Año de publicación: 1994
Valoración: imprescindible
No me hagáis ser demasiado explícito ni dar nombres. Leer a Saer después de leer a algunos otros. Como el de ayer. Uf. Grifo con cerveza helada en medio de un desierto en pleno mediodía. Su tratamiento del lenguaje. Su juego de efectos. La precisión de sus párrafos. Solo daré un ejemplo. Una primera frase. Cortazariana, dicen.
"Allá, en cambio, en diciembre, la noche llega rápido"
Decidme si no es una entrada triunfal. De un escritor argentino afincado en París, que se supone que es ese "allá". Con la incógnita del narrador, con ese trazado de distancia. Irrumpiendo, "en cambio", de forma tan abrupta como excitante, perturbando en segundos al lector confiado, al que no pensaba encontrarse eso, nueve palabras magnéticas. Y desde ese momento, el festival en lo formal se mantendrá a esa altura. Con una seguridad insultante, más respetuosa en su superioridad, más aplomo o más convicción que chulería, y no le faltaría motivo a Saer para mostrarse desafiante, porque cuesta encontrar escritores que escriban así.
Cuesta tanto que me resisto a restringirlo a autor de culto o a meterme en esos conatos que he leído por ahí, de enfrentarlo en una competición con Bolaño. Prodigiosos escritores, los dos, respetuosos con la lengua, más procaz en lo erudito el chileno, más cercano el argentino. Coincidentes, también, en tejer obras que son mejor valoradas en su conjunto, por los personajes y los lugares que saltan de una novela a otra. Ambos igualmente fallecidos en edades tempranas, ambos alejados de sus lugares de origen en su madurez como escritores, ambos huyendo de la crueldad (que marcó sus obras cumbre) de las dictaduras y de esos gobiernos militares tan poco amigos de cultura e intelectualidad.
La pesquisa, recomendada con avidez por el activo núcleo saeriano que nos visita de vez en cuando, es una maravilla. Una novela policíaca fascinante que lleva engarzada una narración con misterio, esta narración y este misterio de otro orden. El interior: tres amigos que acuden en lancha (a través de los ríos cuya presencia amenazadora ya jaspeaba Nadie nada nunca) a la casa del fallecido Washington, donde su arisca hija les muestra, En las tiendas griegas, un manuscrito (ellos le llaman dactilograma) firmado, 815 páginas que parecen ir a convertirse en una nueva subtrama, y que suscita la controversia entre Pichón, Tomatis y Soldi, sobre su autoría. Una controversia amable plasmada en diálogos que surcan distintos planos: Pichón ha sufrido la desaparición de su hermano, el Gato Garay (personaje central en Nadie nada nunca) y la novia de éste. Las esperanzas de encontrarlos son nulas, pero ese no es el núcleo de esta novela.
La pesquisa es un laberinto comprensible pues en todo momento mantiene las amarras en sus zonas troncales: la elucubración sobre el autor del manuscrito y la narración criminal que lo abre y lo cierra. Morvan, policía parisino al uso de los más clásicos y turbios inspectores, vive entregado a su profesión, a la caza de un serial killer que se ha especializado en matar ancianas: más de una veintena, cada vez en un ámbito físico más restringido (un arrondissement parisino), y con una crueldad y minuciosidad escalofriantes en su ejecución. Se ha desplazado una brigada a la zona, se ha montado una oficina y Morvan y Lautret dirigen la investigación. Morvan cuenta con una complicada existencia, donde pesa un episodio particularmente cruel. Su madre abandonó a la familia, un marido comunista y un hijo recién nacido, para irse con un agente de la Gestapo en el país ocupado.
Cuesta tanto que me resisto a restringirlo a autor de culto o a meterme en esos conatos que he leído por ahí, de enfrentarlo en una competición con Bolaño. Prodigiosos escritores, los dos, respetuosos con la lengua, más procaz en lo erudito el chileno, más cercano el argentino. Coincidentes, también, en tejer obras que son mejor valoradas en su conjunto, por los personajes y los lugares que saltan de una novela a otra. Ambos igualmente fallecidos en edades tempranas, ambos alejados de sus lugares de origen en su madurez como escritores, ambos huyendo de la crueldad (que marcó sus obras cumbre) de las dictaduras y de esos gobiernos militares tan poco amigos de cultura e intelectualidad.
La pesquisa, recomendada con avidez por el activo núcleo saeriano que nos visita de vez en cuando, es una maravilla. Una novela policíaca fascinante que lleva engarzada una narración con misterio, esta narración y este misterio de otro orden. El interior: tres amigos que acuden en lancha (a través de los ríos cuya presencia amenazadora ya jaspeaba Nadie nada nunca) a la casa del fallecido Washington, donde su arisca hija les muestra, En las tiendas griegas, un manuscrito (ellos le llaman dactilograma) firmado, 815 páginas que parecen ir a convertirse en una nueva subtrama, y que suscita la controversia entre Pichón, Tomatis y Soldi, sobre su autoría. Una controversia amable plasmada en diálogos que surcan distintos planos: Pichón ha sufrido la desaparición de su hermano, el Gato Garay (personaje central en Nadie nada nunca) y la novia de éste. Las esperanzas de encontrarlos son nulas, pero ese no es el núcleo de esta novela.
La pesquisa es un laberinto comprensible pues en todo momento mantiene las amarras en sus zonas troncales: la elucubración sobre el autor del manuscrito y la narración criminal que lo abre y lo cierra. Morvan, policía parisino al uso de los más clásicos y turbios inspectores, vive entregado a su profesión, a la caza de un serial killer que se ha especializado en matar ancianas: más de una veintena, cada vez en un ámbito físico más restringido (un arrondissement parisino), y con una crueldad y minuciosidad escalofriantes en su ejecución. Se ha desplazado una brigada a la zona, se ha montado una oficina y Morvan y Lautret dirigen la investigación. Morvan cuenta con una complicada existencia, donde pesa un episodio particularmente cruel. Su madre abandonó a la familia, un marido comunista y un hijo recién nacido, para irse con un agente de la Gestapo en el país ocupado.
Al margen de resolver o no esos misterios, La pesquisa es una obra ejemplar en su capacidad de extenderse hacia todos los ámbitos posibles, y en certificar frase a frase su validez para lectura y relectura. Habrá quien reivindique la épica de El entenado, que por lo leído me parece una excursión de Saer fuera de su mundo habitual (aunque aún conservo fresco el recuerdo de sus pasajes de crueldad), como cúspide de la obra de Saer. Pero La pesquisa es modélica. Todo está en su sitio, hasta esos cambios súbitos de escenario y esas digresiones que acaban abarcando hasta el absurdo comportamiento urbano navideño en el mundo capitalista. Saer, y no solo porque Piglia lo apunte en algún artículo o en el texto añadido en la edición de Rayo Verde (mucho ojo al catálogo de Rayo Verde), se mantuvo, desconozco los motivos, a la sombra de autores más renombrados o más elogiados. Pero libros como éste demuestran que merecía estar al frente.
Menudo siglo XX literario el de los argentinos: Borges, Cortázar, Bioy, las Ocampo, Sábato, Artl, Saer, Mujica Lainez, Gombrowicz (aunque naciera en Polonia), etc.
ResponderEliminarSaer es un eterno candidato a ser leído, pero por pitos o por flautas siempre lo dejo para más tarde. Esta reseña hará que no lo pueda posponer mucho más.
¡Abrazo!
Gracias por la reseña. Conocía al autor solamente de oídas pero el comentario de "La pesquisa" me ha hecho buscar información sobre Saer y acabo de comprar uno de sus libros.
ResponderEliminarSaer y Bolaño, 2 de mis favoritos.... De Saer creo haber leído todo menos sus poemas y La Grande que esperan en mi biblioteca. Cualquier libro es sumamente recomendable, a mi en lo personal me gustan más las novelas, sobre todo Glosa o Lo Imborrable.
ResponderEliminarAmigos si les gusta la buena literatura en español les recomiendo que no dejen de leerlo!
No me he enterado de nada jajaja De que va el libro? Hay que estructurar el texto en parrafos sino se hace ilegible.
ResponderEliminarSaludoss
Gracias por los comentarios! Pues habrá que insistir con Saer hasta que se haga justicia!
ResponderEliminarSe convertira en un autor de culto tal y como sucede con Bolaño?
ResponderEliminarNadie?
ResponderEliminarHola! Perdón por cierto retraso en los comentarios. La verdad es que no sé si alcanzará ese status, aunque nunca le he visto sentido a las "competiciones" entre buenos escritores.
ResponderEliminarBuenos días,
ResponderEliminarme apunto el libro y el autor para próximas lecturas, gracias. A raíz de esta reseña he buscado información sobre Saer y, además de las novelas y cuentos, he comprobado que escribió ensayos; me ha interesado el libro 'El concepto de ficción' y 'Por un relato futuro: conversaciones con Juan José Saer' (este de Piglia). ¿Habéis leído alguno de ellos?
Aprovecho este comentario para agradecer vuestro trabajo, me parece un blog expléndido.
Un saludo,
Javier Campos
Ojo: conforme van divulgándose sus novelas, empiezo a tomar consciencia de que un descubrimiento masivo (y forzosamente sobrevenido) de la obra de Saer, se cierne sobre nosotros. Vamos tomando posiciones. Gracias por el comentario y los halagos.
ResponderEliminarUn gusto encontrar esta reseña, y casi por azar. Justo ahora ando leyéndome esta novela, y es, como las otras que he leído de Saer, sencillamente brutal, farragosa pero precisa a la vez, excesiva y filosófica, hermética y entretenida. Pero, con respeto, y aunque me encanta Bolaño, ambos autores no me parecen nada comparables, ni en cuestión de estilo ni mucho menos en sus temas. Bolaño es, pese a todo, un autor popular, y aunque moleste decirlo, de fácil lectura e incluso, de factura a ratos descuidada. Saer no le apuesta al pulp fiction, es literatura, como se dice, pura y dura, e incluso más, y aunque cada vez es más conocido -por fuera de Argentina- no creo que se convierta en un autor masivo pues en general no es de fácil lectura.
ResponderEliminarPues muchísimas gracias por ese entusiasmo. Solo espero que Saer sea progresivamente conocido y se valore su obra como se merece. En ello estoy, por lo menos: ya tengo otra de sus novelas en lista de espera.
ResponderEliminarEs Glosa? Esa tiene muy buena pinta..
ResponderEliminarNo es "Glosa", es otro, pero no puedo decirlo aún
EliminarInformación clasificada uladiana...
ResponderEliminarBueno: hay que preservar tanto la posibilidad de sorpresa como la del fantasma del abandono, que acecha en los rincones más inesperados.
ResponderEliminarGracias por el interés.
De nada. Y ya de paso allá va uma recomendación personal: Amarillo de Felix Romeo. Se lee en una tarde.
ResponderEliminarSaludos
Laberíntico es una definición perfecta para este libro, el estilo es magnífico, a veces me pareció un poco excesivo para lo que contaba, pero es un exceso que el autor se puede permitir, creo que el único personaje que se quedo mal perfilado es Lautret (seguro que lo he escrito mal) aunque no sé si es algo buscado para así permitir la ambigüedad final.
ResponderEliminarBesos.
Gracias Sol. Hay que recuperar a Saer. No pienso cansarme de decirlo.
ResponderEliminarMuy buena reseña y oportuna recomendación. Quiero señalar solo un detalle: a mi parecer, la desaparición (en la Argentina esa palabra nunca es ni ligera ni neutra) del Gato y su amante no es un detalle periférico a la narración, sino su núcleo contextual. Formalmente, porque duplica (ja ja) y amplía la temática del doble, que, como bien señalas, implica que solo uno sobreviva, y eso, para su hermano gemelo Pichón, es un repliegue de culpa que no puede obviarse aunque quede en segundo plano, en el personaje y en la narración. Segundo, en lo que hace al contenido, porque la experiencia terrible de las desapariciones (y el terrorismo de estado en general) es la verdad nunca del todo alcanzable y por lo tanto interminablemente activa de la historia dentro de la cual se inserta el relato. Gracias por la reseña, una vez más, y por el blog.
ResponderEliminarLa verdad es que no conocía este autor hasta que llegué a esta reseña y me decidí a leerla. Me ha parecido, aunque compleja; estilo del autor, doble historia,lenguaje culto( no le puedo echar la culpa a la traducción:-))una novela excelente,con un final de los más originales que he leído y con una trama muy bien hilvanada a semejanza de una tela de araña.
ResponderEliminarSaludos
Hola. Esta mañana he dado mi primer paso para conocer a Saer: he comprado Glosa! Hoy me ha dado por imyectarme un chute sudamericano: Glosa de Saer, No soñarás flores de Fernanda Trías y La barca del tiempo de Peri Rossi. Saer y Peri Rossi debutan en mi biblioteca; Fernanda no, reincido.
ResponderEliminarYa os contaré si Glosa es tan buena como dicen. El libro de por sí ya es precioso, la portada una chulada y la tipografía parece adictiva y densa.
Mi primer Saer. Me acerco a él por los comentarios de ULAD donde hay bastante consenso en que es un autor que vale la pena. No sé hasta que punto esto condiciona mi lectura.
ResponderEliminarMi sensación es de estar leyendo una novela "con calidad literaria", pero voy un poco perdido y la verdad, no estoy pendiente de volver a pillar el libro como me pasa cuando disfruto a tope con la lectura. Como más avanzo más me gusta. Lo acabo y pienso que no me he enterado de todo, por complejidad de la estructura de la novela y por falta de conocimientos sobre la historia de Argentina.
Me quedo con ganas de leer más de Saer, y de que por lo que decís, vaya conociendo a los personajes que aparecen en todas sus novelas. Entiendo que es por esto por lo que lo relacionan con Bolaño.
Un saludo
Gerónimo