Idioma original: inglés
Título original: The cry
of the owl
Año de publicación: 1962
Traducción: Joaquín
Llinás
Valoración: Recomendable
Un hombre solitario conoce a una chica por la que experimenta
una singular atracción. La chica ya tiene una relación con otro joven, pero
como, sin embargo, no está segura de sus sentimientos hacia él, se acaba
conformando entre ellos un peculiar triángulo amoroso. Con este manido
argumento, se pueden escribir (y de hecho, se escriben) infinidad de novelas
románticas. Si las ambientas en la campiña inglesa de comienzos del XIX y
cuidas un poco la prosa, te sale una de Jane Austen. Si la llenas de
highlanders cachotas y erotismo softcore, una de Monica McCarty, la reina
de este subgénero. Y si los protagonistas son adolescentes cursis, que colocan
candados en los puentes para inmortalizar su amor, marchando una de Federico
Moccia… No, espera, que los personajes de El grito de la lechuza tienen
tendencias depresivas e impulsos suicidas… No problem: entonces tienes una
novela de Murakami. Que la chica se llame Naoko, Kokoro o algo parecido y solucionado.
Ay, amigos, pero no olvidemos que ésta es una novela de
Patricia Highsmith, con lo que la cosa siempre es más complicada o, mejor
dicho, más retorcida. Para empezar, el protagonista conoce a la chica porque
ésta es el objeto de su voyeurismo: es un “mirón”, aunque no estrictamente del
tipo sexual (esto no es un spoiler, que conste; el dato ya sale en la solapa
del libro… y en el primer capítulo). El triángulo amoroso degenera en un
cuadrilátero (deforme, eso sí) y hasta en un pentágono. Y entre el elenco de
personajes nos encontramos un despliegue de trastornos psicológicos: desde la
obsesión enfermiza y la depresión nerviosa a la sociopatía y el sadismo
compulsivo… Para acabar todos envueltos en una espiral claustrofóbica que no
afloja hasta el final de la historia. Una historia poco apta para espíritus
impresionables, me temo.
Sin olvidar, además, que todo ello tiene como trasfondo
el que creo es el gran tema de los libros de Highsmith: el recelo hacia los
demás. O si lo prefieren, el imposible equilibrio entre confianza y
desconfianza que debería regir las relaciones entre las personas, pero que, de
manera inevitable, siempre acaba decantándose hacia esta última actitud (de
hecho, en sus novelas quien se confía suele acabar malparado). Ciertamente, no
era muy optimista con respecto a su prójimo, la Highsmith... ¿Sería por
eso tan buena escritora? Al menos, de novelas así de inquietantes...
También de Patricia Highsmith en UnLibroAlDia: Aquí
También de Patricia Highsmith en UnLibroAlDia: Aquí
Soy muy fan de Miss Highsmith, este título no lo conocía así que me lo apunto. Gracias por la pista.
ResponderEliminarGracias a ti por leer la reseña y por ser fan de la Highsmith (buen gusto).
ResponderEliminarsiendo como soy un macho ibérico ultrahétero -de los que no leen según las estadísticas-, me disponía a pasar de largo la reseña repelido por las palabras triángulo amoroso, romántico, Moccia, cuando de pronto... ¿voyeurismo?, ¿sadismo?, y con el añadido de la Highsmith, dios santo... estoy hay que leerlo.
ResponderEliminarEs lo que me parece más interesante de la novela: parte del esquema de una "historia de amor clásica", y le da la vuelta como a un calcetín. y cuando crees que ya sabes de qué va la cosa, le vuelve a dar la vuelta y te noquea. Y no afloja hasta el final. Tal vez no sea de lo mejor de la Highsmith, pero sí es una de sus novelas más intensas.
ResponderEliminarMuy buena reseña. Terminé el libro ña semana pasada, y coincido en todas tus palabras.
ResponderEliminarMuy buena reseña. Terminé el libro ña semana pasada, y coincido en todas tus palabras.
ResponderEliminarMuy buena reseña. Me sigue sorprendiendo el inquietante ambiente que imprime esta autora a sus novelas, una inquietud que quizá provenga de su desconfianza en el genero humano.
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