás leyendo algo a disgusto? ¿Abandonar el libro? Por supuesto. A no ser que estés comprometido con un blog (con este, por ejemplo) y empezar otra lectura desdeñando las páginas leídas suponga una considerable pérdida de tiempo. Por otra parte, no me cabe duda de que los argumentos contrarios a esta novela pueden animar a leerla a más de uno, y si esto sucediese lo consideraría un acierto por mi parte.
La hija del coronel, que recibió el Premio Ateneo de Sevilla 1997, pretende ser tragedia y se queda en mero melodrama, con mucho morbo innecesario y poca verosimilitud en su recta final que le prestan cierto aire almodovariano, aunque sin la sorna y sana ironía que caracterizan al cineasta.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola:
ResponderEliminarSin haber leído ninguno de los dos libros (y la verdad, ni ganas), la sinopsis de la novela me ha recordado la de esta otra, por lo que me pregunto si tendrán algo que ver...
http://www.lecturalia.com/libro/74702/me-hallara-la-muerte
Un saludo.
Hola Juan,
ResponderEliminarNo he leído nada de JM de Prada -y la verdad, ni ganas :)-, pero leyendo la sinopsis creo que hubiese preferido ese en lugar de este. Aquí, por no haber no hay ni duelo de identidades (la suplantación se queda en un bluf) y sí mucha, mucha misoginia. Pero, sobre todo, me da en la nariz que, por mucho que se puedan parecer en lo rancio, Prada supera literariamente a Casariego.
Resulta que lo tenía por casa duplicado (creo que hace tiempo lo regalaba un periódico) y decidí que no estaba mal conocer a un escritor español cuyo nombre suena (o mejor, ha sonado), y del que no tenía referencias, para formarme una opinión sobre él.
Bien, ya la tengo formada, objetivo cumplido, no me volverán a pillar :<
¡Pobre! Hace tiempo que decidí abandonar los libros que no me gustaban y empezar otros, hay mucho con lo que leer y disfrutar como para perder el tiempo, claro que se agradece que alguien te avise que no merece la pena ni empezarlo.
ResponderEliminarGracias: Sol
Pero también es un reto dar una de cal y otra de arena de la forma más amena y clara posible. Solo por eso merece la pena tragarse algo que no te convence del todo. Claro que si hubiese seguido en el mismo tono del principio seguro que hubiese abandonado.
ResponderEliminarTendríais que hacer la semana del libro infumable, o del que no hemos sido capaces de acabar. Ahí tengo yo mi piedra de toque con Rayuela. Imposible
ResponderEliminarEn realidad eso ya existe, Lupe, aunque no en el formato "Semana de..." ¿Quién querría tragarse una semana entera de libros espantosos? Yo no, desde luego, y creo que la mayoría de lo que nos leen estarán de acuerdo conmigo.
ResponderEliminarUna muestra de los libros que se han quedado en el camino (no todos los que abandonamos, lógicamente) puedes encontrarla poniendo en el cajetín de búsqueda "Reseña interruptus".
En cuanto a los que han obtenido una crítica claramente negativa por nuestra parte, puedes pinchar en las siguientes etiquetas: Decepcionante, Repugnante, Intragable, Prescindible, Aburrido, Pesado y Poco leíble.
Saludos y espero que te sirva el apunte.