Idioma original: inglés
Título original: Anger is an energy
Traducción: Emilia García-Romeu y Jaime Blasco
Año de publicación: 2015
Valoración: muy recomendable (imprescindible para los interesados en los movimientos musicales)
Pues miren, alguno decía hace unos días por aquí que había que tomarse las cosas con cierto sentido del humor. Sigamos, pues. John Lydon no va a protagonizar una carrera literaria. Dudo que publique nada más en su vida, no al menos en tapa dura y en bonito formato. A lo mejor, quién sabe, un artículo en alguna revista.
Pero paremos. John Lydon fue antes Johnny Rotten y Johnny vociferaba al frente de los Sex Pistols. Bueno, lo digo porque ser el vocalista o el cantante no queda muy adecuado, para la banda por antonomasia del punk, para el grupo que, allá por el 77, revolucionó las cosas tanto que, en fin, se haría muy larga una relación de todas las cosas que no existirían sin el punk (no todas buenas, por eso). Cosa que abarcaría desde las falditas cortas de tweet aplicadas a la moda del día a día, hasta a los jeans rotos, hasta a esa cancioncilla que sirve de banda sonora a alguna campaña publicitaria de alguna solemne entidad financiera. Pero el punk no fue solo una primera línea de alcance en lo estético; fue la ruptura con el amuermamiento del post-hippismo y fue la eclosión del espíritu do-it-yourself, y Lydon fue punk hasta en decidir dejar de ser punk como hasta entonces había sido. Lo dice en un pie de foto, fino él: "mandé a la mierda la pinta punk cuando se convirtió en estereotipo". Y ese espíritu persiste, adocenado porque no hay forma de evitar que las cosas se etiqueten y se vendan, pero persiste prácticamente tras cualquiera que decida lanzarse en proyectos descabellados a contracorriente.
Desde luego más de 600 páginas incluyendo abundante material gráfico no es lo que uno se espera del líder de un grupo que emitía píldoras de pop acelerado de apenas tres minutos. Más que obvia la sensación de morbo: respecto al siempre nebuloso final de Sid Vicious, respecto a cómo se madura siendo el paradigma de la rebeldía post-adolescente. Sorprendente es que al frente de un movimiento marcado por lo espartano, lo simple, lo inmediato, esté una persona que confiese leer a Tolstoi a los once años, que hable de una juventud bajo el influjo de lecturas. Porque a pesar de la advertencia previa refiriéndose a un estilo literario, digamos, francamente despojado de cortapisas, nos encontramos que esas lecturas han calado.
John Lydon escribe de forma directa, franca, desinhibida, y esas cualidades llegan al lector. Incluyendo aquellos que no sepan quién es ni comulguen con sus planteamientos estéticos y artísticos. Innegable mérito, pues, que Lydon franquee (de una patada sutil pero certera) las restricciones de la obra para fans (de hecho, a nivel particular siempre me gustaron más los Clash o, sacrilegio, los Jam, que de hecho poco tenían que ver con el punk) y convierta La ira es energía en un perfecto testimonio de recorrido vital. La elección del momento de levantar acta no sé a qué obedece: Lydon aún no ha cumplido los 60 y está en aparente buena forma. No tiene nuevos proyectos y está alejado de la primera línea del mundillo. Pero, sea cual sea el pretexto, bienvenido: La ira es energía es una lectura interesante, divertida, disfrutable y, sobre todo, nada, nada cargada de pretensiones. Ni estéticas ni morales. Lydon es capaz de hacerse con la complicidad del lector y mostrar un curioso cóctel de actitud rebelde e indolente con reflexiones maduras y de un sentido común envidiable. Lydon convence a la vez de la inutilidad de la existencia de un pedigrí punk como de que, de existir, él lo ostentaría con todo merecimiento. Sus experiencias personales, su motivación por transmitir su mensaje a través de la música, muestran un personaje muy por encima de los estereotipos asociados al movimiento que abanderó: muestran a un tipo respetable y coherente, alejado por igual de divismo que de falsa modestia, y cualquiera que lo considere un excéntrico debería pensar en cuál fue el último movimiento musical capaz de irritar a los políticos, capaz de salir en las noticias por su influencia social. No doy más pistas.
Lydon hablando de la génesis de sus proyectos, de sus peleas constantes con la industria, de sus frecuentes problemas con la justicia, de su vida personal, de sus tensas relaciones con los músicos que no compartían su postura de compromiso. ¿Qué esperar de una autobiografía? Observen la mirada ligeramente estrábica, desafiante, que lanza desde la portada. Nada que ver con alguien con tendencias autodestructivas, y quien dijo "No future" no puede lanzar un mensaje más vitalista.
Habrá quien piense que quiere exprimir el limón y habrá quien opine que esa es su versión, que habría que ver qué dicen algunos de todos aquellos (con su manager, Malcolm McLaren al frente) que se llevan sus diatribas. Pero la sensación tras leer este libro es clara y transparente: un pirado la mar de consecuente que se ha empeñado en esquivar el destino trágico que todos le habrían predicho. Y al que muchos echaríamos de menos.
Pues todavía no lo he leído, pero solo con que sea la mitad de contundente y divertiderrimo que el autobiográfico "Rotten: No irish. No blacks. No dogs" consideraré la pasta que me gaste como cojonudamente invertida.
ResponderEliminarEn mi opinión no de los cocos más inspiradores y mejor amueblados del rock.
Saludos!
Vaya, el señor Enrique se me ha adelantado al hablar de "No Irish, No Black, No Dogs"...
ResponderEliminarYo también opino que Rotten - Lydon es una de las mentes más lúcidas del rock y sabe transmitir lo que quiere decir. Lo apunto y espero no tener que decir aquello de “¿Os habéis sentido engañados alguna vez?”.
Jesús
Pues no es facil encontrar cosas realmente interesantes en torno al punk, asi que vaya el merito para el sr. Bon. A mi el amigo Rotten nunca me ha caido demasiado bien, no se por que, pero estara bien saber si nos cuenta algo de aquel extraño (y no muy digerible) proyecto PIL.
ResponderEliminarGracias por la reseña y un saludo. Carlos Andia (y sus acentos desaparecidos)
Buen mérito
ResponderEliminarLo que siempre me llama la atencion es la cara de loco!!!jajaja
Gracias por la reseña!
SAludos a todos!
Vaya, pues lamento discrepar con Carlos pero hay algunas cosas interesantes sobre el punk.
ResponderEliminarAsí, a bote pronto y obviando el ya comentado "No Irish, No Blacks, No Dogs", te recomiendo "England's Dreaming" de Jon Savage, immenso trabajo muy centrado en los Pistols pero que sigue todo el punk británico del 77.
Para el otro lado del charco, muy recomendables "Por favor, mátame" de Legs McNeil y Gillian McCain y "Tenemos la bomba de neutrones" de Marc Spitz y Brendan Mullen.
Saludos,
Jesús
Vaya, ahora es es señor Txus quien se me adelanta con el "Please, kill me" de McNeil y McCain :)
ResponderEliminarTambién recomendaría "The filth and the fury", un documental muy interesante que contiene momentos antológicos, como la entrevista que el gilipollas de Bill Grundy hizo a los Pistols en la BBC.
Saludos a todos!
Todo bien menos lo de "No tiene nuevos proyectos y está alejado de la primera línea del mundillo.". Hombre, señor, que acaba de lanzar el adelanto de su nuevo disco!! Aunque no me gusta nada, lo contrario que el resto de PiL, que me flipa, quitando también su anterior disco.
ResponderEliminarhttps://soundcloud.com/public-image-ltd-pil/double-trouble-album-version
Lo siento, Txus y Enrique, pero el 'Por favor, matame' no me parecio un libro especialmente interesante. No digo que no aportase cosas pero creo que demasiadas veces se quedaba estancado en el ambito del morbo (Lou Reed, Iggy Pop).
ResponderEliminarY por hacer alguna aportacion mas, apuntaria la peli/documental 'Sid & Nancy', muy potente.
Saludos. Carlos Andia.
Bueno: inesperadamente, pues no suelo recibir muchos comentarios cuando reseño libros sobre música (injusto que nadie comente cuando hablo sobre David Byrne o Ryuichi Sakamoto, muy injusto), pues parece que Lydon no deja a la gente indiferente. Uno: nuevos discos de PiL, pues no tenía ni idea, de hecho perdí un poco la pista a la banda cuando se quedaron en esa tierra de nadie entre la electrónica y el rock experimental (aunque creo que su influencia se nota en grupos como Franz Ferdinand o los LCD Soundsystem). Referente al pequeño aluvión de lecturas sobre el punk, pues agradecer las menciones, aunque me parece que no todas son objeto de traducciones, y que el punto de vista es muy importante, y Lydon estaba en absoluta primera línea. No sé si los demás. Dudo que este libro haga que nadie cambie su opinión sobre Lydon: se muestra con una crudeza y una sinceridad que, en ocasiones, parece hasta algo naïf.
ResponderEliminarLa verdad que hay comentarios que no comprendo o quedan fuera de mi esfera.
ResponderEliminarPor mi parte, felicitaciones por el blog!
Beos grande
Sigo siendo seguidor tuyo :)
beso
Hola a todos,
ResponderEliminarEstoy con thux, el libro de Legs McNeil, fue redactor y cofundador del fanzine Punk, "Por favor, matame' es muy muy recomendable y original, narrar la historia del punk a través de entrevistas....
todos los comentarios muy enriquecedores
abrazo a todos
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarAl margen de libros, pelis y demás nada mejor que haber vivido aquella época y haberla compartido. Swindle, it`s a swindle.
ResponderEliminarMuy divertido.
ResponderEliminarLa única pega es que después de leer a este tío, el resto de las "memorias" musicales que he leído me han parecido un coñazo autocomplaciente detrás de otro.
Ah! Lydon no será un estilista del lenguaje pero su experiencia vital se desborda por detrás de sus textos. ¿Autocomplacientes, las rocks-stars? ¿Endiosadas? Nooooo, hombre. noooo.
ResponderEliminarAltamente recendable. Esos libros que uno agarra y no puede parar de leer. De esos libros que vuelan, y eso que es gordo! Que placer de lectura. Y dan ganas de sentarse con el a tomar unas copas y hablar de ll que sea. Una mente abierta, al menos en lo que muestra de si mismo en este librazo!
ResponderEliminarRecomendable, quise decir!
EliminarPues buen recuerdo tengo de este libro, y gracias por contribuir a recrearlo. Puede que no se trate de alta literatura, pero desde luego como transmisión de la figura del músico y su actitud vital, vaya si funciona.
ResponderEliminarGracias por el comentario.