Título original: L’Élixir de longue vie
Idioma original: francés
Fecha de publicación: 1830
Valoración: Muy recomendable
Mientras leía este magnífico relato de Balzac, contenido en una reivindicable selección de cuentos fantásticos realizada por Italo Calvino y publicada en este país por Siruela, no he podido evitar pensar en el malogrado Vincent Price (este octubre se cumplen 20 años de su muerte). Porque el que es para mí el gran galán macabro del mundo del cine habría sido perfecto para interpretar, en una hipotética versión para la gran pantalla de El elixir de larga vida, cualquiera de los dos personajes principales del mismo.
Ensoñaciones con el padre/inventor de Eduardo Manostijeras y artífice de la risa escalofriante que se escucha en el Thriller de Michael Jackson aparte, El elixir de larga vida es un relato digno de ser recomendado por la calidad, sensibilidad y talento con el que fue escrito. Basta con leer a un autor como Balzac para comprobar qué maravillas se hacían en el siglo XIX con el relato corto. Las reflexiones, la atmósfera, la hondura psicológica y las descripciones de tipos humanos y elementos ambientales que recogían sus autores en apenas unas páginas, poseen más calidad literaria que auténticos mamotretos best sellerescos actuales. Y lo que es más meritorio: muchas veces consiguen que decenas de años después, lo que cuentan entronque perfectamente con la actualidad.
Esto último sucede con El elixir de larga vida, en el que un holgazán, amoral, caprichoso niño de papá llamado, atentos, Don Juan, espera impaciente en su palacio de Ferrara que su anciano progenitor, en su lecho de muerte, termine de expirar para hacerse con su herencia y, entonces sí, dedicarse a su vida de vicios y ocios sin el “pero” que es vivir a expensas de su progenitor. Lo que el joven no sospecha es que su padre, gran comerciante y conocedor de Oriente en sus años mozos, no va a ponérselo tan fácil a la Parca ya que posee un mágico elixir oriental que tiene la propiedad de devolver a la vida a los muertos recientes. Don Juan prometerá rociar a su padre con el dichoso líquido una vez éste fallezca, y aunque intente cumplir su promesa, un inesperado incidente hará que la maniobra falle. Y por supuesto, su padre continuará bien muerto.
Tras este incidente, Balzac nos llevará a conocer la nueva vida de Don Juan en Andalucía, colmado de riquezas, casado con la bella española Elvira y padre de un joven al que le hará prometer que, cuando muera, lo resucitará con el dichoso elixir. Pero, una vez más, la cosa no saldrá bien, y hasta aquí puedo leer…
Feliz víspera de Todos los Santos. Hello, Ween…
Otras obras de Honoré de Balzac en ULAD: Eugenia Grandet, El arte de pagar sus deudas sin gastar un céntimo
Otras obras de Honoré de Balzac en ULAD: Eugenia Grandet, El arte de pagar sus deudas sin gastar un céntimo
Plas, plas, plas... (aplaudo)
ResponderEliminarCómo me gusta reivindicar a los clásicos :-)
La verdad me pareció bastante pretencioso el cuento, además de aburrido. Quisiera pensar que lo leí en un momento no indicado y por eso no logro ver lo "magnifico" del cuento, pero creo que aunque lo relea no podré encontrar que me parezca al menos entretenido. Pasa por ciento de terror pero al final es algo absurdo y bizarro. No me gustó, quisiera que hubiese sido lo contrario por que me gustan los clásicos, más no puedo mentir.
ResponderEliminarIgual. Me pareció sobrevalorado y aburrido. Qué puedo decir.
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