Idioma original: español
Año de publicación: 2014
Valoración: está bien
Este es uno de esos casos en los que tengo la impresión de ir a contracorriente: Los hedonistas de Enrique Juncosa no solo venía avalado por el elogio casi unánime de la crítica, sino que también, en mi caso personal, venía recomendado por dos amigas con cuyos gustos generalmente coincido -aunque tenemos nuestras diferencias, claro-. Bueno, pues a mí Los hedonistas no me ha parecido para tanto: es un libro muy bien escrito, extraordinariamente escrito, sobre todo para ser el primer libro de narrativa publicado por su autor, pero la verdad es que me ha dejado bastante frío.
Empiezo por lo positivo: este es un buen libro de relatos, de eso no hay duda. Son relatos que están escritos con un estilo cuidado pero no pedante, modulado además para responder a los ambientes y tonos de los distintos cuentos. Juncosa demuestra que sabe contar una historia, y que sabe hacerlo de varias maneras diferentes. Es también un libro variado en los escenarios: podría decirse que es un libro cosmopolita, de un autor cosmopolita.
Muchos de los relatos incluidos en el volumen tratan, directa o indirectamente, de las relaciones eróticas, en el sentido sentimental (como en "Muagham y Haxton en Mandalay" o en "Tan peligroso es el nuevo camino", ambos con un giro metaliteriar bien diferente) pero también en el sentido físico y sexual del término. Es el caso de "Los ojos de los hombres" o de "Lady d'Arbley", este último el cuento más crudo del volumen junto con "El tatuaje del diablo". En "Los nihilistas" o en "La estrella de cine y el pulpo" (que por algún motivo me recuerda a "Un día perfecto para el pez banana" de Salinger) también hay relaciones de pareja pero comparten el foco con otros asuntos e intereses.
¿Y entonces, por qué no me ha convencido este libro? Pues no consigo decirlo con mucha precisión: la verdad es que su lectura me ha dejado muy frío. Los relatos están bien escritos, bien construidos, poblados de personajes humanos. Y sin embargo la lectura de cada uno de ellos, y de todo el conjunto, me ha dejado con una sensación de: "Muy bien, ¿y?". Habrá quien diga que esto no es una explicación muy científica ni muy académica, pero qué le vamos a hacer, es la que hay.
O a lo mejor es que, como le decía a una de esas amigas de las que hablaba al principio, tengo que ir a pedirle un corazón al mago de Oz.
¿Has hecho ya tu pedido al mago de Oz?
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