Año de publicación: 2013
Valoración: recomendable
Me llamó la atención este libro por un par de razones: primero, Los peores cuentos de los hermanos Grim, que utiliza el folklore sudamericano como una excusa para el humor, me resultó interesante encontrar otro libro que tratara el tema (en este caso, el baile), de otra manera. Además, me intrigaba saber de qué iba esta historia, que comparte título con la última novela del gran Leonardo Sciascia (otro libro que merece una reseña, sin duda).
porque después de leer
porque después de leer
Es cierto que la historia que nos cuenta la periodista Leila Guerriero es, en principio, sencilla: en 2011 asistió al Festival de Malambo de Laborde, una pequeña localidad argentina (situada en el centro del país, más o menos) donde se celebra el certamen más exigente y purista de malambo, un baile típico de los gauchos, que, aparte de demostraciones y shows espectaculares, no es demasiado conocido fuera de su país de origen, me parece (recomiendo a todo el que no lo conozca que busque grabaciones en YouTube, por ejemplo. Merece la pena). Tal certamen tiene, además del máximo prestigio entre los entendidos, una característica peculiar: quien queda campeón de malambo mayor, no puede volver a competir no ya en ése, sino en ningún otro festival o campeonato de este baile. Su coronamiento como campeón significa también, pues, el final de la carrera del malambista, al menos como bailarín (sí que pueden ser profesores y preparar a otros). Y aún así, cada año los competidores se esfuerzan por ganar, después de toda una vida de sacrificios, tanto vitales como económicos, y durísimos entrenamientos para poder estar ahí. Para poder tener la oportunidad de triunfar y acabar su carrera, ellos también.
En esa ocasión, Guerriero se sintió especialmente subyugada por la figura del que resultó subcampeón, Rodolfo González Alcántara, representante de la provincia de La Pampa. De tal forma que se mantuvo en contacto con él durante el año siguiente, hasta la nueva edición del Festival, y así nos va mostrando un retrato del joven malambista: hijo de una familia más que humilde, trabajador, religioso y, como todos los que se dedican a esta disciplina, provisto de una voluntad de hierro. Porque la sencillez a la que alude el título del libro también se refiere, aparte de la simplicidad de la trama narrativa, a que se trata de una historia sobre gente sencilla: los personajes de los que nos hablan pertenecen todos a las clases medias-bajas o trabajadoras del país, casi todos, provenientes de lugares repartidos por la inmensidad argentina, no de la aglomeración bonaerense o de las grandes ciudades, y tanto su aspiración como sacrificio, que pueden parecer descabellados para quien no forme parte de esa cultura, también se deben a un hálito sencillo y hasta puro, alejado de intereses únicamente espúreos (cierto que el campeón que se ve obligado a retirarse ve su vida laboral arreglada, gracias a su éxito en el Festival... pero la recompensa parece ridícula en comparación a la que recibe, por ejemplo, un futbolista de éxito). No me atrevo a asegurar que se trata de una metáfora de su país y sus gentes, azotados por una sempiterna crisis, pero muy bien podría serlo.
Guerriero escribe esta narración (no creo que se la pueda llamar novela) con una prosa limpia y efectiva, sin renunciar a momentos de un escueto suspense y a otros de genuina emoción. Los personajes llegan a sernos entrañables, pero la autora se cuida de no cargar las tintas para evitar que nos resulten forzados o "moñas". Son sobrios, al igual que el baile que practican y la historia que han dado lugar. Una historia sencilla, sí, pero no simple ni tonta. Ni mucho menos frívola. Una historia de gente de verdad con sus vidas y sus sueños no menos auténticos y dignos. Una buena historia.
Guerriero escribe esta narración (no creo que se la pueda llamar novela) con una prosa limpia y efectiva, sin renunciar a momentos de un escueto suspense y a otros de genuina emoción. Los personajes llegan a sernos entrañables, pero la autora se cuida de no cargar las tintas para evitar que nos resulten forzados o "moñas". Son sobrios, al igual que el baile que practican y la historia que han dado lugar. Una historia sencilla, sí, pero no simple ni tonta. Ni mucho menos frívola. Una historia de gente de verdad con sus vidas y sus sueños no menos auténticos y dignos. Una buena historia.
no es novela obvio, sera un cronica, lo que conocemos como periodismo literario
ResponderEliminarMe gusto mucho y lo recomendaría. En la niñez cuando vivía en Buenos Aires pude acceder a el mundo relacionado con este tipo de actividades, mis hermanas bailaban en un grupo de danza folclórico. Fue por ello que reviví mucho de las situaciones que son escritas en las paginas de este libro, me pareció que esta muy bien escrito y retrata claramente lo que viven las personas que están dentro del mundo de los festivales.
ResponderEliminarPD. Nobleza obliga, no conocía "Una historia Sencilla" llegue a ella mediante ustedes. Les agradezco. Soy fan del blog y suelo seguir sus recomendaciones.
Hola Axioma etc...:
ResponderEliminarImagínate yo, que antes de leer el libro no conocía nafa del malambo ni de los concursos y toda la cultura folklórica que hay detrás. Un libro de lo másrecomendable, desde luego.
Grqcias por el comentario y sobre todo, gracias por seguirnos. Con lectores así da gusto.