Idioma original: español
Año de publicación: 2012
Valoración: psché
No me voy a extender porque, lo digo desde ya, la novela no me ha gustado nada, o prácticamente nada. Tengo referencias de Luisgé Martín que provienen de diferentes compañeros y casi todas son buenas, lo que me lleva a pensar que este mi primer acercamiento a su trabajo no ha sido con el libro adecuado, o al menos con el libro adecuado para mí. Lo saqué de la biblioteca animado por algunas reseñas que anticipaban una trama sórdida con situaciones y personajes oscuros y sexo despiadado y brutal. Tenía el ánimo así, la verdad: quería leer algo depravado, me pasa de vez en cuando.
La historia es como sigue: un tío que acostumbra a disponer de los servicios de una dominatrix se lo cuenta a un colega y después se muere; y el amigo, un poco por curiosidad y otro poco por un no demasiado convincente sentimiento de amistad, decide buscar a esa mujer e informarla de la muerte del primero, con tan mala suerte que se queda prendado de ella y entabla una relación afectiva que desembocará en amor; un amor desequilibrado y hostil, porque él sabe, o cree saber, lo que ella hacía con los látigos y los tacones y otras herramientas del placer, pero no lo dice: para no asustarla, para no descubrirla, para no ponerla en evidencia.
La novela relata la evolución de esos sentimientos de él hacia ella y cómo un deseo oscuro de ser dominado y azotado salvajemente va despertando en su conciencia, mientras la relación amorosa sucede "con normalidad", lo que también pone sobre la mesa una duda que acompañará al protagonista a lo largo del libro: ¿es ella, en efecto, aquella mujer de la que me habló mi amigo o me he equivocado? Explicado para niños: él quiere palizas y ella solamente le ofrece caricias y besos. En fin, que irá desarrollando su obsesión por un sexo violento que no logra satisfacer hasta tocar límites moralmente cuestionables, que se cierran con un final, según dicen, de esos que "te obligan a seguir leyendo aunque no quieras", pero que a mí, tendría que hacérmelo mirar, ni me impresionó ni me escandalizó ni me interesó, y lo que es peor, me pareció absurdo y descuidado y tonto.
Como he dicho al principio esta es la primera novela que leo del autor, y leeré más. La razón: Luisgé tiene pinta de escribir muy bien, aunque -aquí va la gran contradicción- en este libro el estilo y los recursos me han aburrido por su reiteración, su abuso. Casi toda la novela funciona como una sonata cuyo estribillo regresa una y otra vez a través de una forma concreta: dos puntos + adjetivo y coma + adjetivo y coma + adjetivo y punto (vale: a veces no son adjetivos; pero ésta es la idea). Todo el tiempo: repetido, periódico, machacón. Hasta el final, sin escrúpulos, sin piedad con el lector. Y si bien esta estrategia me ha molestado y ha influido en mi disgusto y mi tedio, reconozco que la voluntad de estilo del autor por proponer una lectura pautada y rítmica y atreverse a desarrollar una fórmula peligrosa (por su cansina repetición) me ha cautivado, ha despertado en mí la curiosidad por saber cómo se ha enfrentado Martín a sus otros trabajos.
Lo que podría resumirse en: no me ha gustado, pero el autor me interesa.
Otras obras de Luisgé Martín en ULAD:La mujer de sombra, El amor del revés
La historia es como sigue: un tío que acostumbra a disponer de los servicios de una dominatrix se lo cuenta a un colega y después se muere; y el amigo, un poco por curiosidad y otro poco por un no demasiado convincente sentimiento de amistad, decide buscar a esa mujer e informarla de la muerte del primero, con tan mala suerte que se queda prendado de ella y entabla una relación afectiva que desembocará en amor; un amor desequilibrado y hostil, porque él sabe, o cree saber, lo que ella hacía con los látigos y los tacones y otras herramientas del placer, pero no lo dice: para no asustarla, para no descubrirla, para no ponerla en evidencia.
La novela relata la evolución de esos sentimientos de él hacia ella y cómo un deseo oscuro de ser dominado y azotado salvajemente va despertando en su conciencia, mientras la relación amorosa sucede "con normalidad", lo que también pone sobre la mesa una duda que acompañará al protagonista a lo largo del libro: ¿es ella, en efecto, aquella mujer de la que me habló mi amigo o me he equivocado? Explicado para niños: él quiere palizas y ella solamente le ofrece caricias y besos. En fin, que irá desarrollando su obsesión por un sexo violento que no logra satisfacer hasta tocar límites moralmente cuestionables, que se cierran con un final, según dicen, de esos que "te obligan a seguir leyendo aunque no quieras", pero que a mí, tendría que hacérmelo mirar, ni me impresionó ni me escandalizó ni me interesó, y lo que es peor, me pareció absurdo y descuidado y tonto.
Como he dicho al principio esta es la primera novela que leo del autor, y leeré más. La razón: Luisgé tiene pinta de escribir muy bien, aunque -aquí va la gran contradicción- en este libro el estilo y los recursos me han aburrido por su reiteración, su abuso. Casi toda la novela funciona como una sonata cuyo estribillo regresa una y otra vez a través de una forma concreta: dos puntos + adjetivo y coma + adjetivo y coma + adjetivo y punto (vale: a veces no son adjetivos; pero ésta es la idea). Todo el tiempo: repetido, periódico, machacón. Hasta el final, sin escrúpulos, sin piedad con el lector. Y si bien esta estrategia me ha molestado y ha influido en mi disgusto y mi tedio, reconozco que la voluntad de estilo del autor por proponer una lectura pautada y rítmica y atreverse a desarrollar una fórmula peligrosa (por su cansina repetición) me ha cautivado, ha despertado en mí la curiosidad por saber cómo se ha enfrentado Martín a sus otros trabajos.
Lo que podría resumirse en: no me ha gustado, pero el autor me interesa.
Otras obras de Luisgé Martín en ULAD:La mujer de sombra, El amor del revés
Yo he leído también buenas críticas del autor, aunque no he leído nada suyo. Supongo que lo mejor es que lo compruebe por mí misma.
ResponderEliminarGracias por tu reseña. Un saludo.
No mientasss el autor no te interesa nada de nada y esta noche harás un ritual maya para quemar el libro.
ResponderEliminarMe ha gustado tu libro, el segundo digo. Habrá más? Espero q si
Llamarse Luisgé para evitar el Luis García ya es un dato: pobre hombre; le importa más (o menos) su nombre que lo que escribe.
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