Título original: Spurious
Año de publicación: 2011
Valoración: muy recomendable
A Lars, el protagonista de este libro, le gustaría ser escritor. A su amigo W. también. Pero como no tienen el talento necesario o no dedican las suficientes horas al oficio o es que han nacido en la época equivocada o vete a saber por qué otra razón –inventada o real–, ninguno de los dos puede vivir de lo que escribe. Quizá podría hacerlo W., que tiene más talento que Lars y, además, trabaja en sus textos mucho más tiempo que su amigo, pero al final resulta que ni uno ni otro ven cómo se les abren las puertas del mundo literario e intelectual.
W., a quien conocemos gracias a que Lars no deja de hablar de él, sabe que, para poder llegar a ser como Kafka, su gran ídolo (o como Blanchot o como cualquier otro literato famoso y lo suficientemente maldito para resultarle atractivo), tiene que vivir como él. Tiene que tener la misma existencia desgraciada, vivir en una Europa convulsa y abandonarse al alcohol o las drogas o lo que sea que toque.
Pero eso tampoco vale. Y como se dan cuenta de que nunca conseguirán lo que desean, de que son dos Max Brod sin Franz Kafka, W. centra su existencia en descargar su frustración y su gran colección de aforismos y citas literarias (más como muestra de lo que le gustaría saber que de lo que en realidad sabe) sobre Lars, al tiempo que lo insulta y ridiculiza, y le hace responsable de su propio fracaso, mientras éste concentra sus esfuerzos en lidiar con una extraña humedad que está invadiendo su casa y lo está desterrando de la misma
Gracias a las vidas de estos dos aspirantes a escritores que matan el tiempo acudiendo a presentaciones de libros y bebiendo ginebra, Lars Iyer teje una sutil pero afilada crítica del mundo literario actual. Así, se llega a la conclusión de que lo verdaderamente importante no es escribir y realizar un buen trabajo, sino que el "escritor" sea visto, que tenga contactos, que sea tomado como referencia y, sobre todo, que lleve un estilo de vida "literario", si es que alguien sabe realmente qué es eso.
Magma (o Spurious, en su versión original) es la primera entrega de una trilogía (que se completa con Dogma y Exodus) en la que su autor (profesor de filosofía) se dedica a diseccionar la vacuidad del mundillo literario. Y vaya si lo consigue. En apenas 165 páginas Iyer nos da una lección de escritura y de análisis que nos trae a la memoria ciertas reflexiones que ya hizo en su momento Dubravka Ugrešić (aquí). Sin duda alguna, un libro perfecto para disfrutar de la literatura y para replantearse unas cuantas cosas acerca del sinsentido en el que se está convirtiendo la figura del escritor últimamente.
W., a quien conocemos gracias a que Lars no deja de hablar de él, sabe que, para poder llegar a ser como Kafka, su gran ídolo (o como Blanchot o como cualquier otro literato famoso y lo suficientemente maldito para resultarle atractivo), tiene que vivir como él. Tiene que tener la misma existencia desgraciada, vivir en una Europa convulsa y abandonarse al alcohol o las drogas o lo que sea que toque.
Pero eso tampoco vale. Y como se dan cuenta de que nunca conseguirán lo que desean, de que son dos Max Brod sin Franz Kafka, W. centra su existencia en descargar su frustración y su gran colección de aforismos y citas literarias (más como muestra de lo que le gustaría saber que de lo que en realidad sabe) sobre Lars, al tiempo que lo insulta y ridiculiza, y le hace responsable de su propio fracaso, mientras éste concentra sus esfuerzos en lidiar con una extraña humedad que está invadiendo su casa y lo está desterrando de la misma
Gracias a las vidas de estos dos aspirantes a escritores que matan el tiempo acudiendo a presentaciones de libros y bebiendo ginebra, Lars Iyer teje una sutil pero afilada crítica del mundo literario actual. Así, se llega a la conclusión de que lo verdaderamente importante no es escribir y realizar un buen trabajo, sino que el "escritor" sea visto, que tenga contactos, que sea tomado como referencia y, sobre todo, que lleve un estilo de vida "literario", si es que alguien sabe realmente qué es eso.
Magma (o Spurious, en su versión original) es la primera entrega de una trilogía (que se completa con Dogma y Exodus) en la que su autor (profesor de filosofía) se dedica a diseccionar la vacuidad del mundillo literario. Y vaya si lo consigue. En apenas 165 páginas Iyer nos da una lección de escritura y de análisis que nos trae a la memoria ciertas reflexiones que ya hizo en su momento Dubravka Ugrešić (aquí). Sin duda alguna, un libro perfecto para disfrutar de la literatura y para replantearse unas cuantas cosas acerca del sinsentido en el que se está convirtiendo la figura del escritor últimamente.
Ya está: esta es la reseña que colma el vaso. En tal que me termine el de Chirbes me pongo con este.
ResponderEliminarUn post precioso! Ya he publicado un post con el primer capítulo de mi libro, POR FAVOR deja un comentario con tu opinión acerca de él! Sigo tu blog :)
ResponderEliminarhttp://kate-rose-blair.blogspot.com.es/
Kiss
Suena muy bien. Otro más para "Pendientes"...
ResponderEliminar¡Guau, una novela sobre escritores!¡O mejor aún, sobre aspirantes a escritores! ¡O mejor aún, sobre aspirantes fracasados a escritores!
ResponderEliminarEstoy deseando leerla... (¡¡o mejor aún, estoy deseando leer los tropecientos comentarios que le van a hacer en todos los blogs sobre libros!!)