Año de publicación: 1.954
Valoración: Está bien
Max Aub –multiexiliado donde los haya- fue siempre una personalidad literaria independiente, y un autor que ha quedado un poco en segundo plano, quizá deslucido primero por la pujanza de las vanguardias anteriores a la Guerra civil, y más adelante por los nombres que dominaron la posguerra. Pero puede que el encontrarse fuera del foco le permitiera a cambio deambular sin cortapisas por muy diferentes ámbitos, moviéndose entre el realismo y cierto grado de experimentación. A su vez, la incidencia de la guerra en su trayectoria personal hizo posible la gran serie bélica que fue ‘El laberinto mágico’, que reúne algunas de sus creaciones más celebradas (aunque tampoco demasiado celebradas, todo hay que decirlo).
No está desde luego entre ellas ‘La buenas intenciones’, un título que podemos considerar menor, de corte claramente realista, que en ocasiones roza el costumbrismo, aunque presenta algunas singularidades dignas de mención.
Trata el libro de las andanzas de Agustín, un joven anodino, viajante de comercio, que descubre que su padre, en una de sus muchas aventuras, acaba de tener un hijo con una planchadora. El chico, con el único fin de ahorrarle el disgusto a su madre, asume la paternidad del niño y finge una boda con la madre de su hermanastro, con la que inicia la ficción de una vida en común. Es sin duda un tipo pusilánime, que parece verse siempre zarandeado por los acontecimientos; pero la situación, de entrada un tanto vodevilesca, irá poco a poco discurriendo por nuevos derroteros.
Insisto en que esta primera parte suena al típico argumento de enredo, intrascendente, rancio y con una gracia muy relativa. Y tampoco ayudan los atisbos de un lenguaje supuestamente ‘popular’, y un elenco de personajes de simpleza extrema. Se podrá hablar de retrato del segmento más humilde de la sociedad madrileña en aquellos años 30, pero desde ese punto de vista el cuadro queda escaso, sin profundidad, por lo que tampoco resulta convincente. Entre Agustín y su supuesta esposa va naciendo una relación que también parecía previsible, sí, pero aun con todas estas limitaciones, el trazo fino del autor consigue mantenernos lejos de la vulgaridad.
Más adelante se van incorporando pequeñas subtramas en torno a personajes secundarios, que en algunos casos adquieren más potencia que la historia principal. Así conocemos a una mujer que, espantada por la relación incestuosa de su marido y su suegra, decide dedicarse a la prostitución; un librero ex seminarista en cuyo almacén se reúnen nada menos que Azorín y Baroja (llamativo cameo literario); o un criminal cuyas pendencias le llevan a terminar en un destacamento republicano. Y lo que en principio parecen rellenos gratuitos para una historia débil se van desvelando como hilos argumentales que de forma sutil e inteligente servirán para sostener la estructura del relato.
Tampoco dejará de hacerse presente el escenario de la guerra -casi inevitable en el autor-, que ocupa un segundo plano para ir cobrando relevancia poco a poco, y las piezas van encontrando acomodo para un desenlace final que probablemente es lo que más me gusta del libro, por elegante y sorprendente: lo azaroso de la situación, con la guerra ya en su última fase, sirve para un giro repentino y radical, no sólo del argumento, sino del propio tono de la narración, con lo que afortunadamente hemos llegado a un punto muy lejano de aquel inicio tan poco prometedor. Se diría que Aub había empezado el relato con cierta desgana, coqueteando con el humor y sin un objetivo claro, y según avanzaba, la historia se fue enriqueciendo, ganando peso y complejidad, de forma que el resultado final alcanza en conjunto un nivel bastante más digno.
La novela, escrita entremedias de la secuencia de los ‘Campos’, quizá le sirviera al autor para cambiar temporalmente de escenario (sin conseguirlo del todo); y para el lector actual resulta discreta, tal vez poco brillante, pero se sigue con un cierto interés.
P.D: Nótese que he colocado la etiqueta de 'escritores españoles' porque Aub escribió su obra en castellano, y más que nada por simplificar y no enredarnos con sus sucesivas nacionalidades.
P.D: Nótese que he colocado la etiqueta de 'escritores españoles' porque Aub escribió su obra en castellano, y más que nada por simplificar y no enredarnos con sus sucesivas nacionalidades.
Otras obras de Max Aub en ULAD: Juego de cartas
Bov dylannnnn
ResponderEliminarBob Dylan???? Bob Dylan??
ResponderEliminarTodos mis respetos a ese gran músico pero, creo que los suecos ya no saben cómo desprestigiar su galardón.
La respuesta a eso está en el viento, amigo Diego...
ResponderEliminarUn gran chiste sueco :p
ResponderEliminarPorfavor amigos!! Atrévanse a dar su opinión sobre el Gran Premio de Literatura 2016!!
ResponderEliminarNos han dejado con la quijada caída cierto??