Idioma original: italiano
Título original: Morte dell'Inquisitore
Año de publicación: 1964
Valoración: Muy recomendable
Leonardo Sciascia (que se pronuncia, más o menos, como "Shasha") es una figura interesante de la literatura y la cultura italiana de la segunda mitad del siglo XX: profesor, periodista, político (famoso por sus discursos irónicos, directos, afilados) y escritor de novelas policiacas alejadas de la norma, sin un final cerrado y reconfortante; un escritor que mucho antes que Saviano se atrevió a retratar el mundo de la mafia y sus promiscuas relaciones con el poder político y económico.
Esta Muerte del inquisidor es una obra peculiar, una reconstrucción histórica pero con un inevitable aire de relato novelesco. Recrea, a través de una documentación bastante amplia, el asesinato del inquisidor Juan López de Cisneros a manos del fraile Diego La Matina en 1657, durante el proceso de interrogatorios (léase torturas) a que el fraile fue sometido antes de ser condenado a morir en la hoguera. La obra parte de un misterio casi policiaco: el origen desconocido de la persecución de la Inquisición contra La Matina: ¿quizás algún tipo de herejía religoso-política relacionada con el cuestionamiento de la propiedad privada? ¿Por qué, si era en efecto un hereje peligroso, la Inquisición encarceló y condenó a La Matina a varias penas menores antes de su condenación definitiva?
El "caso" que da origen al texto sirve de punto de partida para la presentación más amplia del régimen de terror implantado por la Inquisición en Sicilia, y en el resto de los reinos cristianos durante varios siglos: un régimen de delaciones, torturas, abusos de poder, brutalidad y fanatismo en el que, viene a decir Sciascia a lo largo del texto, la religión no pasaba muchas veces de una mera excusa para el ejercicio de un poder absoluto y arbitrario. Del mismo modo que el caso de De La Matina sirve para representar a toda la Inquisición, la Inquisición sirve para representar a todas las formas de poder omnímodo e ilimitado, sea cual sea su origen.
La lectura del texto gana con el paso de las páginas: al principio resulta fácil perderse entre la maraña de datos, nombres, fechas y documentos, hasta encontrar el hilo central que guía la historia. Después asistimos fascinados (con una fascinación algo morbosa, es cierto) a la representación de los terrores de las sesiones de tortura y las iniquidades de un sistema seudo-judicial sádico y corrupto.
Por cierto que el traductor de la obra, Rossend Arqués, merece una mención especial por su trabajo en la traducción de los fragmentos de documentos de los siglos XVI y XVII, en los que ha hecho un esfuerzo por reproducir la distancia gráfica y gramatical del original italiano, imitando la ortografía vacilante del español de la misma época. Probablemente un experto en historia de la lengua española pondría algunos reparos a algunas de las soluciones adoptadas, pero para el lector no especialista el efecto está muy bien conseguido. Algo menos mérito tiene el corrector ortotipográfico del texto (cuyo nombre nunca conoceremos) al que se le han escapado algunas erratas molestas (acentos, comas que sobran, espacios que faltan, etc.).
Nota final: Es imposible (para mí, por lo menos) hablar de Sciascia y de sus obras y no pensar en Andrea Camilleri, otro escritor siciliano, admirador de Sciascia para más señas, y que, como él, compagina la escritura de novelas policiacas (frecuentemente muy críticas con el sistema policial, político y judicial) y el compromiso político. De hecho, esta Muerte del inquisidor me ha recordado en cierto modo a Las ovejas y el pastor, una obra igualmente a medio camino entre el ensayo histórico y la novela, y que también reflexiona sobre el poder religioso, su vinculación con los poderes más terrenos y sus consecuencias en la vida social siciliana. La obra de Sciascia, en todo caso, tiene una profundidad y una resonancias más amplias que la de Camilleri.
Otros libros de Leonardo Sciascia en Un Libro al Día: El archivo de Egipto, Una historia sencilla, Puertas abiertas, Actas relativas a la muerte de Raymond Roussell, El caballero y la muerte, Los apuñaladores
Me habían hablado de este libro pero no sabía si comprarlo o no. Después de tu valoración y tus comentarios lo agregaré a mi lista.
ResponderEliminarHace muchísimo que oí hablar de este libro y ya se me había ido de la memoria. Pero, gracias a ti, volveré a tenerlo en cuenta para futuras lecturas. Parece muy interesante.
ResponderEliminarHace muchísimo que oí hablar de este libro y ya se me había ido de la memoria. Pero, gracias a ti, volveré a tenerlo en cuenta para futuras lecturas. Parece muy interesante.
ResponderEliminarSciascia no sólo es uno de los grandes escritores italianos de todas las épocas: en relación con el tema de la Mafia, fue no sólo el primero sino el único que en su momento se atrevió a denunciar la existencia de esta criminalidad en Sicilia, cuando para el restpo del mundo no era más que, como mucho,una manifestación "folclórica" de la isla. Pero además fue también el único que se atrevió a denunciar, muchos años más tarde, en los 80 los peligros de la existencia de una "antimafia" profesional, y le hicieron pagar por ello, acusándole de ser casi cómplice precisamente de la Mafia. ¿A nadie le suena esta historia, pero trasladada al escenario vasco? Amí sí. Por cierto todos los libros de Leonardo Sciascia son absolutamente recomendables.
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