Título original: La Classe de neige
Año de publicación: 1995
Traductor: Javier Albiñana
Valoración: recomendable... o incluso más que eso
El protagonista de esta novela es un niño francés llamado Nicolas... Lo confesaré: por un momento, mi naturaleza frívola me tentó para comenzar esta reseña con alguna clase de broma sobre "el pequeño Nicolás" (quienes nos lean desde España me entenderán, para su desgracia; a los demás, sólo decirles que tienen suerte de no saber quién es cierto mentecato berlanguiano). Ahora bien, según fui leyendo el libro, se me fueron quitando las ganas de bromas. En primer lugar, porque el argumento de la novela mueve bien poco a la sonrisa. Y después, porque a pesar de su brevedad, tanto de la novela completa como de cada uno de los capítulos -de tan sólo una o dos páginas muchos de ellos-, nos encontramos ante una obra literaria que exige, si no un gran esfuerzo de concentración -que no es necesario, pues la prosa es cristalina y tan precisa como el mecanismo de un autómata-, sí que afrontarla con la seriedad que merece, pues no deja dudas sobre que es obra de un escritor con todas sus letras, y éstas, además, en mayúsculas.
Tan escritor es (y era hace ya 20 años, por lo visto) Emmanuel Carrère que se atrevió aquí a pergeñar un malabarismo con la historia...Incluso diría más: un malabarismo con tres bolas en el aire, mientras pedaleaba sobre un monociclo y daba un salto mortal con tirabuzón... Porque es un historia que comienza como una novela de crecimiento o aprendizaje (quizá sea excesiva la etiqueta de "bildungsroman", no sé...) que tiene como protagonista a un chaval -ahora sí. Nicolas- de diez u once años, que va a pasar unos días con su clase del cole aprendiendo a esquiar, como es habitual en Francia. Un niño tímido y poco integrado en el grupo que, además, verá remarcar su diferencia desde el principio, cuando su padre se empeñe en llevarlo a él mismo a la nieve, en lugar de acudir allí en autobús, con su compañeros.... un hecho anecdótico, éste, pero que enseguida cobrará su importancia como desencadenante de toda una serie de situaciones. No quiero olvidar comentar que Carrère, junto a su indudable calidad como narrador, demuestra poseer la sensibilidad necesaria para retratar el mundo íntimo y protector de los niños, sobre todo de los más introvertidos e imaginativos.
Y a partir de aquí es donde el autor, como ya he comentado, se pone a hacer ciertos malabares con los elementos que componen la historia..No voy a desvelar los detalles de la pirueta, claro, pero sí cabe responder a una pregunta: ¿consigue Carrère salir airoso del empeño o o se pega un trastazo con monociclo y todo? Pues en mi opinión, sí que consigue realizar el ejercicio, aunque bordeando peligrosamente el desastre. Y si le sale bien es, en gran medida, por los dos elementos que ya he mencionado en el párrafo anterior: su pericia y calidad narrativa, por un lado, y por otro, la sensibilidad que demuestra hacia su protagonista, con el que no nos queda más remedio que empatizar, y de qué manera...
De ahí que, a la hora de valorar esta novela corta, no dude en recomendarla, y si no le otorgo incluso una mejor valoración es, porque, a pesar del satisfactorio resultado final, no puedo olvidar el equilibrismo sobre el alambre (quizá esta imagen sea más adecuada que la del malabarista) que efectúa la historia que nos cuentan. Tal vez haya quien piense que en realidad sí que pierde pie, y quien considere que, por el contrario, llega sin problemas al otro lado, incluso montada sobre el monociclo. En fin... eso ya, que cada lector lo juzgue.
una crítica tentadora pero no me gustaría encontrarme con la seguna parte de "El bigote"...
ResponderEliminarMaria
De Carrere conozco sus biografías noveladas (limonov, k Dick, y el asesino de "el adversario" cuyo nombre no recuerdo) y pese a su afán por figurar, me parecen libros geniales. De su obra de ficción temprana sólo leí el bigote, y merece el recomendable al menos... Echaremos un ojo a este, aunque, en mi caso, cuando hay niños y rollito iniciación (momentáneo parece)...brrrrrrrr. Pero Carrere es garantía al menos de estar bien escrito. Y si además hace malabarismos...
ResponderEliminarSaludos
Hola!
ResponderEliminarPues no conocía este libro pero quizás lo lea, a pesar de distae baatante del tipo de libro que suelo leer.
Estupenda reseña.:)
Saludos
Hola!
ResponderEliminarPues no conocía este libro pero quizás lo lea, a pesar de distae baatante del tipo de libro que suelo leer.
Estupenda reseña.:)
Saludos
Hola todxs:
ResponderEliminarMaría, no sé si te refieres a la calidad literaria (que en este caso creo aún mayor que en El bigote) o a la sensación de desasosiego creada, que aquí también existe, aunque de otro modo...
Pablo: creo que esta novela, de hace 20 años, fue precisamente la última antes de un cambio de registro en la obra literaria de Carrère... en todo caso, el buen oficio del autor (incluso la excelencia en la factura) te lo puedo asegurar...otra cosa es que te convenza más o menos el argumento.
Abracalibro: gracias por tu comentario. La novela es cortita y se lee con facilidad, así que no creo que te arrepientas por echarle un vistazo...
Gracias a todxs por pasaros por aquí.!
Yo actualmente estoy leyendo "Una novela rusa" y por ahora me está encantando; empecé a leer a este autor por otra reseña vuestra, la de "De Vidas Ajenas", libro que no he encontrado por ningún lado, pero lo encontraré. Muchas gracias!
ResponderEliminar¡Pues muchas de nadas, Irene (aunque esa reseña no es mía, pero en nombre de todxs) y gracias a ti por pasarte por aquí!
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