Título original: Outer dark
Año de publicación: 1968
Valoración: muy recomendable
Imaginemos lo siguiente: Estados Unidos, siglo XIX, los hermanos Rinthy y Culla Holme viven en una cabaña en un lugar perdido en un estado del Sur. Rinthy está embarazada de Culla y éste decide abandonar en el bosque a su hijo/sobrino nada más nacer, y decirle a su hermana que ha muerto. Pero la chica descubre la mentira y sale en busca del pequeño, quien (sin que ninguno de los dos lo sepa) ha sido rescatado por un buhonero.
Éste es el punto de partida de La oscuridad exterior, una novela en la que además del viaje emprendido por Rinthy, se narra el que realiza Culla en busca de ésta, así como la travesía de tres extraños asesinos que se dedican a acosar a los protagonistas y a dejar un rastro de sangre y muerte allá por donde pasan.
En esta sangrienta y desasosegante fábula, McCarthy nos ofrece una cruda historia en la que la idea del pecado, la culpa, la amoralidad y los ritos de expiación (en general, tan raros y turbios como los personajes que los llevan a cabo) están continuamente presentes, guiando los pasos de los protagonistas y condicionando sus movimientos. Aunque los diálogos no son extensos, bastan para esbozar a los personajes, que se nos muestran instintivos, básicos, casi salvajes, como si fueran un animal más de los que pueblan los paisajes que el autor describe en esta obra.
Los paisajes, a su vez, tienen tal carga simbólica que llegan a ser un personaje más de la novela, haciendo suyos los sentimientos de los protagonistas y mostrando la tragedia final que está por llegar, consiguiendo que el lector no tenga un minuto de descanso.
Este libro, aviso, es una muestra de la prosa densa (y también de gran calidad) de Cormac McCarthy, por lo que le encantará a todo aquel al que le gusten otros libros del autor (especialmente Meridiano de sangre), pero será intragable para todos aquellos que no sean fans del mismo.
También de Cormac McCarthy en ULAD: No es país para viejos, El Sunset Limited, Meridiano de sangre, Hijo de Dios, La carretera
Yo la calidad a la prosa no ya densa, sino densísima de Meridiano de Sangre no se la vi, así que agradezco profundamente la reseña.
ResponderEliminarEl amigo Cormac, siempre tan cachondo...
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