Título original: Poppet
Año de publicación: 2013
Valoración: recomendable
Los que conozcan un poco la obra de Mo Hayder sabrán que esta escritora británica ha publicado ya una decena de novelas, siete de ellas protagonizadas por el inspector de policía Jack Caffery. El muñeco es la penúltima (hasta la fecha) y se abre con los terribles sucesos que en un corto periodo de tiempo han tenido lugar en el manicomio de Beechway, donde una serie de cortes del suministro eléctrico ha causado varias muertes.
Los internos creen que el responsable de las muertes es un espíritu, una especie de muñeco vudú al que llaman The Maude, y es tal el grado de histeria que se desata en el lugar (que no es precisamente el sitio más idóneo para que eso ocurra, debido a la naturaleza de las personas que viven allí), que incluso los enfermeros empiezan a ausentarse y fingir estar enfermos cuando les toca el turno de noche. AJ LeGrande es el único que mantiene la mente un poco fría y sospecha que no sólo no existe tal espíritu, sino que una persona de carne y hueso es la responsable de las bizarras muertes que han tenido lugar hasta la fecha. Por eso, y a pesar de saber que se está jugando el puesto, acude a la policía para comunicar sus sospechas.
Caffery, que está más hecho polvo (si cabe) que en las novelas anteriores y cuya vida y carrera parecen avanzar hacia un lugar tan oscuro como los casos con los que trabaja, será el encargado de investigar estos sucesos, al mismo tiempo que intenta (haciendo todo lo contrario de lo que se supone que debe hacer un inspector de policía) ayudar a una compañera cuya vida y carrera también están en la cuerda floja, aunque por razones muy diferentes.
... Y hasta aquí puedo leer. A partir de aquí se puede decir que El muñeco es un thriller al uso, con su abanico de personajes secundarios que rara vez son lo que parecen, con sus giros argumentales que hacen pensar al lector "¡Oh, Dios mío, eso lo me lo esperaba!", con un estilo cuidado que engancha desde la primera página y con algunas escenas dignas de admiración (la primera aparición de la Madre Monstruo es magistral).
En fin, se puede decir que Hayder aún sabe sacar partido de Caffery, aunque también sabe dosificar su historia al milímetro, de manera que no interfiera demasiado con el caso principal de la novela y que el lector se quede con las ganas de saber más sobre este inspector. Aunque para eso, claro, habrá que hacerse con el siguiente volumen.
También de Mo Hayder: El tratamiento.
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