Año de publicación: 2016
Valoración: está bien
Uno ya le tenía ganas a este libro después de las buenas críticas cosechadas. Como es habitual en la obra de Maggie O'Farrell, la temática de este libro sigue centrándose en las relaciones familiares y de qué modo el pasado influye en ellas. De esta manera, el libro objeto de esta reseña trata sobre la familia, no únicamente como unidad sino también como una suma de personas individuales.
En unas primeras páginas de alto nivel, con una prosa muy cuidada, la autora nos empieza a dar las primeras pinceladas de las personalidades dispares de la preja formada por Daniel y Claudette mientras va introduciendo los demás miembros de la familia. De este modo, la autora nos sitúa de entrada en un momento cercano al presente, donde vemos a la pareja con sus hijos, en una casa en Irlanda, en medio del campo, en un paisaje que podríamos tildar de idílico. En un momento determinado, Daniel oye por la radio la grabación de una entrevista realizada hace treinta años a una joven que conoció en el pasado y que murió poco tiempo después de conceder la entrevista. Oyendo de nuevo la voz de la mujer, se despiertan en Daniel recuerdos lejanos que le retornan a un pasado aparentemente olvidado, causándole la necesidad de saber qué sucedió con esa mujer. Este hecho es el desencadenante y punto de partida de la novela, que la autora utiliza para tejer una novela coral entorno a la familia y a las decisiones tomadas.
A pesar de un comienzo muy interesante por su acertado enfoque partiendo de una escena puramente cotidiana y habitual, cabe de decir que cuesta entrar en este libro. La prosa críptica e irónica que utiliza la autora da muestras evidentes de situar al lector en clara inferioridad en la narración, mostrando que el autor sabe mucho más que el lector sobre lo que sucede y que lo contará cuando lo considere oportuno (sé que estoy diciendo algo que ocurre en muchos libros, pero no siempre se hace de forma tan evidente). Asimismo la autora adelanta sucesos que ocurrirán en algún momento de la historia al cual el lector aún no ha llegado, hecho que personalmente me incomoda.
En cuanto a estructura, la narración es compleja hasta el punto de que cada capítulo (de los veintisiete) ocurre en un momento temporal y con un narrador diferente al capítulo anterior (incluso hay saltos temporales dentro de un mismo capítulo). Estos factores dificultan la lectura de una historia que, con la diversidad de personajes que contiene, ya es suficientemente calidoscópica. La decisión de la autora de explicar la historia de forma no cronológica genera gran cantidad de idas y venidas, componiendo un puzle con múltiples personajes y ubicados en diferentes momentos que, aunque la habilidad de la autora consigue que se mantenga la coherencia del relato, rompen tan a menudo la continuidad temporal que uno tiene la sensación de que este recurso se utiliza en exceso y hay un serio riesgo en que el lector se pierda ante tanto cambio. Demasiados saltos temporales y variedad de personajes que, aunque sí conforman un paisaje común, provocan cortes en la narración que apartan al lector de su implicación en la historia, crean distancia y pierden foco. Sí cabe destacar que la narración realizada desde el punto de vista de diferentes personajes ayuda a dar mayor redondez a la definición de los mismos al ir conociéndolos a través del resto de ellos aunque, como ocurre en muchas novelas corales, hay personajes que sobran y otros que como lector hubiera agradecido que se profundizara más (reconozco que echo de menos especialmente más páginas dedicadas a Niall y Ari). En cualquier caso, la autora es hábil al dotar de una voz propia a los diferentes personajes, con un lenguaje y una forma de expresión adaptada a sus respectivos caracteres. Le reconozco a la autora una gran habilidad en la construcción de los personajes, en dotarlos de características y profundidad más que suficientes para entender sus comportamientos, otorgándoles una identidad propia.
Afortunadamente, una vez el lector se acostumbra a tanto cambio de tiempo y personaje, y superado un tramo central del libro excesivamente disperso, el último tercio del libro es narrado de forma más continúa, siguiendo el orden cronológico, y es en este momento cuando la autora recupera el pulso del libro, donde empieza a encajar las piezas que ha ido repartiendo a lo largo de las casi quinientas páginas, donde la narración coge el ritmo que la historia demanda, con el punto de pausa y reflexión que se requiere para poder echar la vista atrás y ver la historia en perspectiva, tomando el aliento necesario que la intensidad de las últimas páginas nos han robado.
Dicho esto, y para resumir, a pesar de una estructura que no favorece su lectura y con momentos flojos que aportan poco a la narración, sí que es interesante en cuanto a enfoque y temática ya que nos habla acerca de la relación de pareja, la paternidad, las relaciones familiares y también de la distancia que nos une y la que nos separa; de los hijos como elemento que une ambas partes de una pareja y la sujeta; de la redención y los temores. Nos hace reflexionar sobre las decisiones tomadas en el pasado, que nos llevan por caminos no siempre deseados; donde los actos realizados en nuestra vida siguen siempre presentes en nuestro interior y pueden, en cualquier momento, volver a tomar forma en nuestra consciencia y hacernos dudar, forzándonos a revisar el presente y evaluar la vida que hemos tenido. Nos habla de la necesidad de encontrar un sitio físico, pero también espiritual, donde nos sintamos cómodos y pertenezcamos. Ese lugar que todos encontramos en algún momento de la vida, donde sentimos el placer de cerrar los ojos y tener la seguridad que éste es nuestro sitio, nuestro lugar, que tiene que ser aquí.
También de Maggie O'Farrell en ULAD: La primera mano que sostuvo la mía, El retrato de casada, Hamnet
En unas primeras páginas de alto nivel, con una prosa muy cuidada, la autora nos empieza a dar las primeras pinceladas de las personalidades dispares de la preja formada por Daniel y Claudette mientras va introduciendo los demás miembros de la familia. De este modo, la autora nos sitúa de entrada en un momento cercano al presente, donde vemos a la pareja con sus hijos, en una casa en Irlanda, en medio del campo, en un paisaje que podríamos tildar de idílico. En un momento determinado, Daniel oye por la radio la grabación de una entrevista realizada hace treinta años a una joven que conoció en el pasado y que murió poco tiempo después de conceder la entrevista. Oyendo de nuevo la voz de la mujer, se despiertan en Daniel recuerdos lejanos que le retornan a un pasado aparentemente olvidado, causándole la necesidad de saber qué sucedió con esa mujer. Este hecho es el desencadenante y punto de partida de la novela, que la autora utiliza para tejer una novela coral entorno a la familia y a las decisiones tomadas.
A pesar de un comienzo muy interesante por su acertado enfoque partiendo de una escena puramente cotidiana y habitual, cabe de decir que cuesta entrar en este libro. La prosa críptica e irónica que utiliza la autora da muestras evidentes de situar al lector en clara inferioridad en la narración, mostrando que el autor sabe mucho más que el lector sobre lo que sucede y que lo contará cuando lo considere oportuno (sé que estoy diciendo algo que ocurre en muchos libros, pero no siempre se hace de forma tan evidente). Asimismo la autora adelanta sucesos que ocurrirán en algún momento de la historia al cual el lector aún no ha llegado, hecho que personalmente me incomoda.
En cuanto a estructura, la narración es compleja hasta el punto de que cada capítulo (de los veintisiete) ocurre en un momento temporal y con un narrador diferente al capítulo anterior (incluso hay saltos temporales dentro de un mismo capítulo). Estos factores dificultan la lectura de una historia que, con la diversidad de personajes que contiene, ya es suficientemente calidoscópica. La decisión de la autora de explicar la historia de forma no cronológica genera gran cantidad de idas y venidas, componiendo un puzle con múltiples personajes y ubicados en diferentes momentos que, aunque la habilidad de la autora consigue que se mantenga la coherencia del relato, rompen tan a menudo la continuidad temporal que uno tiene la sensación de que este recurso se utiliza en exceso y hay un serio riesgo en que el lector se pierda ante tanto cambio. Demasiados saltos temporales y variedad de personajes que, aunque sí conforman un paisaje común, provocan cortes en la narración que apartan al lector de su implicación en la historia, crean distancia y pierden foco. Sí cabe destacar que la narración realizada desde el punto de vista de diferentes personajes ayuda a dar mayor redondez a la definición de los mismos al ir conociéndolos a través del resto de ellos aunque, como ocurre en muchas novelas corales, hay personajes que sobran y otros que como lector hubiera agradecido que se profundizara más (reconozco que echo de menos especialmente más páginas dedicadas a Niall y Ari). En cualquier caso, la autora es hábil al dotar de una voz propia a los diferentes personajes, con un lenguaje y una forma de expresión adaptada a sus respectivos caracteres. Le reconozco a la autora una gran habilidad en la construcción de los personajes, en dotarlos de características y profundidad más que suficientes para entender sus comportamientos, otorgándoles una identidad propia.
Afortunadamente, una vez el lector se acostumbra a tanto cambio de tiempo y personaje, y superado un tramo central del libro excesivamente disperso, el último tercio del libro es narrado de forma más continúa, siguiendo el orden cronológico, y es en este momento cuando la autora recupera el pulso del libro, donde empieza a encajar las piezas que ha ido repartiendo a lo largo de las casi quinientas páginas, donde la narración coge el ritmo que la historia demanda, con el punto de pausa y reflexión que se requiere para poder echar la vista atrás y ver la historia en perspectiva, tomando el aliento necesario que la intensidad de las últimas páginas nos han robado.
Dicho esto, y para resumir, a pesar de una estructura que no favorece su lectura y con momentos flojos que aportan poco a la narración, sí que es interesante en cuanto a enfoque y temática ya que nos habla acerca de la relación de pareja, la paternidad, las relaciones familiares y también de la distancia que nos une y la que nos separa; de los hijos como elemento que une ambas partes de una pareja y la sujeta; de la redención y los temores. Nos hace reflexionar sobre las decisiones tomadas en el pasado, que nos llevan por caminos no siempre deseados; donde los actos realizados en nuestra vida siguen siempre presentes en nuestro interior y pueden, en cualquier momento, volver a tomar forma en nuestra consciencia y hacernos dudar, forzándonos a revisar el presente y evaluar la vida que hemos tenido. Nos habla de la necesidad de encontrar un sitio físico, pero también espiritual, donde nos sintamos cómodos y pertenezcamos. Ese lugar que todos encontramos en algún momento de la vida, donde sentimos el placer de cerrar los ojos y tener la seguridad que éste es nuestro sitio, nuestro lugar, que tiene que ser aquí.
También de Maggie O'Farrell en ULAD: La primera mano que sostuvo la mía, El retrato de casada, Hamnet
Interesante reseña. Lo cierto es que había oído hablar de este libro, aunque no creo que me lo compre. Eso sí, quizás lo cojo de encontrármelo en una biblioteca.
ResponderEliminarMe ha hecho gracia porque he mandado hace algunos días una colaboración al blog, supongo que todavía pendiente de pasar vuestra criba, sobre Nada se acaba, de Margaret Atwood. Tuve la misma impresión que tú con esa novela. Había puntos en que la visión caleidoscopica, aunque enriquecía en matices a los personajes (y solo eran tres narradores, cosa que ayuda), podía llegar a confundir un poco. Si a eso le sumamos los saltos temporales... pero bueno, llevado todo con gran maestría, como cabía esperar de la autora.
Lo que sí que me molestó bastante es que su prosa, poética y cargada de sabiduría, se volvía a ratos fanfarrona, como si la escritora supiera más que tú en todo momento.
Oriol.
Gracias Oriol por tu comentario, muy detallado e interesante. Es cierto que el estilo de novela tan coral y con tanto salto (de personajes y tiempos) es un estilo en sí mismo. Particularmente no sería mi estilo favorito y su resultado depende muchísimo de la maestría o habilidad del autor/a en impulsar un ritmo similar a los distintos personajes para que podamos al menos entenderlos y empatizar lo suficiente para no desconectarnos de "ese" personaje y tener ganas de que lleguen los que nos gustan. Es el riesgo que corren este tipo de novelas. En este caso, la autora lo gestiona bien, pero demasiado salto a mi gusto. De ahí mi valoración.
ResponderEliminarRespecto a la reseña que nos enviaste, lo reviso con el resto del equipo.
Gracias por comentar la entrada, y enriquecerla con tu aportación.
Saludos
Marc
Fantástica reseña. Lo tengo bien anotado. Lo he tenido en mis manos en un par de ocasiones, y al final no me lo llevé. A la tercera irá la vencida, porque me apetece mucho. Aunque tendré en cuenta lo que dices de la estructura y esa dificultad para entrar en el libro.
ResponderEliminarUn beso ;)
Muchas gracias Natàlia. Celebro que te haya gustado la reseña. Si lo que indico acerca de la estructura no es un impedimento para tí, entonces creo que te gustará pues está muy buen escrito y la historia toca diferentes aspectos que la hacen interesante.
ResponderEliminarSi te decides, ya me contarás. ;-)
Un beso
Marc
Ostras. Pues vaya con la estructura, hum, no sé, no se... Tengo el libro apalancado en lista de espera porque me parecía muy interesante y prometedor. Además, por cierto soy un fervoroso seguidor de Libros del Asteroide, desde que comenzaron su andadura (y yo) con Robertson Davies ¡que buena la trilogía Deptford que nunca dejó de recomendar!. Ahora de esa misma editorial estoy leyendo Los años salvajes, una novela sobre el surf que me encanta (el surf y la novela) y hace poco leí La Uruguaya, breve pero muy recomendable que dirían si me permiten en ULAD. Ya os contaré mis impresiones sobre esta que reseñáis aquí, pero antes leeré alguna otra cosa por variar de editorial ; )
ResponderEliminarHola Sir Robin. Si el libro te atrae por su argumento, adelante con él. A mí me pasó algo parecido y por eso no dudé en leerlo. El tema de la estructura es cierto que es compleja y a mí personalmente no me atrae, aunque conozco de gente a la que no le ha molestado en absoluto y el libro le ha encantado. Yo lo pongo de manifiesto aquí, puesto que es un aspecto a tener en cuenta, pero cada uno sabrá hasta qué punto este tipo de estructura le puede molestar o incluso agradar ;-)
ResponderEliminarEsperaré tu opinión al respecto, si te decides a leerlo :-)
Saludos y gracias por el comentario
Marc
ResponderEliminarEstoy muy en desacuerdo. La estructura del libro, el desorden temporal, la variedad de narradores, no presenta ni la más mínima dificultad. Yo creo que está muy bien llevado.
Si este libro a alguien le parece difícil de seguir, qué le pasaría a ese alguien si lee por ejemplo a Vargas Llosa. En La ciudad y los perros por ejemplo. O en Conversación en la catedral. O El ruido y la furia, de Faulkner.
Bueno, es mi opinión. Es un gran libro y nadie debe asustarse o echarse atrás por la estructura. Es muy sencilla a pesar de lo que parece.
Hola, Anónimo. Me alegro que el libro te proporcionara mejores sensaciones que las que me causaron a mí; en el fondo, ese es el objetivo, que el libro guste a sus lectores. La estructura del libro, a mi parecer, no le favorece y puede generar cierta desconexión aunque como indico "la habilidad de la autora en consigue que se mantenga la coherencia del relato". Hay libros más difíciles que otros, ciertamente. Y hay libros que podrían tener una estructura diferente y ser mejores, o al menos parecérmelo a mí. A veces, uno tiene la sensación de que el autor intenta nutrir una obra de una complejidad no estrictamente necesaria y, aunque esto demuestra la habilidad de quién la escribe, reduce también su público potencial. Y eso no implica que sea mala, sólo que puede que guste a menos lectores. Pero como digo, es algo personal, y entiendo perfectamente quien le encuentra a esa complejidad un valor añadido. Y del mismo modo que lo entiendo, aprecio que haya quien lo vea diferente de mí, y discrepe de forma tan respectuosa. Todo contribuye al debate, y es bueno que así sea.
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario.
Saludos
Marc
Hola, precisamente lo que más me ha gustado de este libro está en la manera de hacer de la autora. La forma de narrar, sin un espacio temporal secuenciado cronológicamente, y los personajes que intervienen, cada uno tiene sus propias palabras y entorno. Por mi parte, es recomendable cien por cien. Hace mucho tiempo que no tenía que buscar más de cuatro palabras en el diccionario, sin ser pedante utiliza perfectamente el idioma (lo que debo decir que es gracias también a una excelente traducción)
ResponderEliminarGracias por tu comentario, es muy interesante conocer distintas opiniones.
Cata
Hola, Cata. Parece que la estructura del libro es algo que suscita debate, pues conozco gente a quien no le ha gustado esta forma entrecortada de narrar y otras que lo destacan como un punto fuerte, como es tu caso. Sea como sea, la estructura es un aspecto que siempre sale a la luz cuando se habla del libro, ya sea en positivo o en negativo; ahí habrá que reconocer el mérito de la autora en poner en primer plano la manera de presentarnos la historia, aunque evidentemente cada uno tiene sus gustos y preferencias.
ResponderEliminarMe alegro que te haya gustado más que a mí y que lo disfrutaras más.
Gracias por comentar la entrada.
Saludos
Marc
Hola,
ResponderEliminarPrecisamente lo estoy leyendo ahora y aunque me gusta, no me parece el bombazo que me decían que era.
En cuanto a los saltos temporales, coincido contigo en que, en este caso, no están demasiado bien llevados. Será que soy muy maniática, pero lo mínimo que espero de un autor es que, si pega saltos en el tiempo, maneje correctamente las fechas.
Y, si por un lado afirma que Daniel en 1986 tenía 24 años (con lo que, obviamente, se supone que nació en 1962), en el capítulo dedicado a la madre, que ubica nada menos que en 1944, no puede decir que 11 años después (esto es 1955) se encuentra con cierta persona, estando Daniel presente, y que ya tenía 4 años cuando sucedió ese encuentro... lo que significaría que nació en 1951.
De verdad, a mí estos fallos gordos me descolocan muchísimo y me sacan de la narración.
Por lo demás, el estilo del libro está bien, aunque la voz de los personajes es la misma en todos los casos.
Diría que, a falta de terminarlo (a lo mejor estas 100 últimas páginas son de traca), es un libro que me gusta, pero que no me ha vuelto loca.
Saludos
Hola, Anónima. Leyendo tu comentario, es cierto, se me pasó comentar lo de la edad que mencionas. Yo también lo detecté y me pareció bastante raro porque, efectivamente, no cuadraba.
ResponderEliminarViendo los comentarios (incluyendo el mío, claro) pienso que el estilo arriesgado de romper la narración entre tanto salto temporal y personaje, tiene dos posibles consecuencias: que te guste mucho el libro o que pase sin pena ni gloria.
Dicen que el último libro publicado («La primera mano que sostuvo la mía») es mejor. Yo ya lo tengo en casa con lo que un día u otro lo leeré y haré la reseña. ¡Ya te/os contaré!
Saludos, y gracias por comentar.
Marc
Me encantan vuestras opiniones, ya sean a favor o en contra, porque me ayudan a la hora de elegir un libro. Acabo de terminar Tiene que ser así y al acabarlo me ha dejado la sensación de que me ha gustado pero...Pero a pesar de ello me he puesto a buscar otro de la autora pensando que el otro será mejor.
ResponderEliminarDespués de leer lo de arriba me identifico contigo Marc Peig y creo que mejor busco otro y a Maggie O'Farrell la dejo para otra ocasión en que esté más receptiva. Gracias. Isabel
Hola, Isabel. Muchas gracias por los elogios. Veo que coincidimos en la valoración de la obra de la autora, creo que sabe escribir en el sentido de que domina el lenguaje, plantea historias interesantes (al menos en un inicio) pero el resultado final no acaba de cuadrar, no redondea la obra. El "pero" tuyo es el resumen perfecto. Creo que la autora está algo sobrevalorada y debería aprovechar sus capacidades para dar una mejor redondez al "producto" (perdón por decir "producto" a un libro, pero creo que así se entiende mejor).
ResponderEliminarGracias, Isabel, por compartir tus opiniones, y por confiar en el criterio de los reseñistas de ulad. Espero que podamos seguir coincidiendo en otras lecturas y comentarlas debidamente.
Saludos
Marc
Después de ver referencias a esta autora por todas partes, finalmente me he lanzado a leer este libro (en inglés, larga vida a las bibliotecas con buen fondo en otros idiomas) y he de decir que ni fu ni fa. La estructura podemos calificarla de más o menos compleja pero en absoluto novedosa y sí, en mi opinión, algo forzada, porque hay personajes muy poco definidos y otros que aparecen sin venir a cuento, como esa señora que viaja por Bolivia (dicho esto, leyendo ese capítulo pensé que se había traspapelado algo de Paulo Coelho, o el guión de "Come, Reza, Ama"). Por otra parte, la autora parece no tener en cuenta que los personajes creíbles deben de tener voz propia, y no ser un mero instrumento de la autora para que todo encaje en la narración (como cuando, por ejemplo, al inicio del libro Phoebe habla de su hermano y no menciona ni por asomo su -terrible, en mi opinión- enfermedad, cuando esa circunstancia ha sido el eje de la descripción de su hermano en algún capítulo anterior).
ResponderEliminarEn resumen, un libro entretenido, pero en mi opinión un gol más que nos meten los anglosajones, descubridores del Mediterráneo a cada paso que dan... He sacado Hamnet de la misma biblioteca y estoy dudando si lanzarme a leerlo, porque este me ha dejado con pocas ganas, la verdad.
Hola, Anónimo, buenos días.
ResponderEliminarMe gusta especialmente en tu comentario la parte en la que indicas que los personajes parecen ser "un mero instrumento de la autora para que todo encaje en la narración". Coincido mucho con ello, se nota que es un libro pensada y repensado en el que la autora lo tiene todo calculado para que "encaje"y justamente este hecho hace que la narración se note artificiosa y forzada.
Respecto a Hamnet, entiendo tus reticencias pero por lo que se comenta (incluso en ULAD) ese libro bien vale la pena. Hasta yo le tengo ganas. Lo que no tengo es tiempo ;-) pero si te atreves con él estaremos encantados de leer tus impresiones.
Saludos, y gracias por comentar la entrada.
Marc
Gracias Marc por tu respuesta. Leeré Hamnet, pues es cierto que las críticas son muy buenas. A priori parece otro tipo de narración y además tiene la longitud ideal para estas tardes de verano. Me llamo Daniel GZ, no volveré a firmar como anónimo. Un saludo.
ResponderEliminarHola, Gabriel GZ, ya nos contarás!
ResponderEliminarSaludos
Marc