Año de publicación: 2013
Valoración: muy recomendable para cualquiera, imprescindible en este blog
Pues otra vez que avanzo detalles de mi valoración por Twitter y me da por otorgarle a Librerías el calificativo de libidinoso. A ver si no, cuando uno siempre ha considerado los estantes de las librerías (incluyendo las de segunda mano), y los de las bibliotecas, como fascinantes ventanas tras las que nos esperan accesos a otros mundos. Si un ensayo de 300 páginas dedicado a describir, con un tenue crescendo y un extenso anecdotario que lo acerca al suspense cuando no a la ficción, cómo son algunas de las librerías más prestigiosas del planeta, si eso no nos parece a los locos por los libros algo libidinoso, me pregunto qué. Cuando soy de los que cree que desde un estante cualquiera agazapado va a saltar a mis ojos el libro que me cambie la vida (o algunas décadas, me conformo con poca cosas), que nadie se extrañe que proclame que este es un libro excitante y sexy.
Veamos: Jorge Carrión diseña este ensayo como una especie de cronología en la que inserta con toda justificación el progreso del rol que las librerías han ido teniendo en el mundo, progreso en que la irrupción de la tecnología (democratizadora e igualitaria de modo que cualquiera pueda leer esta reseña desde cualquier parte del mundo) ha tenido también su influencia. Y nos habla de muchas librerías, las que ha visitado en sus viajes, pues este libro es la materialización de un proyecto de largo recorrido, y algunas de ellas ya no existen o ya no existen cómo el autor las conoció. Porque para Carrión la figura del librero obra como la del chef en un restaurante de postín,
Habla del entorno social en que surgen y se desarrollan, de cómo se integran en la geografía de las ciudades y de cómo vertebran la vida cultural y arraigan, a espaldas de especulación, de avaricia empresarial, muchas veces, a espaldas de su propia viabilidad económica. Habla de familias, de sagas de libreros, de sus relaciones con clientes que son amigos, y de sus relaciones con autores que son lectores que son clientes que son amigos.
Lo cual no quiere decir que Librerías sea un canto a la nostalgia y ni una sola vez he leído el topicazo del olor a papel (aunque el polvo sí es mencionado varias veces), y muchas, demasiadas veces, he añorado entrar por alguna de las puertas de los locales que Carrión describe, y encontrarme perdido o abrumado o desorientado entre hileras o columnas o mesas o estantes. Si este libro fuera un puro catálogo o fuera una guía de viajes o las fotografías no fueran en sobrio blanco y negro y en calidad prensa, y fueran espectaculares como las que circulan en Internet, eso no pasaría: el mérito consiste en que Jorge Carrión (mucho más brillante en ensayo que en ejercicios irregulares de ficción como Los muertos) escribe con rotundidad, conocimiento, y ese punto justo de erudición del que sabe de qué escribe pero sabe que ha de ser leído, y eso aleja los fantasmas que a veces planean sobre ciertos ensayos: la jerga, el solipsismo, el ombliguismo. Nada de eso está ahí, y, por acudir a ejemplos dispares, como Stephen King hablando de escribir, y como Harold Bloom demostrando saber enciclopédico, solo acabar de leer este rutilante ensayo nos tiramos a leer las más de 30 páginas de referencias que son, y permitidme que hable en nombre de este blog, una antología del sueño húmedo.
También de Jorge Carrión en ULAD: Los muertos, Teleshakespeare
Habla del entorno social en que surgen y se desarrollan, de cómo se integran en la geografía de las ciudades y de cómo vertebran la vida cultural y arraigan, a espaldas de especulación, de avaricia empresarial, muchas veces, a espaldas de su propia viabilidad económica. Habla de familias, de sagas de libreros, de sus relaciones con clientes que son amigos, y de sus relaciones con autores que son lectores que son clientes que son amigos.
Lo cual no quiere decir que Librerías sea un canto a la nostalgia y ni una sola vez he leído el topicazo del olor a papel (aunque el polvo sí es mencionado varias veces), y muchas, demasiadas veces, he añorado entrar por alguna de las puertas de los locales que Carrión describe, y encontrarme perdido o abrumado o desorientado entre hileras o columnas o mesas o estantes. Si este libro fuera un puro catálogo o fuera una guía de viajes o las fotografías no fueran en sobrio blanco y negro y en calidad prensa, y fueran espectaculares como las que circulan en Internet, eso no pasaría: el mérito consiste en que Jorge Carrión (mucho más brillante en ensayo que en ejercicios irregulares de ficción como Los muertos) escribe con rotundidad, conocimiento, y ese punto justo de erudición del que sabe de qué escribe pero sabe que ha de ser leído, y eso aleja los fantasmas que a veces planean sobre ciertos ensayos: la jerga, el solipsismo, el ombliguismo. Nada de eso está ahí, y, por acudir a ejemplos dispares, como Stephen King hablando de escribir, y como Harold Bloom demostrando saber enciclopédico, solo acabar de leer este rutilante ensayo nos tiramos a leer las más de 30 páginas de referencias que son, y permitidme que hable en nombre de este blog, una antología del sueño húmedo.
También de Jorge Carrión en ULAD: Los muertos, Teleshakespeare
Estupendo!
ResponderEliminarEste lo tengo apuntadísimo: ahora con más razón!
ResponderEliminarAbrazo
También me lo apunto.
ResponderEliminarGracias por los comentarios, una delicia para los fanáticos de todo lo libresco.
ResponderEliminarCarrión os menciona en su blog: http://jorgecarrion.com/2014/01/31/librerias-vila-matas/
ResponderEliminarGracias por la información!
ResponderEliminarReseña leída en Goodreads:
ResponderEliminar""Librerías" de Jorge Carrión es uno de los libros más asquerosos y vomitivos que he leído en los últimos tiempos. El autor, que se define como profesor de nada menos que "teoría del viaje", escarba en un arrabal conceptual lleno de mierda liberal en busca de los trozos más olorosos de las deposiciones de sus amos para elaborar, con la pericia de un oligofréncio y un manejo de la sintaxis vergonzoso, una serie de argumentaciones ridículas e ideológicamente reprobables. El libro da grima y su creador más. Los momentos en los que se deja llevar por el lirismo son impagables. Finalista del Premio Anagrama de Ensayo."
¿Me he perdido algo? ¿Por qué ese odio hacia Carrión?
Puede que alguien relacionado con el mundillo universitario que le haya tomado manía.
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