Idioma: inglés
Título original: Claire DeWitt and the City Of the DeadAño de publicación: 2011
Traductor: Ricard Vela Pàmies
Valoración: recomendable
Ésta es la primera novela de una serie protagonizada por la detective
Claire DeWitt (autoproclamada "la mejor detective del mundo"). La "Ciudad de los Muertos", por su parte, resulta ser Nueva Orleans en el 2007, un año y pico después del huracán Katrina, y donde DeWitt, que no había vuelto a esa ciudad en varios años, desde el asesinato de la que fue su mentora, acepta el caso de averiguar qué ha sido de un ayudante del fiscal del distrito, desaparecido desde la tormenta. El escenario de esta novela de misterio se nos presenta, pues, de lo más sugerente: a la idiosincrasia local se le suman los destrozos causados por el huracán (y el post-huracán) y la propia decadencia de la ciudad (la que tiene la tasa más alta de crímenes en EEUU, junto con la más baja de condenas por esos mismos crímenes).
Claire DeWitt (autoproclamada "la mejor detective del mundo"). La "Ciudad de los Muertos", por su parte, resulta ser Nueva Orleans en el 2007, un año y pico después del huracán Katrina, y donde DeWitt, que no había vuelto a esa ciudad en varios años, desde el asesinato de la que fue su mentora, acepta el caso de averiguar qué ha sido de un ayudante del fiscal del distrito, desaparecido desde la tormenta. El escenario de esta novela de misterio se nos presenta, pues, de lo más sugerente: a la idiosincrasia local se le suman los destrozos causados por el huracán (y el post-huracán) y la propia decadencia de la ciudad (la que tiene la tasa más alta de crímenes en EEUU, junto con la más baja de condenas por esos mismos crímenes).
La detective protagonista también resulta de lo más peculiar: de 35 años y oriunda de Brooklyn (qué "casualidad": tiene la misma edad y procedencia que la autora del libro...), sigue de manera incondicional las enseñanzas de un libro escrito por un supuesto detective francés, Jacques Silette, que parece algo así como el Tao Te Ching de la criminología. Además, DeWitt también recurre durante su investigación a sus sueños premonitorios (aquí un hipotético lector y después reseñista alzaría una ceja desconfiada), al sistema adivinatorio chino del I Ching (aquí, ese presunto lector/reseñista alzaría las dos cejas, ya con pasmo) e incluso a un supuesto arte esotérico de lectura de las huellas dactilares (aquí los ojos se abren como platos y las comisuras de la boca se curvan hacia abajo en una mueca de disgusto). Por si fuera poco, la tal Claire DeWitt, aparte de compartir la tópica dipsomanía de los detectives de ficción, resulta ser una porrera de cuidado. Es capaz de fumarse un canuto macerado en líquido de embalsamar cadáveres (y no lo estoy inventando). Vamos, todo un cuadro...
Y sin embargo... el caso es que todo este artefacto literario-detectivesco funciona y bastante bien. En parte, ello se debe al ágil estilo narrativo de Gran, que sabe ser descriptivo sin caer en la prolijidad y reflexivo sin ser plúmbeo. También gracias a un sentido del humor auto infligido y socarrón. Un estilo de investigación que oscila entre la observación deductiva de un Sherlock Holmes (salvando las distancias) y el "apaleamiento de nubes" del comisario Adamsberg, de la magnífica Fred Vargas (salvando no menos distancias): aquí también se trata más de saber reconocer las pistas que de encontrarlas.
Y además, un pulso para contarnos la calle y sus sufridos personajes que recuerda un poco (¡ojo, sólo un poco!; tampoco nos volvamos locos) el de otro amante de Nueva Orleans, el maestro Elmore Leonard. Quizá se pueda aducir que el encaje entre ese mundo onírico, lleno de señales esotéricas y la cruda realidad de la trama en sí, y que supone uno de los mayores atractivos de la novela; que ese encaje, digo, no resulte tan ajustado como debería. Cierto, aunque creo que en este caso, no se puede considerar como un demérito de la novela, sino, todo lo más, un aspecto a mejorar en posteriores entregas de esta detective. Porque, al final, lo que podemos sacar de Claire DeWitt y la Ciudad de los Muertos es una escritora y un personaje a seguir en el futuro. Y un nuevo título sobre una ciudad ya legendaria donde la diferencia entre vivos y muertos es mucho más difusa de lo que podríamos pensar. Si es que existe, en algún sitio.
Y sin embargo... el caso es que todo este artefacto literario-detectivesco funciona y bastante bien. En parte, ello se debe al ágil estilo narrativo de Gran, que sabe ser descriptivo sin caer en la prolijidad y reflexivo sin ser plúmbeo. También gracias a un sentido del humor auto infligido y socarrón. Un estilo de investigación que oscila entre la observación deductiva de un Sherlock Holmes (salvando las distancias) y el "apaleamiento de nubes" del comisario Adamsberg, de la magnífica Fred Vargas (salvando no menos distancias): aquí también se trata más de saber reconocer las pistas que de encontrarlas.
Y además, un pulso para contarnos la calle y sus sufridos personajes que recuerda un poco (¡ojo, sólo un poco!; tampoco nos volvamos locos) el de otro amante de Nueva Orleans, el maestro Elmore Leonard. Quizá se pueda aducir que el encaje entre ese mundo onírico, lleno de señales esotéricas y la cruda realidad de la trama en sí, y que supone uno de los mayores atractivos de la novela; que ese encaje, digo, no resulte tan ajustado como debería. Cierto, aunque creo que en este caso, no se puede considerar como un demérito de la novela, sino, todo lo más, un aspecto a mejorar en posteriores entregas de esta detective. Porque, al final, lo que podemos sacar de Claire DeWitt y la Ciudad de los Muertos es una escritora y un personaje a seguir en el futuro. Y un nuevo título sobre una ciudad ya legendaria donde la diferencia entre vivos y muertos es mucho más difusa de lo que podríamos pensar. Si es que existe, en algún sitio.
También de Sara Gran en ULAD: Acércate
¡Hola! Yo me leí este libro hace unos meses y la verdad es que me encantó, sobre todo que la protagonista tuviera esa conexión con las palabras que el mejor detective del mundo escribiera en su libro y que no parara de releerlo. Era como mezcla de apoyo, consuelo y ayuda.
ResponderEliminarMe gustó todo: que Claire estuviera un poco loca,que hubiera algo de "magia", la ambientación, los diálogos...
En fin, espero que sigan editando esta serie, porque en EEUU ya ha salido el 2º volumen.
¡Un saludo!
Esther.
Hola, Esther:
ResponderEliminarMe alegro de que te gustara esta novela; para mí también fue una grata sorpresa. No diré que es lo mejor que he leído este año, pero, desde luego, es mejor de lo que parecía a primera vista. Sé que existe una segunda novela de Claire DeWitt, y cuando se publique en España yo, por lo menos, pienso leerla.
Un saludo