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miércoles, 31 de agosto de 2016

Vergílio Ferreira: Mañana sumergida

Idioma original: portugués
Título original: Manhã submersa
Año de publicación: 1954
Valoración: recomendable

Vergílio Ferreira es (como Raúl Brandão, con quien comparte ciertos ambientes, temas y estéticas) uno de esos autores que en Portugal son considerados clásicos, pero que en España apenas son conocidos. Afortunadamente, Acantilado parece estar traduciendo y difundiendo la obra de este autor entre nosotros: ha publicado ya seis de sus obras, aunque todavía no se ha decidido con esta Manhã submersa, quizás por ser un libro un tanto oscuro y opresivo, que puede no ser plato para todos los gustos. Y sin embargo, esta es una muy buena novela de iniciación o de paso a la madurez, al mismo tiempo que retrata un Portugal rural mísero, dominado por la religión y las desigualdades sociales.

El protagonista de la novela es António Santos Lopes, un niño de catorce años de una familia pobre, que es enviado al seminario con la esperanza de que llegue a ser sacerdote y pueda sostener a su madre y sus hermanos. El ambiente opresivo del seminario, la represión sexual, el miedo que los curas provocan en los seminaristas, la brutalidad de los familiares del pequeño António, todo ello contribuye a crear una atmósfera asfixiante descrita con una técnica por momentos casi naturalista que, al igual que sucedía con El delfín de Cardoso Pires, puede interpretarse como una metáfora del Portugal del Estado Novo, "orgullosamente solo".

Pero Mañana sumergida se ha leído sobre todo como una novela existencialista: el niño António (que comparte muchos rasgos con el propio Vergílio Ferreira, también seminarista en su día) se revuelve contra quienes intentan obligarlo a tomar los caminos establecidos (su familia, D. Estefânia, los Padres del seminario...) y lucha por encontrar su propio camino, su propia individualidad, a través de una soledad profunda que es al mismo tiempo buscada y angustiosa. Apartado poco a poco de todos aquellos en quienes cree encontrar un compañero de rebeldía (Gama, Gaudêncio...), se ve forzado a decidir quién es, quién quiere ser, y si va a adaptarse a las normas sociales que se le imponen o a quebrarlas.

Independientemente de que sea la representación del Portugal más conservador y cerrado, o de una lucha individual por encontrar la esencia en medio de la existencia, hay un elemento llamativo en Manhã submersa, que creo que comparte el resto de sus obras: el cuidado por el estilo, que casi se podría denominar de impresionista, por su atención a los colores, olores, sonidos, formas. Vergílio Ferreira abunda en descripciones que consiguen ser poéticas sin ser demasiado poéticas, sin caer en el adjetivo fácil ni en la cursilería, algo difícil de conseguir.

Esperemos que la obra de este autor siga difundiéndose en España, para que la literatura portuguesa del siglo XX sea un poco más conocida más allá de Pessoa, Saramago y Lobo Antunes.

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