Título original: Restaurante Canibal
Año de publicación: 2014
Valoración: recomendable
La
novela Restaurante caníbal, de
Gabriel Magalhães, es una ficción que se sitúa deliberadamente “en el límite”,
en una línea de desafío y de riesgo a varios niveles. Quería hablar aquí,
precisamente, de esos riesgos, y de cómo la novela “sobrevive” a ellos con
éxito.
El
primer riesgo está anunciado en el propio título (Restaurante caníbal) y en el tema que explora (el canibalismo o
antropofagia), porque en esta obra la expresión “restaurante caníbal” no es
(solo) una metáfora, sino la designación literal de un establecimiento, un
restaurante, alrededor del cual gira la intriga. Probablemente para aclarar las
cosas para los lectores incautos, la portada del libro explica que se trata de
una novela, una ficción, y más concretamente “una sátira divertida del más puro
humor negro”.
Sí,
esta obra explora los mecanismos del humor y la sátira. Ese es otro de los
riesgos que asume.
La
narración se asienta en un hiperrealismo que, por la acumulación de referencias
a los pormenores de la realidad contemporánea, muestra de un modo avasallador
lo real cotidiano, que de tan intenso se vuelve banal, familiar, ligeramente
cómico. La realidad aparece así, en la acumulación de estos pormenores y con
una profusión de marcas comerciales que funcionan como “efecto de realidad”,
mezclados con un humor sutil. También esta comicidad se acentúa en los diálogos
de los personajes, que no escatiman en el uso de la jerga propia de la ciudad
de Oporto.
Y sí,
hay un restaurante caníbal en Oporto. No hablaré del restaurante, de sus propietarios,
empleados y clientes: hay que leer la novela para conocerlos. Basta decir que
parecen ser, en su mayoría, personas como nosotros. Nada más inquietante…
Creo
que es importante hacer referencia también a los modelos novelísticos con los
que se relaciona esta obra. Durante toda la primera mitad de la narrativa, Restaurante caníbal parece una parodia
de la novela de costumbres: las personas que viven “alrededor del restaurante”
son una muestra de la actual sociedad de Oporto (de Portugal), y esta historia
nos presenta sus vicios y virtudes.
Ya en
la segunda parte de la historia, el lector encuentra ecos de la novela
académica. Hacia el final, la protagonista, Susana descubre (y nosotros con
ella) que el negocio del restaurante caníbal está asociado con un centro de
investigación de la Universidad de Oporto; más concretamente, el restaurante
está en la base de un proyecto financiado por un programa europeo. Y así se
abre camino un juego con las situaciones y los discursos ahora triunfantes en
el mundo universitario (portugués y europeo) que Gabriel Magalhães conoce de
primera mano.
Voy
concluyendo. Sí, hay un restaurante caníbal en Oporto. Pero no existe
simplemente porque Susana lo inventó en un ejercicio escolar más o menos
gratuito. La historia sugiere que el restaurante existe porque la vida
contemporánea permite que exista; dicho de otro modo, el restaurante caníbal
parece ser el resultado inevitable de la existencia en la contemporaneidad,
puesto que la relatividad de los valores (la frontera incierta entre el bien y
el mal) permite la aceptación resignada de la violación de todas las
prohibiciones. Es esta idea el mayor riesgo que la Restaurante caníbal decide correr. Toda la situación retratada, aunque
excesiva, se asienta en una inquietante verosimilitud. Nada es imposible.
La
novela de Gabriel Magalhães sugiere que estamos siempre en el umbral de un restaurante
caníbal cualquiera, y nos invita a pensar cómo, y por qué motivo, podemos
decidir no entrar.
Firmado: Ângela Fernandes
Hola.
ResponderEliminarPor la manera cómo has comentado sobre el libro se ha despertado el interés por leerlo.
Espero conseguirlo.
Un blog muy bueno...
No entendí.
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