Año de publicación: 2009
Valoración: Muy
recomendable
No
es fácil encontrar buenas novelas históricas porque las buenas novelas, en
general, constituyen un tesoro escaso, para recoger una cosecha decente hay
que dejar pasar el tiempo. Y es precisamente el tiempo uno de los factores más
difíciles de manejar en el subgénero que nos ocupa. Más aún cuando el escritor
tiene que organizar múltiples piezas procedentes de cronologías distintas y conseguir
que todo encaje perfectamente.
Leonardo
Padura ha ideado una estructura compleja y consigue llevarla a buen puerto. Igualmente
exacto es el ensamblaje entre la parte real y la novelada, así como la sutilísima,
convincente y completa indagación de los mecanismos psicológicos de los tres
protagonistas, sobre todo del proceso mental y de modificación de la
personalidad por el que supone que atravesó Ramón Mercader desde que se le propuso
participar en el complot contra Trotski.
“Pensó que el hecho de haber creído y luchado por la mayor utopía jamás concebida encierra necesarias dosis de sacrificios. Él, Ramón Mercader, había sido uno de los arrastrados por los ríos subterráneos de aquella lucha desproporcionada y no valía la pena evadir responsabilidades ni intentar descargar sus culpas en engaños y manipulaciones: él encarnaba uno de los frutos podridos que se cultivan incluso en las mejores cosechas, y si bien era cierto que otros le habían abierto las puertas, él había atravesado, gustoso, el umbral del infierno, convencido de que debía existir la morada de las tinieblas para que hubiese un mundo de luz.”
Igual
de bien ensambladas se encuentran las tres partes en que se divide la historia,
las dos reales y la ficticia. Esta última a cargo de Iván, personaje inventado pero
que sin duda podría haber existido, dada su consistencia.
Como
sabemos, el 20 de agosto de 1940 León Trotski sufrió un atentado en su casa de Méjico
–el segundo en solo tres meses– que acabaría con su vida unas horas más tarde.
El ejecutor fue Ramón Mercader, joven comunista catalán, antiguo combatiente en
las filas republicanas de la guerra civil española, que había sido entrenado a
conciencia por el servicio secreto ruso para llevar a cabo el magnicidio.
Esos
son los hechos escuetos que han llegado hasta los libros de historia, pero
Padura ofrece mucho más. En esa sección de la novela, escrupulosamente apegada
a los hechos, se relatan las circunstancias del largo confinamiento del líder comunista
y su esposa en países muy diversos, trasladándose de un extremo a otro del
mundo, siempre temiendo por su vida, coartada su libertad por los pocos
gobiernos que tuvieron la cortesía de acogerle. Se detallan también las
maniobras de Stalin para mantenerse en el poder, las sucesivas purgas de
colegas o las tensiones entre las distintas familias del partido, que encontraron
dramático eco entre nosotros. Todo ello narrado con los detalles precisos para que
se comprenda el clima político-social del momento, aunque sin excederse. Lo
que, en la práctica significa que a algunos puede parecerle demasiado minucioso
y a otros insuficientemente explicado.
Los
tres apartados en que se divide la historia confluyen poco antes del crimen para
hacer coincidir a asesino y víctima; y de inmediato, al prescindir
necesariamente del protagonizado por Trotski, se convierten en dos. Más tarde, la
acción experimenta un gran salto temporal trasladándonos a finales de los 70,
época que Mercader residió en Cuba, y
haciendo coincidir novelescamente al personaje histórico con el ficticio, Iván,
unificándose así todas las líneas.
La
novela –que sobrepasa las 500 páginas– está magníficamente escrita. La prosa
que utiliza Padura se adapta a la naturaleza de lo narrado: poética en
ocasiones, más sobria y concisa en las escenas que reflejan hechos concretos o datos
procedentes de crónicas, reflexiva si penetra en la mente de alguien,
melancólica casi siempre.
Destaco
que Padura consigue algo muy difícil: mantener la tensión del lector, alimentar
constantemente su incertidumbre, a pesar de que todos los desenlaces –excepto,
naturalmente, el imaginado por el autor– son del dominio público.
También de Leonardo Padura en ULAD: Máscaras, La cola de la serpiente, Herejes
También de Leonardo Padura en ULAD: Máscaras, La cola de la serpiente, Herejes
Interesante, gracias por la publicación
ResponderEliminarNo hay de qué, gracias a ti. Si lo lees, ya contarás qué tal.
ResponderEliminarMe encantó este blog!
ResponderEliminarVivo leyendo, constantemente, a veces de hasta 3 libros.
Ahora escribo, y esto me sirve de mucho para conocer las autores y géneros!
Gracias!!!!
Amelie
Y a mí me encanta que te encante: es una inyección de moral.
ResponderEliminarEnhorabuena por vuestro blog!
ResponderEliminarDe Leonardo Padura he leído Los herejes, y tiene fragmentos preciosos, con una capacidad para describir y contagiar emociones bestial, pero por otro lado la trama y su estructura resultan algo lentas y faltas de ritmo. Recuerdo también la sensación de mucho relleno, partes que no añadían nada a la historia... A ver éste qué tal!
Pues denso sí que es. A mí me parece que todo lo que cuenta tiene su sentido, es prolijo en cada una de las tramas paralelas pero eso es lo que les presta coherencia y profundidad.
ResponderEliminarSi llegas a leerlo, cuéntanos.
felicidades que buenas entradas tiene el blog, siempre hacen falta recomendaciones de buenos libros y algo que diga más de ellos que la pura reseña de la contraportada, me gustan mucho las novelas con contenido verídico histórico pues ayudan a conocer la historia de forma deliciosa, y la temática de este libro no es la excepción, suena muy interesante.
ResponderEliminarPues si eres lector de novela histórica, sabrás que, bajo esa etiqueta y aprovechando una moda que sigue vigente, se ha escrito de todo. Como digo, esta es una novela seria, nada que ver con esa clase de productos, con personajes muy bien construidos, profundo análisis de la sociedad y la historia y, sobre todo, honesta, es decir, muy bien documentada pero con una documentación rigurosamente verdadera, sin fantasmadas comerciales. Eso supone que un poco más incómoda de leer que las otras pero también que esta merece la pena, para variar.
ResponderEliminarMe gusto mucho el Libro, el comienzo es simplemente hermoso...en el desarrollo nos mete en esos años de fe, locura y pasión...sobre todo en las contradicciones. Todo lo demás impecable...Sin afectar todo lo anterior que me pareció impecable y gran placer en la lectura aunque el final creo que debió ser antes, yo me hubiera atrevido dejar cavos sueltos.
ResponderEliminarHola Rafael. Supongo que la impresión sobre lo excesivo o lo insuficiente de una obra como esta es diferente en cada lector. Creo que está bien que no haya dejado cabos sueltos, aunque conozco a alguien (muy informado sobre todo lo que pasaba entonces en Rusia, en los partidos comunistas de los diferentes países y en el entorno de Trotsky) que opina que faltan muchos datos históricos y que el libro está muy incompleto.
ResponderEliminarNo estoy de acuerdo, creo que Padura ha sido bastante minucioso pero que está bien que así sea, y que si hubiese metido más Historia la novela hubiese quedado descompensada e intragable.
Pero sí que me ha sobrado algo, puede que tú lo veas así también. Todo ese largo paseo por Moscú que dan, durante varios días, Mercader y su mentor años después, tras salir de la cárcel, más bien parece un catálogo turístico de la ciudad de entonces y podrían habérselo ahorrado. Ya sé que es un pretexto para que hagan una recapitulación de hechos pasados pero con un par de escenas y menos escenografía podrían haber comentado todo lo importante. Ese es el episodio que me sobró que, por cierto, es bastante largo. Al resto no le pondría ninguna pega, pero, claro, es mi opinión personal.
cabos, cabos sueltos.
ResponderEliminarMe gusta mucho vuestro blog y, habitualmente, coinciden vuestras serias y bien documentadas opiniones con mis impresiones del libro en cuestión.
ResponderEliminarMe permito, por primera vez, dejar la opinión que me ha merecido la lectura de este: la estrategia de este autor, por lo menos en los tres libros que he leído, es coger un hecho real y adosarle un protagonista ficticio que, por una razón u otra, pasa a formar parte de la historia ficticia, pero entra en contacto con la parte real de la narración.
Eesperaba más de esta novela, dado que el personaje real era Trotski; y he de reconocer que el primer capítulo me enganchó muchísimo. Hay tres historias paralelas: la del personaje ficticio, la del hombre que tiene dos perros borzoi y, claro está, la de Totski. En cada capítulo se habla de uno de ellos y se van alternando, lo que hace que su lectura sea interesante y entretenida. Pero a medida que avanza la narración los capítulos de Trotski se hacen más largos y sus acciones comienzan a ser repetitivas. Estuve a punto de dejarlo a dos capítulos del final y no fue porque estuviera mal escrito, sino que le sobran páginas.
Muy de acuerdo contigo en que la novela no es perfecta. Puede que te interese esta reseña donde se mencionan algunos defectos.
ResponderEliminarhttps://orlandiana.blogspot.com/2013/11/el-hombre-que-amaba-los-perros-de.html?m=1