Título original: SPQR. A history of ancient Rome
Año de publicación: 2015
Traducción: Silvia Furió Catellví
Valoración: bastante recomendable
Acabamos de pasar la Semana Santa católica o Pascua florida, esas fiestas religiosas que sirven de excusa, al menos en España, además de para procesionar con capirotes y comer torrijas, para que las televisiones programen películas del género llamado peplum o, más habitualmente, "de romanos": La túnica sagrada, por supuesto, pero también Ben-Hur, Barrabás o incluso Espartaco, a pesar de que tiene bien poco que ver con el cristianismo, dejando aparte el final del famoso esclavo y gladiador rebelde. El predicamento que aún tienen estas películas, así como otras más modernas o series de televisión, demuestran que al espectador contemporáneo le sigue fascinando la antigüedad grecolatina, que nos permite observarnos a nosotros mismos de una forma diferente, extraña pero reconocible, como si fuera un retrato, no ya en sepia, sino grabado en mármol, del tatarabuelo al que no conocimos. También la fascinación (esta es una palabra que se repite mucho, inevitablemente, al hablar de las épocas y culturas pasadas) por una civilización a la que podemos ver nacer, desarrollarse, llegar a su máximo esplendor y luego fenecer... aunque en realidad, no lo hiciera, pues somos en buena medida sus herederos, ya digo.
Aunque, de hecho, en este libro sí que hay un cambio con respecto a la cronología habitual del "auge y caída del Imperio romano"; por lo general, se considera como fecha final del mismo, el 395 d. C., cuando se produce la división definitiva entre el Imperio de Occidente y el de Oriente -o entre los dos hijos del emperador Teodosio, si se prefiere-. Beard, en cambio acaba su libro en el 212, cuando Caracalla toma la decisión de convertir a todos los habitantes libres de su Imperio -y varones, se entiende-, en ciudadanos romanos de pleno derecho. La decisión de la autora no es arbitraria, puesto que uno de los ejes principales que se alarga a través de toda la obra, es la de la organización política del Estado romano y su traducción jurídica para sus ciudadanos. El comienzo del libro lo sitúa, claro, en los orígenes míticos de la ciudad, que ella analiza con detenimiento, a partir de las leyendas y los pocos hallazgos arqueológicos disponibles. De igual forma, coge con alfileres toda la etapa monárquica e incluso el comienzo de la república y no es hasta la época del conflicto entre los Órdenes -sociales- y los Escipiones, en el siglo II a. C., cuando ya le otorga una verosimilitud mayor a los antiguos historiadores o escritores de los que se nutre fundamentalmente el conocimiento que tenemos de esta civilización: Tito Livio, Salustio, Polibio, Flavio Josefo, Suetonio, Tácito, Plinio...
Hay que señalar, en todo caso, que este libro no es un manual al uso de Historia de la Antigua Roma ; se trata más bien de un ensayo sobre la construcción del Imperio Romano y las estructuras políticas, militares y jurídicas que lo hicieron posible -o incluso lo propiciaron-; naturalmente, Beard se detiene sobre todo en diversos momentos de inflexión o aceleración de este proceso, como fue el supuesto cambio político de monarquía a república, la primera expansión territorial en el siglo II a. C., la segunda, a partir de las Guerras Púnicas -no podía seer de otra manera-, la época de las guerras civiles que acabaron con el régimen republicano -de hecho, el primer capítulo de libro está dedicado, en realidad, no a la posible fundación de la ciudad, sino al enfrentamiento entre Cicerón y Catilina, uno de esos "momentos estelares" de la historia de Roma-, el advenimiento de Octavio Augusto y la configuración del "Imperium" tal como lo solemos concebir -aunque el término tenía otras connotaciones antes-; después, por supuesto, los avatares de las diferentes dinastías imperiales hasta llegar, ya digo a Caracalla en el siglo III. No es tampoco que el pretender darle un sentido más general al devenir histórico impida que Beard se recree en biografías concretas o incluso anécdotas de sus protagonistas (tranquilos todos: no deja de mencionar las sabrosas aventuras del emperador Cayo, más conocido por Calígula...); al contrario, lo que ocurre es que éstas siempre están más encaminadas a dilucidar si la imagen que tenían de ellas los antiguos romanos -más o menos contemporáneos de los hechos narrados y de sus protagonistas- se corresponde o no y hasta qué punto con la realidad que podemos discernir desde el siglo XXI.
El libro, sobre todo, deja una impresión de que aquella sociedad y cultura de las que los occidentales, en gran medida venimos, eran en realidad mucho más abiertas y eclécticas de lo que solemos pensar, jerarquizada y dura sí, pero con un sentido de la oportunidad y del pragmatismo que permitían aprovechar todo lo que los pueblos exógenos a Roma -desde los sabinos o etruscos de su primera época a los cartagineses, griegos, celtas o partos después- ofrecían para engrandecer y perdurar el gran proyecto romano. A lo mejor hoy en día, desde este proyecto en principio común que vivimos en Europa (no todos), alguien podría tomar nota.
También de Mary Beard en ULAD: Mujeres y poder
Aunque, de hecho, en este libro sí que hay un cambio con respecto a la cronología habitual del "auge y caída del Imperio romano"; por lo general, se considera como fecha final del mismo, el 395 d. C., cuando se produce la división definitiva entre el Imperio de Occidente y el de Oriente -o entre los dos hijos del emperador Teodosio, si se prefiere-. Beard, en cambio acaba su libro en el 212, cuando Caracalla toma la decisión de convertir a todos los habitantes libres de su Imperio -y varones, se entiende-, en ciudadanos romanos de pleno derecho. La decisión de la autora no es arbitraria, puesto que uno de los ejes principales que se alarga a través de toda la obra, es la de la organización política del Estado romano y su traducción jurídica para sus ciudadanos. El comienzo del libro lo sitúa, claro, en los orígenes míticos de la ciudad, que ella analiza con detenimiento, a partir de las leyendas y los pocos hallazgos arqueológicos disponibles. De igual forma, coge con alfileres toda la etapa monárquica e incluso el comienzo de la república y no es hasta la época del conflicto entre los Órdenes -sociales- y los Escipiones, en el siglo II a. C., cuando ya le otorga una verosimilitud mayor a los antiguos historiadores o escritores de los que se nutre fundamentalmente el conocimiento que tenemos de esta civilización: Tito Livio, Salustio, Polibio, Flavio Josefo, Suetonio, Tácito, Plinio...
Hay que señalar, en todo caso, que este libro no es un manual al uso de Historia de la Antigua Roma ; se trata más bien de un ensayo sobre la construcción del Imperio Romano y las estructuras políticas, militares y jurídicas que lo hicieron posible -o incluso lo propiciaron-; naturalmente, Beard se detiene sobre todo en diversos momentos de inflexión o aceleración de este proceso, como fue el supuesto cambio político de monarquía a república, la primera expansión territorial en el siglo II a. C., la segunda, a partir de las Guerras Púnicas -no podía seer de otra manera-, la época de las guerras civiles que acabaron con el régimen republicano -de hecho, el primer capítulo de libro está dedicado, en realidad, no a la posible fundación de la ciudad, sino al enfrentamiento entre Cicerón y Catilina, uno de esos "momentos estelares" de la historia de Roma-, el advenimiento de Octavio Augusto y la configuración del "Imperium" tal como lo solemos concebir -aunque el término tenía otras connotaciones antes-; después, por supuesto, los avatares de las diferentes dinastías imperiales hasta llegar, ya digo a Caracalla en el siglo III. No es tampoco que el pretender darle un sentido más general al devenir histórico impida que Beard se recree en biografías concretas o incluso anécdotas de sus protagonistas (tranquilos todos: no deja de mencionar las sabrosas aventuras del emperador Cayo, más conocido por Calígula...); al contrario, lo que ocurre es que éstas siempre están más encaminadas a dilucidar si la imagen que tenían de ellas los antiguos romanos -más o menos contemporáneos de los hechos narrados y de sus protagonistas- se corresponde o no y hasta qué punto con la realidad que podemos discernir desde el siglo XXI.
El libro, sobre todo, deja una impresión de que aquella sociedad y cultura de las que los occidentales, en gran medida venimos, eran en realidad mucho más abiertas y eclécticas de lo que solemos pensar, jerarquizada y dura sí, pero con un sentido de la oportunidad y del pragmatismo que permitían aprovechar todo lo que los pueblos exógenos a Roma -desde los sabinos o etruscos de su primera época a los cartagineses, griegos, celtas o partos después- ofrecían para engrandecer y perdurar el gran proyecto romano. A lo mejor hoy en día, desde este proyecto en principio común que vivimos en Europa (no todos), alguien podría tomar nota.
También de Mary Beard en ULAD: Mujeres y poder
Aunque lo que diga no está relacionado con el libro, las valoraciones que de un tiempo para acá (soy fan de la página) me desconciertan y no sé como "llevarlas": bastante recomendable, más que recomendable... Dentro de poco podremos leer: recomendable a secas, casi recomendable, muy recomendable pero no bastante, etc etc jeje. Solo es una pequeña apreciación. Saludos.
ResponderEliminarHola, anónimo:
ResponderEliminarHe de admitir que no te falta cierta razón, por lo menos en lo que a mí respecta. pero es que siempre he tenido bastantes problemas con esto de las valoraciones: de ahí que, tratando de afinar, uno se meta en jardines aún más espesos, tipo "entre recomendable y está bien", recomendable para fans, etc... en este caso, se trata de un libro, sin duda recomendable, pero quizás, por su género y temática, no sea del interés de todo el mundo, de ahí lo de "bastante recomendable".
Tal vez ganaríamos en simplicidad utilizando un sistema de estrellitas, como Goodreads, pero entonces quizás empezásemos con lo de "cuatro estrellas y media", "dos y tras cuartos", etc... ; )
En todo caso, gracias por ser fan y seguirnos.
Muchas gracias!!!
ResponderEliminares Divino el blog y cada publicacion!!!
Soy fans de este blog, siempre lo leo!
Felicitaciones!!!
abrazo
ResponderEliminarLo estoy terminando. Me resulta bastante largo y prolijo.
no sé si por la traducción, el uso de enlaces, es un poco cansino de leer