Idioma original: gallego
Título original: As voces baixas
Año de publicación: 2012
Valoración: Recomendable
La verdad es que no soy nada mitómano en relación con los escritores: hay gente a la que le gusta leer entrevistas, (auto)biografías, reportajes sobre la vida de los escritores; no es que eso tenga nada de malo, no lo estoy criticando, pero a mí me interesa fundamentalmente la obra de los escritores, y no su vida (incluso en aquellos casos en que existe una relación bastante próxima entre vida y obra). Digo esto para aclarar que a lo mejor a otro tipo de lectores este libro les puede resultar más interesante que a mí, y disfrutarlo más...
Porque Las voces bajas es un libro autobiográfico, o un libro de memorias si se quiere, en el que Rivas desgrana, de una forma algo impresionista, sus recuerdos de infancia y adolescencia en Castro de Elviña, un barrio a las afueras de La Coruña. Habla de su familia, de su madre lechera, de su padre albañil, de las dificultades para conseguir sacar adelante a los cuatro hijos, de la educación y la vida durante el Franquismo... Habla de las costumbres de los campesinos gallegos, de las lavanderas y las mujeres que llevaban cien lechugas sobre su cabeza, de los juegos infantiles y los ya no tan infantiles...
El libro está escrito con espíritu lírico, no intenta tejer una historia sino transmitir una visión, quizás algo idealizada, de una época en la vida del autor y de Galicia. Se nota en el texto, en todo caso, un sentimiento de nostalgia, que se podría denominar "romántica" en el sentido decimonónico del término, por las costumbres y las formas de vida tradicionales, hoy en buena parte desaparecidas.
Un sentimiento parecido trasluce a veces en Bilbao-New York-Bilbao de Kirmen Uribe, solo que en el caso de Kirmen Uribe esta nostalgia romántica está compensada con muchos otros elementos que muestran la abertura hacia el presente y el futuro, y sobre todo está envuelta en un formato narrativo pos-moderno más próximo de la autoficción que de la autobiografía. En Rivas no: en Rivas el tono es confesional; la estructura narrativa es simple y no problemática ni problematizada, y el contenido, aunque seguramente a Rivas no le guste esta palabra, predominantemente saudosista.
Personalmente, los pasajes que más me han gustado del libro (y esto quizás sea deformación profesional o vicio personal) son aquellos en los que se habla de la "boca de la literatura", una expresión que Rivas gusta de usar a menudo. Son aquellos momentos en los que, en medio de la vida diaria más diaria, se abre un espacio para la belleza, la creatividad, la fantasía o el ingenio. Puede ser una historia contada en voz baja por la madre; o una ocurrencia irónica del padre; o una expresión coloquial pero cargada de sentido y sonoridad... La boca de la literatura está en todas partes, o mejor, puede estar en cualquier parte, agazapada en la cotidianeidad.
Como una última nota triste, en el libro se menciona varias veces el pueblo de Sada, cerca de La Coruña, y eso me trajo a la memoria a nuestro compañero Ensada. Me habría gustado comentar este libro con él, a ver qué le parecía, y si sus recuerdos coincidían o no con los de Rivas.
También de Manuel Rivas en ULAD: Ella, maldita alma, ¿Qué me quieres, amor?
Muy atractiva esta autobiografía que me apunto sin duda. Bonita reseña.
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ResponderEliminarPodrian poner el resumen de este libro, ayudaria a mucha gente y estaria bn
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