Idioma original: Inglés
Título original: The Dispossessed
Año de Publicación: 1974
Valoración: Muy recomendable
Dentro del
género de ciencia ficción, existen novelas que entregan una historia que va más
allá de la anécdota, son pequeños universos con diferentes aristas y cuya
temática es perdurable a pesar del contexto temporal en el que fueron escritas.
Así entonces, al hablar de Los Desposeídos, se podría describir la
construcción de la sociedad utópica que se propone, o bien el origen de un
artefacto llamado “Ansible” que tendrá consecuencias futuras importantes para
esas sociedades interplanetarias, también se podría discutir la diferencia
abismal entre las dos sociedades que se nos presentan, como una alegoría de lo
que somos ahora.
La historia de
Shevek, el protagonista de la novela, ocurre en dos sitios contextualmente
disímiles. Urras, es un planeta próspero y multicultural, de clima benigno y
recursos naturales en abundancia. Y por el otro lado está Anarres, la luna de
Urras, climáticamente agresiva, semi-desértica y aunque adaptada para la vida
humana, es limitada en fuentes naturales. Y así como resulta tan contrastante
su naturaleza y clima, de la misma manera son desiguales las sociedades que
albergan. Urras es el prototipo de una sociedad capitalista y plural, Anarres
es un solo pueblo, exiliado, cultural e ideológicamente aislado de su planeta
madre (Urras) desde hace 200 años, pero que constituyen una comunidad cercana a
la utopía. Con Anarres, Le Guin se inventa un mundo cerrado pero armónico, una
sociedad sin propiedades ni posesiones individuales, que está sustentada sobre un ideal filosófico
convertido en realidad.
Shevek, oriundo
de Anarres, es un físico teórico que durante la mayor parte de su vida adulta,
intenta desarrollar su hipótesis matemática para un instrumento denominado
Ansible. Por desgracia, en su mundo y sociedad no existen ni los recursos ni la
visión política e ideológica para un proyecto así. Tras varios intentos y
fracasos, se ve obligado a poner sus ojos en el cielo y embarcarse en un
peligroso viaje hacia Urras, marcando un suceso histórico para ambas sociedades
separadas desde hace 2 siglos. Shevek es el anarquista de dos mundos. En Urras
por ideología, en Anarres por deseo de cambiar el sistema.
Le Guin
construye esta novela en dos tiempos y dos sitios. Es el presente de Urras y el
pasado en Anarres y su conjunción al final de la novela. Anarres nos habla del
pasado del protagonista y la sociedad e historia de su luna. Urras es el
presente en acción, en dónde un Shevek adulto nos muestra el otro planeta,
aquel de dónde sus ancestros provienen. Estéticamente está armada como una
especie de caduceo temporal y encaja con el tema que le apasiona al
protagonista: la teoría física del tiempo. El diseño de la historia permite, además,
mostrar los drásticos contrastes de ambas sociedades.
Esta novela,
inscrita dentro de la llamada Nueva Ola de la ciencia ficción, la respaldan tres importantes premios dentro
de su género: el Nébula, Hugo y Locus.
Firmado: Julieta Moreyra
También de Ursula K. Le Guin: Planeta de exilio, El día antes de la revolución, Quienes se marchan de Omelas
Es un gran libro. Me fascinó sobre todo porque LeGuin es anarquista y taoista, y sin embardo es capaz de expresar las paradojas e incoherencias del anarquismo, que termina, en el caso de Anarres, siendo más restrictivo y alienante que los sistemas a los que se opone.
ResponderEliminarTambién es interesante el uso del lenguaje como reflejo de la ideología y como condicionante de la relación entre las personas y la sociedad. Por ejemplo, que en Anarres hayan desterrado los pronombres posesivos (en vez de "mi casa" decir "la casa en la que vivo")
Acabo de terminarla y, básicamente, pienso:
ResponderEliminar-Que todo el relato es un reflejo de cómo se veía la sociedad en la época de la guerra fría.
- Que literariamente cojea bastante. Por supuesto, es una reflexión interesante sobre el tipo de sociedad que queremos y está llena de buenas intenciones, pero cualquiera que la lea a partir de la adolescencia le ve las costuras fácilmente. Yo hubiera sido menos generosa, pienso que con un "Está bien" basta.