Título original: La presa di Macallè
Año de publicación: 2003
Traducción: María Antonia Menini Pagès
Valoración: Imprescindible
¿A quién no le gustan las historias turbulentas, repletas de sexo y violencia? ¿Cuyos personajes, además, se ven agitados por las más bajas pasiones y oscuros fanatismos, mientras ocultan secretos inconfesables y aviesas intenciones? Todo ello, eso sí, visto a través de la mirada de un niño de seis años, el pequeño -no en todos los sentidos- Michilìno... lo que no significa que sea una mirada inocente, como puede adivinar cualquiera que ya conozca la narrativa de Andrea Camilleri; porque en la historia que aquí nos cuenta encontramos de todo -literalmente, de todo- menos inocencia... (o quizá sea al revés: ésta es una historia que trata precisamente sobre la inocencia, pero la de un ángel exterminador). Por no ser, no es inocente ni la época de la que nos habla: la de la Italia fascista, cuando bajo las arengas de Mussolini, sus soldados se lanzaron a la absurda tarea de conquistar un imperio en la lejana Abisinia (de ahí el título, pues Macalé fue una localidad tomada por las tropas transalpinas).
La misma época viscosa y exaltada en la que transcurrió la infancia del propio escritor, quien es más que probable que aprovechara para exorcizar aquí parte de sus demonios. Y el exorcismo practicado es, como poco, brutal: Camilleri dispara con bala -y acierta- no sólo contra los desvaríos fascistas, sino también contra la hipocresía de instituciones como la religión, la familia o la educación; contra conceptos tan arraigados en nuestra cultura como son la culpa y el pecado; contra la idea de la infancia como un territorio sin mácula y, sin embargo, que resulta tan corruptible -y corrompida-por todos. Ésta es una novela tremenda, inclemente, sin concesión alguna a la complacencia. Aunque sí que hay lugar, y mucho, para el humor y para el erotismo -por llamarlo de algún modo...-; quizás dibujados a veces con trazo grueso, pero hay que reconocer que si en algo es un maestro Camilleri es en plasmar de forma fluida y desenvuelta lo que en otros autores quedaría chabacano y soez. De hecho, aún no sé si me maravilla o me horroriza más pensar en lo que he disfrutado leyendo ciertas barbaridades... (un aparte: no entiendo cómo la Lolita de Nabokov sigue generando aún alguna polémica, mientras que este libro... en fin, supongo que debe de estar prohibido en varios estados de los USA, como mínimo). Ayuda también, claro, el excelente tono conseguido por el autor, que no pierde en ningún momento la perspectiva infantil... con lo que consigue que leamos la novela con más facilidad y hasta agrado, a pesar de que lo que nos cuenta resulta cada vez más descarnado.
Brutal, por tanto, tremenda, inclemente... podríamos añadir iconoclasta, incendiaria, demoledora, desaforada... pero también divertida, felliniana, conmovedora, lúcida... adjetivos todos que definen esta novela, aunque ninguno la abarque en su totalidad. Lo que no estoy seguro es que se pueda decir que es recomendable (desde luego, no para lectores sensibles e impresionables. Mucho menos para los temerosos de Dios...); pero sí, siempre, sin lugar a dudas, imprescindible.
Hoy, 6 de Septiembre, Andrea Camilleri cumple 90 años -nada menos-; cuando se publicó este libro tenía pues, 77. No sé, por tanto, si se le puede considerar un viejecito entrañable, aunque sí un escritor excelente, insobornable y corrosivo como pocos (por más que algunos sólo quieran ver en él a un autor de entretenidas novelas policíacas). Lo menos que podemos hacer desde aquí, aparte de desearle que cumpla muchos más años, es agradecerle a u dutture Camilleri la buena cantidad de estupendos libros que nos ha ofrecido a lo largo de su vida. Y también, quizás, que sólo haya escrito uno como La captura de Macalé.
Muchos más libros de Andrea Camilleri reseñados en Un Libro al Día: aquí mismo.
Interesante. Un escritor que aborda el mismo periodo histórico que Moravia. Voy a echarle un vistazo. ¡Gracias por la reseña!
ResponderEliminarPara los que nos acusen de actitudes monolíticas destacar que mi experiencia con Camilleri la constituyen 20 minutos de bostezos y aburrimiento cuando intenté leer El traje gris, que devolví a la biblioteca el mismo día, sin ganas de intentarlo de nuevo.
ResponderEliminarHola, Oriol:
ResponderEliminarMe alegro de que mi reseña te haya hecho interesarte en esta novela. Ahora bien, que quede claro que si la lees, mes bajo tu exclusiva responsabilidad.
Estimado Francesc: no sólo me parece bien que disienta de mis gustos, sino que además, eso me permite sentirme como San Patricio entre los infieles (eh, y no me refiero al hecho de que siempre esté borracho...hip... que también...)
ResponderEliminarGracias por la reseña! Es necesario contar con referencias que nos permitan conocer este tipo de libros, que presumo no deben ser de los mas publicitados. Lo añado a la lista ahora mismo.
Y te invito a mi blog! Reciente pero en crecimiento:
http://septiembretraidor.blogspot.com/
Buenos días, Carlao:
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Es cierto que éste no es un libro del que se suela hablar, aunque también es cierto que fue publicado hace ya unos añitos, así que eso entra dentro de lo normal.
Un saludo.
Siempre marcándome a dónde apuntar, Juan.
ResponderEliminarCreo haber escrito ya que he leído la saga Montalbano en su totalidad. Solo me falta el último publicado por Salamandra, Un filo de luz, que ya tengo en mi biblioteca. Pero siempre he tenido cierta aprehensión a leer el resto de la obra de Camilleri, pese a lo cual abordé, entre otros, ese Traje gris, magnífico, que aburrió a Francesc a los 20 minutos.
Felices jóvenes 90 años, Maestro! Sigue escribiendo, a un ritmo algo más lento que años atrás. Recomiendo a quien le interese que ingrese al sitio vigata.org, donde siempre están actualizadas las novedades de Don Andrea. Está en italiano solamente, pero, como decimos los argentinos, vale la pena.
Post Data: siendo el tema de la inmigración tan candente hoy día, Camilleri lo abordó hace ya varios años en una de las aventuras del Comisario Montalbano. Con su habitual sabiduría y sensibilidad. No precisó ver una trágica y conmovedora fotografía, como los grandes líderes europeos, para mensurar la hondura del drama.
ResponderEliminarHola de nuevo, Puma:
ResponderEliminarPues sí, parece que volvemos a coincidir en gustos, de lo que no sabes cuánto me alegro... ahora bien, en este caso quiero reiterar mi aviso -y a todo el mundo- de que esta novela quizá no sea apta para la sensibilidad de todos los lectores... ¡no quiero ser responsable de apoplejías o ataques coronarios! El traje gris no lo he leído aún, pero ya me está picando la curiosidad (no eres el único que me lo ha recomendado), así que m epondré a buscarla, a ver qué tal.
Gracias por tu aportación de la página web dedicada a Camilleri: ya le he echado un vistazo ¡estupendas fotos de don Andrea soplando las velas del cumpleaños!
Un afectuoso saludo y hasta la próxima!
Vaya, qué dilema. Adoro a Camilleri, pero sí, creo que soy bastante impresionable...¿Leer o no leer?
ResponderEliminarEn fin, algo sobre lo que pensar. Gracias por la reseña.
Hola,Alimaña. Pues te diré: si eres de esos lectores a quienes gustan los libros en los que sale algún niño, a través de cuyos ojos se ve retratada la dura realidad que le rodea, en una historia dura pero no exenta de un toque tierno y hasta moderadamente optimista... entonces ésta no es tu novela.
ResponderEliminarPrepárate para lo peor.
Me la leí de un tirón, como se diría de un best seller al uso, pero sin serlo. Me atrapó en su maraña de presunta inocencia trastornada, de precocidades y atrocidades infantiles que en cualquier otro caso hubieran dejado maltrecha mi ya pacata sensibilidad y que, sin embargo, me he permitido admitir gracias a una narración impecable que a pesar de todo, hace gracia, subyuga, enamora, enternece y que, como bien dice el autor de esta entrada, no podría ser entendida por todos. Ni falta que hace.
ResponderEliminarHola, Carmen:
ResponderEliminarHas expresado en unas pocas líneas lo que yo he necesitado toda una reseña para intentar explicar. Amén a todo.
Un saludo y gracias por tu comentario.
Gracias por la recomendación, lo leí, me encantó y de vez en cuando recuerdo a Michilino... Saludos desde Bogotá
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