Idioma original: inglés
Título original: (The) Naked Lunch
Año de publicación: 1959
Valoración: Imprescindible
He dudado bastante con la valoración de este libro. Pensaba ponerle un "Muy recomendable", que es ya una nota muy alta; luego he pensado ponerle un "recomendable", porque hay momentos en que el libro resulta algo repetitivo y porque no es un libro "muy recomendable" para todo el mundo; pero al final he decidido hacer lo contrario y darle un "imprescindible". ¿Y por qué? No solo porque es uno de los libros más influyentes de la literatura estadounidense del siglo XX, sino también, y sobre todo, porque en cierto sentido este libro consigue llevar la literatura, la palabra, hasta un nuevo límite, y un libro que consigue hacer eso puede decirse que es imprescindible.
Este es un libro sobre la droga: heroína, morfina, opio, marihuana, cocaína y todos los derivados imaginables. Es un libro escrito por un yonqui durante su etapa de adicción (aunque publicado más tarde, ya "limpio"). Pero no es uno de esos libros que hablan sobre la droga con espíritu documental o moralizante, "la droga te hace esto, tiene estos efectos, puedes acabar así". Solo el prólogo y el epílogo, escritos con posterioridad al resto de la novela, tienen algo de esto: algo de catálogo de distintas drogas y sus consecuencias físicas, psicológicas, emocionales.
Pero lo que hay en medio, o sea, la novela en sí, es más bien una visión del mundo a través de los ojos de la droga. Con una desinhibición agresiva, provocadora y decididamente política. Se habla mucho, claro, de la vida en el submundo yonqui: los trapicheos, los engaños, las mejores técnicas para drogarse, los peores efectos secundarios imaginables. Pero también se habla de sexo: sexo en todas sus formas, pero sobre todo sexo homosexual, violento, comprado, indeseado. Y también de política, y de medicina, y de filosofía, y de opresión, y de la guerra, y de la vida y de la muerte.
Y todo esto, hay que insistir, a través de una visión distorsionada, fragmentaria, provocadora. Por momentos, repugnante, insultante. Cada capítulo es una escena aislada, en un espacio y un tiempo diferentes de la anterior, aunque con algunos personajes que repiten su aparición aquí o allá (de ahí que se hable de "novela" y no de recopilación de textos); y todos ellos están llenos de alucinación y paranoia onírica. Los yonquis se disuelven en series protoplásmicos para absorber la droga, o a otros yonquis; la policía te deja libre si le chupas la polla hasta hacerlos desaparecer; un hombre que cosigue hablar con el culo es devorado por dentro por ese mismo culo... Ese tipo de historias.
Por eso hablaba de que este libro llega a un límite al que no llega casi ningún otro libro en la historia de la literatura: muy pocos escritores se han atrevido a ser tan brutalmente directos, por una parte, y tan descontroladamente libres en cuanto a la forma, la estructura o el estilo. Naturalmente, el libro fue inmensamente polémico cuando se publicó, por su contenido sexualmente explícito, homosexual y pedófilo. De hecho, tengo mis dudas de si un libro como este sería publicado hoy en día, cuando en algunos aspectos parece que estamos más atrás que en 1959.
No puedo terminar esta reseña sin mencionar al traductor de la edición de Anagrama, Martín Lendínez: tuvo que ser un infierno traducir una novela tan llena de slang, neologismos, tecnicismos y vulgarismos como esta, y conseguir que sonase creíble. Y Martín Lendínez lo ha conseguido.
Un exelente libro tambien seria bueno que hicieran una reseña de: En el camino de Jack Kerouac y Aullido de Allen Ginsberg que junto este libro son de lo mejor de la literatura beatnik.
ResponderEliminarEste es un libro excelente, aunque fue difícil de leer en su momento también le hubiese pueseto un "Imprescindible". Estoy de acuerdo con que hasta el día de hoy sería difícil de publicar, ya estamos en un mundo cada vez más sensibilista. Todo puede ofender y esa es la mayor limitación a la libre expresión.
ResponderEliminarPD: anónimo, beatnik fue un término peyorativo que usaron alguna vez los periodistas para describir a la despreocupada juventud estadounidense, un mezcla de los beat y el sputnik (sí, el satélite soviético, la máxima ofensa durante la guerra fría). Pero realmente se llama generación beat y, estoy de acuerdo, son sus mejores libros. AGregaría eso sí Los Subterráneos a esa lista.
Pues a mí me pareció un paquete. Y la otra supuesta obra maestra de la literatura beatnik, "On the road" de Kerouac... otro paquete.
ResponderEliminarY conste que no tengo nada contra Burroughs, porque con "Yonqui" disfruté muchísimo. Pero digamos que "Yonqui" es literatura que pretende hablar sobre drogas, mientras "El almuerzo desnudo" son drogas pretendiendo pasar por literatura (en algún sitio leí que lo escribió en un estado lisérgico lamentable, y viendo el resultado no me extraña).
Por cierto, es cosa sabida, pero para los cinéfilos: Burroughs hace un cameo mítico en esa excelente película que es "Drugstore Cowboy". No os lo perdáis.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarBurroughs me parece otro de esos tarados sobrevalorados, y con asesinato incluído, a los que absurdamente parece que se les perdona todo.
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