Idioma original: español
Año de publicación: 2010
Valoración: Muy recomendable
Si
a alguno de ustedes le apetece introducirse en los entresijos de una
inquietante historia, llena de ramificaciones y detalles inconfesables, si tiene
interés en adentrarse en los detalles de un hecho criminal, sus antecedentes y
consecuencias, para rellenar esos tiempos muertos y sofocantes que suelen
presentarse en los meses veraniegos, les recomiendo Blanco Nocturno, pero solo si son capaces de aislarse y disfrutar
de una lectura tranquila. El silencio es fundamental pues, aunque aparentemente
fácil de leer por su prosa sencilla y su ubicación en un pequeño pueblo
argentino sin grandes complicaciones vitales, se trata de un artefacto complejo
por la profundidad de las implicaciones que el autor –para colmo- nos obliga a
adivinar. Como ven, todo lo contrario de una historia ligera para asumir el
bullicio del verano con la cabeza puesta en otro sitio.
En la tranquila vida del pueblo se produce una muerte tan anunciada como difícil de explicar. Otra paradoja más en una trama repleta ellas. Porque paradójicos son los seres que pueblan estas páginas -no solo los que se dan a conocer, sino, y sobre todo, el mundillo que bulle detrás, esa gente del pueblo que, probablemente, chismorrea, acelera sucesos, construye opiniones y forma alianzas-, paradójico es el curso de los acontecimientos, las relaciones familiares, el papel que se adjudica en los hechos a cada uno de los actores, el destino final de cada uno de ellos. Incluso el desenlace lo es.
A
pesar del argumento, no puede clasificarse dentro del género negro. Sé que esto
desanimará a más de uno pero no les quiero engañar. Efectivamente, existe un
cadáver (por lo menos), contamos con la presencia de un comisario (o dos) cuya
obligación es investigar los hechos, también parece haber móvil (uno o varios),
incluso sospechosos (uno, fundamentalmente). Pero Piglia no se ciñe a los
esquemas del género: excepto retratar el tejido social que permite ese
asesinato, no le interesa lo mismo que a los autores de thrillers-, al
contrario, se atiene a sus obsesiones e intereses personales y a sus
particulares pautas narrativas sin avenirse a ninguna concesión.
Esta novela posee una rara y difícil virtud: su mayor interés no reside en lo que dice sino en lo que calla, y esto a pesar de la envolvente prosa de Piglia, la esmerada construcción de los personajes o la magnífica recreación ambiental. Para lograr algo así, para que el lector pueda comprender entre líneas, para que las alusiones formen parte de la trama tanto o más que los hechos explícitos, palabras y situaciones han de estar medidas al milímetro, algo que –como digo a veces- no es fácil de encontrar en estos tiempos.
Esta novela posee una rara y difícil virtud: su mayor interés no reside en lo que dice sino en lo que calla, y esto a pesar de la envolvente prosa de Piglia, la esmerada construcción de los personajes o la magnífica recreación ambiental. Para lograr algo así, para que el lector pueda comprender entre líneas, para que las alusiones formen parte de la trama tanto o más que los hechos explícitos, palabras y situaciones han de estar medidas al milímetro, algo que –como digo a veces- no es fácil de encontrar en estos tiempos.
También de Ricardo Piglia en ULAD: Plata quemada, Los diarios de Emilio Renzi, Las tres vanguardias: Saer, Puig, Walsh, Los casos del comisario Croce
Pues vaya: el empujón que me acabas de dar tras lo mucho que me gustó Plata quemada.
ResponderEliminarMuy sugerente... :-)
ResponderEliminarPor cierto, aviso: el enlace a Plata quemada parece estar mal.
Francesc, por fin he releído tu reseña, he estado intentándolo desde que colgué la mía. Por lo que dices, parece que Plata se ciñe algo más al género aunque no del todo. Desde luego, hay que leerla sin esperar nada o te puedes volver un poco loco, porque Piglia, que ya está al final de su carrera y tiene oficio de sobra, se permite desbarrar todo lo que quiere, y lo malo (lo bueno tb.) es que no te das mucha cuenta.
ResponderEliminarFinalmente, se descubre lo que ha pasado. Aunque la verdad es que da lo mismo. O sea, que ya me dirás.
Paula, a mí me ha pasado también. Lo he intentado varias veces, siempre con prisa. Hoy he usado el buscador y está bien, pero habría que ver lo que pasa con el resto de enlaces. (Antes no se me ha ocurrido mirarlo)
Pues a mi este libro me dejó un poco indiferente. Quizá porque había leído demasiadas críticas buenas y esperaba mucho. Una pena, espero que otros si le saquéis jugo.
ResponderEliminarBueno, yo creo que tampoco le saqué todo el jugo que tiene. Está lleno de símbolos y filosofía y no es fácil entender todo el sentido.
ResponderEliminarAdemás, cuando empiezas a leerlo crees que te vas a encontrar con una novela policíaca al uso y puede acabar decepcionando, pero es que lo que da es algo más difícil de ver. Para todos ¿eh? yo tampoco tengo la llave de la "cámara secreta", pero seguro que hay estudios serios sobre Piglia que la abren.
Hola. Es tarde pero querría hacer constar mi conformidad con la crítica. Una gran novela y más allá de tramas la representación de la cultura del gaucho y del campo argentino son cosa de un escritor de primera.
ResponderEliminarEfectivamente.
ResponderEliminarEsta novela, pertenece al tipo de novela de suspenso?
ResponderEliminarNo exactamente. Contiene suspense, sí, pero yo la calificaría más bien de novela filosófica, con el pretexto de lo policíaco y con el fondo del campo argentino. Aunque no sé si todo el mundo estaría de acuerdo. ¿Qué pensáis los demás?
ResponderEliminar
ResponderEliminarEs curioso lo que ocurre con esta novela: la recomendación (en esta y en otras reseñas) se da desde su compleja relación con el género policial y los temas que aborda; lo cierto es que como pieza autónoma, como ficción, me parece que deja mucho que desear. Varios de los diálogos me suenan falsos, la figura del viejo sabio encarnada en Croce no termina de cerrar y el núcleo (la muerte de Tony Durán) no alcanza a sostener las 300 páginas. Me cansó, y si seguí fue porque se trataba de un libro de Piglia. Hay libros que uno quiere terminar para asimilar el conjunto (me pasó con Bahía Blanca, de Kohan; Formas de volver a casa, de Zambra, El adversario, de Carrere; y libros que uno quiere terminar para salir ya y pasar a otra cosa. Ha sido mi caso con Blanco Nocturno, que empecé con mucho entusiasmo. Las treinta primeras páginas muy aceptables, luego se cae. Lo que sí: el párrafo con el que inicia es impecable. Me quedo con El último lector.
Carlos Alejandro Zambrano
Si lo consideramos exclusivamente como artefacto policíaco sí sería una obra fallida. Pero, como sabes, yo le veo un aspecto simbólico y por eso le doy otro valor.
ResponderEliminarDe todas formas, ¿qué sería de la ficción sin la interpretación de los lectores? Tu lectura literal me parece tan válida como cualquier otra, y creo -aunque resulte contradictorio a primera vista- que eso también enriquece el texto.
Hola Montuenga,
ResponderEliminarMi opinión es que esta novela de Piglia tiene un trasfondo político que tal vez se escapa a lectores no argentinos. La novela fue editada en 2010, dos años después del grave conflicto que tuvo el gobierno argentino con las patronales agropecuarias. El crimen, en mi opinión, es sólo una excusa para hablar de los usos y costumbres del campo argentino: ninguno de ellos muy virtuoso. En contraposición la figura del emprendedor industrial encarnada en Luca es tal vez la única que posee convicciones y cierta conducta ética, por lo menos hasta que lo doblegan. Esta oposición industria/campo tiene que ver con dos modelos de Nación aún hoy en pugna en Argentina.
Saludos
Pues, Gabriel, tu aportación me parece imprescindible. Nada como conocer de primera mano el trasfondo de una obra de ficción. Confieso que hice mi análisis partiendo exclusivamente del texto, no tenía noticia de los hechos que mencionas, así que muchísimas gracias por traer aquí un dato tan relevante.
ResponderEliminarYo no se por que razón ciertos intelectuales no se concentran en escribir profundas obras filosóficas en vez de escribir novelas. O lo uno o lo otro, sino todos quedamos poco conformes, con excepción de los seguidores de este magnífico pensador
ResponderEliminarYo no se por que razón ciertos intelectuales no se concentran en escribir profundas obras filosóficas en vez de escribir novelas. O lo uno o lo otro, sino todos quedamos poco conformes, con excepción de los seguidores de este magnífico pensador
ResponderEliminarEs una forma de verlo tan válida como otras. Cada uno tiene sus gustos.
ResponderEliminarEntre los lectores de "Blanco Nocturno", nuestro amigo Gabriel Diz afirma: "La novela fue editada en 2010, dos años después del grave conflicto que tuvo el gobierno argentino con las patronales agropecuarias". Habría que recordar que si bien la edición de la novela corresponde al año citado, Piglia venía trabajando en ella desde hacía 13 años, de modo que la tesis de Diz no creo se ajuste como clave de la novela. Sí, quizás, aquel viejo elemento de atracción y tensión en la literatura argentina entre campo y ciudad. Creo que esta es en varios puntos una novela "compendio" donde aparecen los elementos que siempre fueron obsesiones en Piglia, escritos ahora desde la calma que otorga la madurez, a saber: notas de relato policial, voces múltiples, elementos simbólicos, ideas filosóficas y literarias, la eterna presencia de Renzi. El tiempo nos otorgará la verdadera dimensión de esta obra y su lugar en el corpus pigliano.
ResponderEliminarSaludos cordiales
Sobre el transfondo socio-político de la novela, ya dije que no puedo opinar porque me faltan elementos. Pero seguro que hay información de sobra al respecto, incluso sin moverse de Internet.
ResponderEliminar