Año de publicación: 1992
Valoración: Recomendable
Gonzalo
Torrente Ballester ha sido una de las mejores plumas de la segunda mitad del siglo
XX en España, si no la mejor de todas. Y si parece una afirmación discutible
añadiré que sobran los motivos. Una prosa rompedora y magnífica, su carácter
radicalmente innovador, la honestidad de sus propuestas, su interés por la
sociedad y el individuo, y una huella ideológica tan impalpable como
persistente. Sin olvidar, por supuesto, la construcción irreprochable de sus
tramas, su fantasía desbordante, el omnipresente sentido del humor en una obra
tan variada como prolífica, la apariencia de frescura que consigue dar a unos
textos laboriosamente trabajados a causa de su constante obsesión por la forma,
y un carácter marcadamente polifacético. Aunque es más conocido por las
novelas, publicó en prensa toda su vida y llegó a cultivar todos los géneros: artículos
periodísticos, relato, teatro, ensayo y hasta misceláneas.
La saga fuga de J.B, Los gozos y las sombras y Don Juan componen lo que podríamos
denominar su obra magna, pero la calidad de cualquiera de las suyas es
incuestionable. Escrita con la soltura que caracteriza a su autor aunque,
quizá, más apresuradamente que otras, La
muerte del Decano aprovecha una enrevesada investigación policial, recién
terminada la guerra civil española, en un recinto universitario para pasar
revista a jerarquías, componendas y prejuicios del ámbito académico, así como a
los abusos de poder que constituían la norma por entonces. Las situaciones, absurdas
pero creíbles, y una intriga policial de difícil solución (¿podría alguien
suicidarse solo para que metan en la cárcel a un rival amoroso?) le sirven para
realizar una crítica, constante y más o menos explícita, de la sociedad de la
época apoyada, fundamentalmente, en el humor y la parodia. Ante el cuerpo recién
descubierto del Decano, quien había sido, no
exactamente un rojo pero sí un desafecto, hablan el juez y el comisario:
“-Está claro, dijo después de un rato. Se trata de un suicidio.-¿Tiene usted mucha práctica en estos casos?-No. Mi carrera es corta. Hasta ahora, algunos robos, algunas peleas. ¿Y usted?-Yo tampoco tengo mucha práctica pero he leído novelas policíacas que son el mejor libro de texto y que suplen la experiencia. Están escritas por gente enterada, con más medios que nosotros, y, sobre todo, con más experiencia en cierta clase de crímenes, diríamos complicados.”
Esta
clase de ironía impregna una narración que se sustenta en un certero conocimiento
de los tipos y el ambiente que retrata. Y eso es, precisamente, lo que
distingue a esta novela de las policiacas más típicas: a medida que avanza la
trama, la intriga se va disolviendo y, finalmente, apenas interesa saber quién
mató al decano. A cambio, cada vez nos implicamos más en el análisis que, del
ambiente, realiza el novelista. Este, no obstante, esboza una respuesta, aunque
no directamente sino a través de la prolongada conversación que mantienen
fiscal y abogado poco antes de celebrarse el juicio, así como del cambio de
actitud del primero a lo largo de este.
Actualmente no parece
que sea muy recordado. Y, como me parece una soberana injusticia, empiezo
poniendo mi granito de arena en este blog.
Otras obras de Gonzalo Torrente Ballester en ULAD: La saga/fuga de J.B., Filomeno, a mi pesar, Los cuadernos de un vate vago, La isla de los jacintos cortados
Otras obras de Gonzalo Torrente Ballester en ULAD: La saga/fuga de J.B., Filomeno, a mi pesar, Los cuadernos de un vate vago, La isla de los jacintos cortados
En el mismo tomo en el que venía "La muerte del decano" leí también "La boda de Chon Recalde", que también me parece una obra espléndida de un autor que, aunque desgraciadamente parece pasado de moda, siempre es un grato descubrimiento.
ResponderEliminarHola :D Pues no conocía este libro, aunque quizás me anime, porque leí un libro de este autor y me sorprendió para bien :3 Un besin!
ResponderEliminarNo he leído La boda de Chon Recalde. Todas son muy divertidas, pero con una comicidad de la buena, nada de hacernos reír para colocarnos un producto más flojo que un patito de goma. (Y no digo que no miro a nadie porque SÍ miro)
ResponderEliminarPara empezar, recomendaría Filomeno a mi pesar o Historias de humor para eruditos, porque La Saga Fuga de J.B. y Don Juan son más difíciles, pero, no me cansaré de repetir, son sus grandes obras. Ojalá alguien se anima con ellas.
Ya me iréis contando.
5No había leído ninguna obra de este autor pero me ha dejado un buen sabor de bocas, sobre todo, por su crítica tanto a la sociedad como a la universidad. Una lectura fácil pero al mismo tiempo te hace reflexionar sobre varios temas actuales.
ResponderEliminarTengo la impresión de que nos estamos olvidando de Torrente. Es una injusticia pero somos nosotros los que salimos perdiendo a uno de los mejores del S. XX en España, divertido, irónico, originalísimo y que escribía maravillosamente.
ResponderEliminar"La muerte del Decano" es una de sus obras menores, creo yo, pero tiene la marca de la casa. Te sugiero que repitas con él (por ahí arriba he recomendado algunas obras suyas) y que lo divulgues. A ver si con un poco de suerte lo traemos de nuevo a la palestra.