Idioma original: japonés
Título original: Yoru no koen
Traducción: Marina Bornas Montaña
Año de publicación: 2006
Valoración: recomendable
La narrativa japonesa pocas veces defrauda (salvo Haruki Murakami, pero no vamos a volver a abrir otra vez ese debate). Ya sean los grandes narradores del siglo XX, como Mishima o Kawabata, o escritores más recientes, como Teru Miyamoto o Kenzaburo Oé, uno sabe que se va a encontrar con obras llenas de sensibilidad, de cuidado por el detalle, de contención expresiva. También Hiromi Kawakami se sitúa en esa tradición, como ya comentó Montuenga en una reseña pasada.
Vidas frágiles, noches oscuras (el título español no parece corresponder con el original, pero no sé el suficiente japonés como para traducirlo yo mismo y Google Translator no ayuda demasiado) es una historia de amores y desamores entre cuatro personajes: Lili, una ama de casa de mediana edad; su marido Yukio, al que ya no ama; su mejor amiga, Haruna, que se acuesta con Yukio a espaldas de Lili (por lo menos al principio), y Akira, el joven con el que Lili empieza una relación apasionada. A ellos se une también Satoru, el hermano de Akira, que teminará teniendo también una relación con Haruna.
En realidad, esta es casi una novela sentimental existencialista: cuatro personajes burgueses, urbanos, con una vida más o menos acomodada, pasan por la vida intentando encontrar la felicidad y el amor, siendo honestos consigo mismos y con sus sentimentos; y aunque todos se hagan daño los unos a los otros, en realidad no se puede decir que ninguno de ellos sean malas personas: no actúan movidos por el odio ni los celos, sino por el deseo de amar y ser amados. "Qué fácil es morir, vivir, amar y dejar de amar", piensa Satoru; y sin embargo la novela casi parece querer demostrar lo contrario: que es tremendamente difícil querer a alguien que nos quiera, y que ese amor se mantenga a lo largo del tiempo sin imposturas.
Vidas frágiles, noches oscuras es una lectura melancólica, sentimental sin ser cursi, dura sin ser cruda y sin evitar las referencias explícitas al sexo (con o sin amor). Quizás la mayor pega que se le pueda poner es el exceso de coincidiencias e interrelaciones entre un grupo tan pequeño de personajes, mucho más allá de lo verosímil. Algo así como la película Closer, pero sin la mala leche. También la indecisión de los personajes, que nunca parecen tener claro a quién quieren y a quién desean, es por momentos irritante, aunque también muy humana. Al menos, la novela termina con un final positivo, cuando Lili, que por fin se ha encontrado a sí misma y ha decidido lo que quiere hacer, "abrió los ojos de par en par".
También de Hiromi Kawakami: El cielo es azul, la tierra blanca
Según yo el título podría ser algo como Parques de noche, pero depende de cómo se escriba. El libro me da curiosidad, más porque quiero probar con la autora, pero no he encontrado un libro que me llame lo suficiente.
ResponderEliminarGracias por tu comentario ilustrativo.
ResponderEliminar«El cielo es azul, la tierra blanca» es su mejor libro con diferencia (como todo, opinable, claro), en donde más deja sacar la autora toda su sensibilidad y diálogos llenos de inteligencia y complicidad entre dos seres acompañados en su soledad. La ambientación de una taberna japonesa y esa facilidad para transmitir emociones latentes, la capacidad para escribir entre silencios y noodles, a mí me parece brutal. Si vale la comparación, odiosa, cine/ literatura, entonces a mí me recuerda (quizá porque tienen una sensibilidad semejante) a la directora Naomi Kawase
ResponderEliminarPues muchas gracias, Javier, tomo nota, tanto de la otra novela como de la directora, a la que no conocía. A mí esta novela me gustó, como dije en la reseña, pero me parecó demasiado artificial, demasiadas coincidencias y paralelismos para ser verosímil...
ResponderEliminarAh, y Cel Red, muchas gracias también por la traducción, de hecho es probable que sea correcta porque la novela comienza con dos personajes que se conocen en un parque de Tokyo...